sábado, 25 de abril de 2015

Annemarie Schimmel: Construyendo puentes entre oriente y occidente

¿Quién fue Annemarie Schimmel? ¿Cómo influyó en Oriente y Occidente y cuál fue la magnitud de sus logros?

24/04/2015 - Autor: Samet Er - Fuente: Revista Cascada
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Annemarie Schimmel.
Este artículo informa sobre la vida, obras y esfuerzos de Annemarie Schimmel (m. 2003) o Cemile («Hermosa»), como se la llamaba en oriente. ¿Quién fue Annemarie Schimmel? ¿Cómo influyó en Oriente y Occidente y cuál fue la magnitud de sus logros?
Annemarie Schimmel nació en Erfurt, Alemania, en 1922. Creció en un hogar donde a menudo se hablaba sobre misticismo y filosofía. Fue una de esas jóvenes alemanas de los siglos XIX y XX que se dormían oyendo las historias de«Las mil y una noches». Su padre, un empleado de correos, estaba profundamente interesado en el misticismo.
Durante la época nazi, la joven Annemarie descubrió su pasión por la lengua y la cultura árabes. Una vez por semana, recibía clases particulares de Estudios Árabes e Islámicos de Hans Ellenberg, a quien llamaba Efendi. Con 19 años había completado ya su doctorado sobre el tema «La situación del Califa y los Cadíes en el Antiguo Egipto Medieval». Publicó más de 120 libros y estudió y tradujo, entre otros, a poetas árabes y persas tales como Mawlana Rumi, Ibn Ataullah, Hallay, Yunus Emre y Muhammad Iqbal, quienes escribieron sobre el misticismo y el amor de Dios. Como erudita islámica, sigue siendo muy valorada tanto en Oriente como en Occidente. A continuación presentamos un ejemplo:
Amor
En profunda pasión mi corazón cayó
¡Basta con mirar lo que el amor me ha hecho!
Entregué mi cabeza a la lucha y al dolor –
¡Basta con mirar lo que el amor me ha hecho!
En silencio me lloro a mí mismo,
mientras el amor me tiñe de sangre,
no puedo estar sobrio, no puedo estar confundido –
¡Basta con mirar lo que el amor me ha hecho!
Yunus Emre
Conocía varios idiomas como el turco, persa, urdu, turcomano, francés, pashtún, hindi, kurdo, sueco y también árabe, de manera que podía hablar en más de 10 dialectos. Además de su talento para el aprendizaje de idiomas, también fue una oradora aventajada que llegó a impartir conferencias en turco, persa y árabe, que a veces duraban horas.
Sentía una pasión especial por la ornamentación, la caligrafía y la arquitectura. Casi todos sus libros publicados están ilustrados y muchos capítulos se introducen con versículos coránicos caligrafiados. Uno de sus libros se titula «En el Nombre de Allah, el Misericordioso».
Annemarie Schimmel recibió muchos premios y distinciones: doctorados honoríficos de las universidades de Konya, Islamabad, y Sind; la Medalla de Hilal-i Imtiyaz (el premio más importante en Pakistán); la Medalla de Oro de la ciudad de Estambul; la Medalla de las Artes y las Ciencias de la República de Turquía; el Premio de la Paz de los Libreros Alemanes y la Cruz Federal del Mérito. Debido a su fuerte compromiso por un mejor entendimiento entre las naciones, sus consejos fueron tomados en serio en todo el mundo. Tras su muerte no ha sido olvidada; en la metrópoli paquistaní de Lahore, por ejemplo, hay una calle importante que lleva su nombre: La avenidaHiyaban-i Annemarie Schimmel. En Irán es muy apreciada y frecuentemente citada. En Turquía se inmortalizó como la inolvidable Cemile.
Construyendo puentes
«Hoy en día los círculos más amplios de nuestra sociedad se dan cuenta de lo necesaria que es una cierta comprensión de otras culturas para evitar las peligrosas generalizaciones que inundan los medios de comunicación. Debemos aprender acerca de la historia del "otro". En mi opinión, es también muy necesario ocuparnos de la historia intelectual del Islam, reconocer sus más importantes logros culturales, y esforzarnos por encontrar un terreno común, aunque muchas veces sea una tarea difícil».
Durante su vida académica, Annemarie Schimmel se dedicó intensamente a mejorar el mutuo entendimiento entre el Islam y Occidente. Mediante su profundo análisis, difundió el contenido ideológico y artístico de la cultura islámica y, especialmente, su belleza y riqueza intelectual, no sólo entre los lectores alemanes o europeos, sino también entre los estadounidenses y los de otras culturas. Siempre estaba comprometida con el diálogo, e hizo un esfuerzo —a través de los medios de comunicación, la literatura y las reuniones presenciales— para suscitar el interés de los cristianos en la cultura islámica y de los musulmanes en la cultura cristiana. En los versos de famosos poetas y místicos musulmanes conoció el «verdadero islam» que se inserta en el corazón del creyente a la espera de ser descubierto.
Según su opinión, el primer requisito para el diálogo es el conocimiento de la propia cultura y de la ajena, ya sea a través de una persona cristiana, judía o budista.
«Sin el conocimiento mutuo no hay un entendimiento mutuo, sin comprensión no hay respeto mutuo ni confianza, y sin confianza no hay paz sino el riesgo de un enfrentamiento.»
Annemarie Schimmel nunca habría entrado en un diálogo sin el conocimiento de esa otra cultura diferente. Creía que la gente debe mantener y practicar sus propias religiones. Deben tomarlas en serio y, al mismo tiempo, tratar de llegar a conocer otras culturas y valores, y aceptarlos. En muchas conversaciones y entrevistas, lamentó que la cultura islámica y la cristiana se ignorasen tanto entre sí, porque, si se conociesen, seguramente se apreciarían mutuamente, tal y como ella misma lo experimentó continuamente durante sus largas estancias en los países islámicos. Según ella misma decía, incluso el hecho de mantener una breve conversación con un taxista puede ser muy valioso en este sentido.
Fue amiga de multitud de personas de otras culturas. Su imagen del Islam no se formó básicamente por sus años de dedicación a la literatura y el arte islámicos, sino más bien por los encuentros con amigos musulmanes de todo el mundo y de todas las clases sociales, que la invitaron y recibieron con cariño en sus casas, familiarizándola con su cultura.
La señora Schimmel viajó con su madre desde Edirne a Konya y Gaziantep, a través de Anatolia. Se reunieron con muchas personas, de todos los estratos sociales, cada una de las cuales les enseñaron una faceta distinta de la cultura turca.
«Tenemos que llegar a conocer mejor a las otras culturas. En eso no hay límite, siempre hay algo nuevo que aprender o que hacer: lecturas, conferencias, o simplemente mantener a las personas informadas. Todo el mundo que conoce el Islam sabe que el Islam y el terrorismo no tienen nada en común», dijo en una entrevista. Se apoyó en una cita de San Agustín, «Res tantum cognoscitur quantum diligitur» (Sólo entiendes aquello que amas), y en un proverbio árabe que se menciona en las obras en prosa de Rumi: «El hombre es enemigo de lo que no conoce».
Sólo unos pocos cristianos saben que, en el islam, Jesús es considerado un precursor de Muhammad, la paz sea con ellos, y que, por lo tanto, goza de la más alta estima entre los musulmanes, en tanto que Muhammad tiene una imagen negativa en Occidente. La señora Schimmel se quejó de este hecho. En su libro Jesús y María en el misticismo islámico, señaló que Jesús es mencionado en el Corán en 15 capítulos y en un total de 93 versículos, y que María es la única mujer mencionada en el Corán por su nombre y que, por lo tanto, es una figura muy importante para todas las musulmanas.
Su mayor preocupación era establecer un diálogo entre iguales. En Alemania, se lamentó y criticó que, durante mucho tiempo, los obispos católicos no tenían como interlocutores más que a ingenieros y distribuidores turcos. Schimmel consideraba este hecho como el principal obstáculo para la comprensión mutua. Por ello, recomendó al gobierno alemán institucionalizar la educación de los imames y los teólogos islámicos. Ocho años después de su muerte, su deseo se hizo realidad. En abril de 2011 se celebró la inauguración del Centro de Teología Islámica en Tubinga, un hito para el diálogo interreligioso en Alemania.
La señora Schimmel dio a conocer la cultura turca en Alemania y la cultura alemana en los países de mayoría musulmana. Durante una estancia de cinco años en Turquía, escribió numerosos artículos, bajo el seudónimo de Cemile Kıratlı, para las revistas«Hayat» e «Istanbul». Nunca olvidó sus raíces, pero al mismo tiempo trató siempre de absorber a las otras culturas.
Annemarie Schimmel murió en Bonn, en 2003, a los 81 años. Antes de morir dijo que tenía ganas de ver por fin el Más Allá con sus propios ojos, y no sólo leer sobre él. Su último deseo fue que en su funeral se recitara el primer capítulo del Corán. Sus amigos grabaron en su lápida el epitafio de su vida, en alemán y en persa: «Los hombres están dormidos. Sólo cuando mueren despiertan».
Conclusión
En su búsqueda de la comprensión mutua, Annemarie Schimmel fue un modelo a seguir para todo el mundo. Es importante que nuestra sociedad respete sus esfuerzos y siga su ejemplo. Es fundamental que las culturas islámica y cristiana lleguen a conocerse mejor en el futuro, porque es esta la única manera de contrarrestar los prejuicios y los malentendidos. Annemarie Schimmel, Herder, Goethe, Klee, Rilke, Rumi, Yunus Emre e Iqbal han demostrado que, de hecho, no existen barreras infranqueables entre culturas y religiones.
«Entonces un día —Inshallah, si Dios quiere— encontraremos, al igual que Goethe, una fórmula que enriquezca a ambos lados: a Oriente a través del encuentro con la cultura europea arraigada y a nosotros mediante el conocimiento de un pasado infinitamente rico y una cultura oriental versátil que aflora en la literatura y en la gramática, no sólo en la cumbre de la mística sino también en las flores más bellas de los arabescos. Entonces tal vez podamos decir un día (como Goethe tan bien lo expresara): "Oriente y Occidente ya no se pueden separar"».
Estas son algunas de las obras de Schimmel: A través del velo: Poesía Mística en el Islam (1982); Dimensiones místicas del Islam (1975); Introducción al Islam (1992);Mi alma es una mujer: lo femenino en el Islam (1997); Un brocado de dos colores: Imágenes de la poesía persa (1992); Mohammad Iqbal, poeta y filósofo (1960);Caligrafía y Cultura islámica (1990); Danza de chispas: Imágenes de Fuego en la poesía de Ghalib (1983).
Samer Er es estudiante de teología en la Universidad de Tübingen, Alemania.

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