viernes, 8 de mayo de 2015

CREAN BASE DE DATOS DE VOLCANES ACTIVOS EN MEXICO


CREAN BASE DE DATOS DE VOLCANES ACTIVOS EN MeXICO


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El Popocatépetl y el Volcán de Colima, los más estudiados
Patricia López, 04 de mayo de 2015
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Volcán de Colima.
Foto: Juan Carlos Gavilanes Ruiz.
Conocer lo antes posible hacia dónde viajará la ceniza de un volcán o por cuál ladera se formará un lahar (flujo de sedimento y agua) al bajar en plena temporada de lluvias, son algunos aportes de una base de datos creada en el Centro de Geociencias para vigilar e informar sobre los volcanes activos de México.
En un país donde el Cinturón Volcánico Transmexicano atraviesa de oeste a este el territorio a lo largo de 880 kilómetros, hay por lo menos 14 volcanes activos, la mayoría dentro de esa zona y algunos fuera de ella, destacó Lucía Capra, investigadora y secretaria académica de esa entidad.
Desde 2007, Capra y un grupo de colegas crearon la base de datos www.geociencias.unam.mx/mexican_volcanoes, que les permite reunir e intercambiar información científica (publicaciones, mapas, simulaciones numéricas) y de divulgación para todo público (mapas de peligro, fotografías y videos).

Monitoreo

Actualmente, el sitio contiene información más abundante del Volcán de Colima (ubicado entre Colima y Jalisco), sobre el que la universitaria encabeza un grupo de trabajo continuo, y del Popocatépetl (entre el Estado de México, Puebla y Morelos), pero también inició ya con datos del Ceboruco (en Nayarit), el Chichón (en Chiapas) y el Pico de Orizaba (entre Puebla y Veracruz).
“Nos dimos cuenta de que había muchos investigadores, de la UNAM y de otras universidades, que indagaban sobre volcanes activos. Creímos oportuno realizar una base informativa para reunir los trabajos, saber qué hace cada quién e interactuar”, dijo.
Toda la información del sitio ha sido validada por una publicación científica. “No consideramos aquella de la que hay duda de su origen”.
Se incluyen publicaciones científicas, la historia geológica y eruptiva de cada coloso activo, y se busca agregar proyectos de alumnos de posgrado que trabajen sobre el tema.
“Hoy activos son, principalmente, el Volcán de Colima y el Popocatépetl, pero potencialmente hay 10 o 12 más. Tenemos el ejemplo del Chichón, que antes de 1982 no era activo ni peligroso y tuvo una erupción fuerte”, recordó.
En la base, el usuario puede seleccionar el coloso de su interés y acceder a la información disponible, como mapas geológicos o de peligros, así como reportes de la actividad eruptiva pasada.
“Algunos datos los producimos nosotros, pero involucramos a otros investigadores para que participen y nos digan cómo quieren que éstos se presenten”, precisó Lucía Capra.
El portal se actualiza a diario y de manera automática el pronóstico de la dispersión de cenizas del Popocatépetl y el Volcán de Colima. “El Servicio Meteorológico Nacional nos envía cada mañana el pronóstico de los vientos para las siguientes 72 horas y corremos un modelo que, en caso de haber una erupción en ese momento nos diría hacia dónde irían las cenizas. Funciona en un equipo de supercómputo que tenemos en el Centro de Geociencias”, señaló.
Otra fuente en tiempo real es el monitoreo de los lahares del Volcán de Colima, dos páginas con indicadores de dos barrancas principales, que se actualizan cada cinco minutos y ofrecen imágenes y algunas notas aportadas por dos sensores sísmicos instalados.
“Los sistemas de monitoreo de los lahares del Colima son únicos en México. Si llueve podemos ver si el agua se acumula de manera tal que pueda erosionar el material de la barranca y formar flujos de escombros”, abundó.
En ocasiones, por éstas bajan grandes bloques que miden más de un metro, arrastrados por flujos de lodo parecidos a coladas de cemento, que a su paso pueden dañar carreteras, perturbar a personas o destruir antenas de alta tensión, por ejemplo, como ha sucedido en años anteriores.
“Desde ese punto de observación, estos flujos tardan unos 20 minutos en alcanzar el poblado más próximo. Eso nos da la posibilidad de alertar a protección civil de que algo ocurre en la barranca para que estén atentos sobre alguna afectación a las localidades”, añadió la científica.
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Popocatépetl e Iztaccíhuatl.

Red sísmica

El Volcán de Colima tiene una red sísmica de ocho estaciones que depende de la universidad del estado, además de dos para lahares y cuatro sensores medidores de precipitaciones.
“Las estaciones de lluvia son necesarias en diversas laderas, pues los aguaceros pueden ser muy localizados, sobre todo a principio de la temporada. Son importantes para definir el umbral que puede disparar la formación de un lahar, es decir, la cantidad mínima de agua para que ocurran los procesos de escurrimiento y erosión en los cauces de los ríos.”
El Popocatépetl, cuya vigilancia está a cargo del Centro Nacional de Prevención de Desastres, tiene una red de monitoreo que permite estudiar la actividad sísmica, deformación del edificio volcánico y composición de las emisiones de gases.
“Tienen asesoría de un grupo de investigadores de la UNAM, que interviene en el análisis de los datos y de los posibles escenarios eruptivos. Actualmente trabajamos en un nuevo mapa de peligros del Popocatépetl y participo en la realización del modelado numérico. La idea es que, si conocemos el estilo eruptivo, el tipo y magnitud que tuvo el coloso hace miles de años, se pueden hacer posibles escenarios y prever las zonas de eventual afectación”, acentuó.
Para complementar la base de datos, a finales de este año se propondrá un nuevo detalle de peligro para el Popo; además, se avanza en la captura de información del Ceboruco con ayuda de la Universidad Veracruzana; en cuanto al Pico de Orizaba y el Cofre de Perote, inician la inclusión de mapas geológicos y de la información derivada de publicaciones recientes. “Tenemos más de 300 mil visitas de todas partes del mundo, pues hay distintos niveles de información”, finalizó.

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