DESAFÍO YIHADISTA La expansión
El Estado Islámico se pone de moda entre los jóvenes turcos
El grupo yihadista gana adeptos en la Universidad de Estambul y las provincias rurales
Las autoridades persiguen antes a los militantes de izquierdas antes que a los islamistas
Militantes islamistas sobre un coche en Raqqa (Siria), la capital del Estado Islámico REUTERS
"En clase se respira terror. Algunos padres de provincias han pedido a sus hijos que vuelvan a casa". Consecuencias, según el estudiante de literatura Mustafa Hasan Günes, de una oleada de ataques de hordas de exaltados a su campus de la Universidad de Estambul.Estos asaltos, aunque habituales durante décadas, ahora arrecian y se lanzan bajo la bandera negra del Estado Islámico (IS). Cuya simbología está dotando de identidad a cada vez más jóvenes de religiosidad mal asumida.
Günes y sus colegas, militantes de izquierdas, montaron a principio de curso una mesa informativa, en el campus, para denunciar el asedio del IS a la localidad kurdo siria de Kobane. "Durante dos semanas" los vándalos, garrote en mano, al grito de 'Allah hu akbar' (Dios es grande) y señalando con el índice al cielo -gesto popularizado por el IS-, arrasaron el tenderete en varias ocasiones. Algunos de ellos venían de fuera, "pero en nuestra universidad hay bandas pro IS", asegura el joven.
Las hostilidades alcanzaron su cénit el 13 de octubre pasado. "Al entrar en el campus todos los de izquierdas juntos para cubrirnos, los pro IS nos atacaron. La policía intervino, aprovechado la confusión, y empezó a perseguirnos clase por clase". En las horas siguientes detuvieron nueve asaltantes y 30 asaltados. A los primeros los liberaron sin cargos al poco. Quince de los segundos, explica su abogada Aycan Kaya, se enfrentan a un juicio por violar la ley de manifestaciones.
Los sucesos de la Universidad de Estambul evidencian el doble rasero con que el gobierno turco trata dos fenómenos políticos confrontados. "Aunque en los vídeos se ve claramente quien ataca y quién no, toda la culpa recae en los de izquierdas", subraya Kaya. Los islamistas, a quienes hasta se intervino un machete en el campus, no se amilanan. En un comunicado publicado en internet, reivindican su acción: "Si hay que pedir cuentas a alguien, que no sea a quienes hacen la yihad".
Tampoco deben temer a la administración a tenor de lo visto. En la Universidad Politécnica de Oriente Medio (ODTU) de Ankara, algunos policías cargaron hace poco contra una protesta de estudiantes anti IS, mientras imitaban el gesto con el dedo índice de los asaltantes de Estambul. A lo largo de los últimos meses, la publicación de fotografías de turcos paseando por la calle con camisetas del IS, o colgando banderas yihadistas de sus balcones ha sembrado la polémica.
Los pro IS no se cortan a la hora de llamar abiertamente a la yihad en Siria, en las calles de Estambul, junto a organizaciones como Imkan Der y Özgür Der, presentadas como ONG de ayuda a los pobres. Justo al acabar el rezo del viernes, docenas de socios se juntan en la mezquita de Fatih, una de las más imponentes de Estambul, para criticar los bombardeos de la coalición anti IS. "Muchos luchadores y civiles están muriendo", lamenta Ridvan Kaya, presidente de Özgür Der.
"América está usando el Estado Islámico como excusa para atacar a toda la resistencia, como el Frente Nusra y Ahrar al Sham", critica Hamza a este periódico, mencionado los dos filiales de Al Qaeda en Siria y hermanas ideológicas del IS. Aun evitando hacer apología del IS, no esconden sus simpatías. "Apoyamos la resistencia islamista. No debe entenderse como apoyo al IS, sino a los oprimidos", alega Murat Özer, presidente de Imkan Der.
Aymenn Jawad al Tamimi, uno de los investigadores más reputados del fenómeno del IS, cree que la propaganda de los yihadistas,difundida velozmente y en múltiples lenguas a través de Internet, ha sido clave poner su causa en el 'mainstream'. "La ambición de un Califato global junto a la visión de revivir la gloria de la Umma -comunidad musulmana global- atrae a jóvenes occidentales y musulmanes de países como Turquia por igual", opina a este rotativo.
El IS ofrece una huida hacia adelante en plena crisis. Sentimiento de poder. Sentirse un escalafón por encima del resto de la sociedad. Según detalla a EL MUNDO una alta funcionaria turca de Seguridad, que pide no ser citada, "el perfil estándar es el de un joven de zona rural sin oficio ni beneficio. Sólo hay un graduado universitario". Añade que hay entre 400 y 500 turcos en las filas del Estado Islámico, algunos de ellos ocupando rangos superiores.
Militen o no, los groupies del IS pueden alimentar su pasión comprando las memorias del yihadista checheno Ibn Jatab en la librería Libros Globales, a cuatro pasos de la mezquita de Fatih. O hacerse por internet con tazas, llaveros y hasta pegatinas para el coche con el emblema del Estado Islámico. Ninguno de los dos negocios va nada mal. Como mencional algunos analistas, el Estado Islámico es ahora lo más cool, «como el punk lo fue en los años 70».
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