sábado, 28 de marzo de 2015

¿Por qué ayunan los musulmanes?


ayuno
¿Por qué ayunan los musulmanes?
El ayuno ha estado y está presente en todas las tradiciones espirituales de la humanidad. Abstenerse de alimentos durante un tiempo no sólo calma el cuerpo y la mente física, si no que nos permite indagar en nuestro espíritu, reflexionar, y tal vez apreciar mejor los dones que disfrutamos durante el resto del año.
El ayuno es una vía para la formación del ser humano. Es una práctica destinada a limpiar y purificar el alma y un modo de perfeccionar nuestro carácter.
En el judaísmo, por ejemplo, se celebra el Yom Kipur, Día de la Expiación, durante el cual, los judíos deben ayunar y pasar la mayor parte del día en la sinagoga reflexionando sobre su pasado y preparándose para comenzar un nuevo año.
El cristianismo también incluye días de ayuno como una práctica espiritual. Durante la Cuaresma, si bien no se prescribe el ayuno de forma estricta, a menudo es un tiempo dedicado a la reflexión y la abstinencia.LaCuaresma prepara el alma mediante la práctica de la austeridad.
En el islam, el mes de Ramadán es un mes sagrado para los musulmanes. En él, Dios ordenó que fueran revelados los textos sagrados del Corán al Profeta Muhammad. También se considera sagrado porque en él tiene lugar Laylatul Qadr (la noche del destino) en la cual Dios determina todos y cada uno de los eventos que ocurrirán en su creación durante el siguiente año.
El ayuno durante este mes presenta efectos tanto en lo individual como en lo social. Fortalece nuestra paciencia y aumenta la tranquilidad de nuestro espíritu. El ayuno propicia la austeridad y la moderación, lo que a su vez fortalece en el ser humano el poder de autocontrol y la dominación de sus deseos.
Durante el mes de Ramadán no solamente se deja de comer y beber durante el día, se trata también de reducir nuestro grado de atención sobre las cosas del mundo exterior para volverse hacia dentro y limpiar tanto el cuerpo como el alma de toxinas.
El propósito del ayuno es, por tanto, lograr una cercanía espiritual con Dios por medio de la abstinencia y la reflexión, pudiendo obtener grandes beneficios en materia de fe y conciencia.
«¡Creyentes!, se os ha  ordenado que ayunéis, de la misma manera que fue ordenado a quienes os precedieron. Quizás así seáis temerosos de Dios» 2:183

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