martes, 26 de mayo de 2015

Irak inicia la ofensiva para recuperar Ramadi


Irak inicia la ofensiva para recuperar Ramadi

  • La ONU ha alertado de que al menos 40.000 civiles han abandonado ciudad




     
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Bagdad ha iniciado este sábado la incierta reconquista de Ramadi, la capital de la provincia iraquí de Al Anbar capturada hace seis días por el autodenominado Estado Islámico. Las tropas, en su mayoría cientos de milicianos chiíes desplegados la semana pasada tras la humillante derrota, han comenzado a desplazarse hacia el frente para librar batalla contra las huestes del califato.
Según la prensa local, una caravana de milicianos y agentes iraquíes ha partido este sábado de la base militar de Habbaniya, a unos 30 kilómetros al este de Ramadi, en dirección a las localidades ocupadas por la organización yihadista inaugurando la contraofensiva para recuperar Ramadi, a tan solo 100 kilómetros al oeste de Bagdad. "Las operaciones militares para liberar Husayba, a 7 kilómetros al este de Ramadi han comenzado", ha declarado un coronel de la policía a Afp.
Algunas informaciones han precisado incluso que se han realizado pequeños avances en una estratégica villa, en el valle del Eufrates, recuperando el control de una comisaría local. La acción se concentra además en Siddiqiya y Madiq, enclaves disputados entre Bagdad y los acólitos de Abu Bakr al Bagdadi.
El lunes el primer ministro iraquí Haidar al Abadi dio luz verde al envío de 3.000 miembros del movimiento chií Hashid Shaabi (Movilización popular, en árabe) para librar "la batalla por la provincia de Al Anbar" ydetener el dramático avance yihadista ante un ejército y policía incapaces de resistir las embestidas. Una medida que se había resistido a adoptar para evitar nuevas tensiones sectarias en una zona de población suní.
El despliegue contó además con el plácet del consejo provincial de Al Anbar, que horas antes había aceptado por unanimidad solicitar su ayuda. Los yihadistas, como sucediera hace un año en la caída de Mosul, arrebataron el pasado domingo a las fuerzas de seguridad decenas de vehículos y un notable arsenal en la conquista de Ramadi. En apenas tres días de ofensiva lograron expulsar a las tropas gubernamentales de sus últimos feudos en Ramadi y controlar un 90 por ciento de Al Anbar, la provincia occidental donde comenzó el órdago a Bagdad a principios de 2014.

Huida masiva

El avance yihadista dejó 500 muertos, entre agentes y civiles caídos en combate y víctimas de ejecuciones sumarias. La ONU ha alertado de que al menos 40.000 civiles han abandonado Ramadi sumándose a las 120.000 almas que desde abril han huido de la zona. La mayoría de los desplazados ni siquiera ha podido alcanzar un destino porque se hayan atrapados en un puente cerrado por las autoridades en la ruta hacia Bagdad. La organización internacional ha denunciado que debido a las altas temperaturas y la falta de asistencia hay niños muriendo por deshidratación.
En el campo de batalla, entretanto, preocupa la amenaza sectaria. "Las milicias han obtenido cobertura legal para sus operaciones. Lo difícil será conseguir el apoyo local. Es cuestión de tiempo que Ramadi sea recuperado pero se necesita una estrategia coherente para afianzar el avance", señaló a EL MUNDO el analista iraquí Fanar Haddad.
La victoria del IS -seis semanas después de perder Tikrit, la cuna de Sadam Husein- revela otra vez la debilidad de las fuerzas de seguridad iraquíes y las fallas del plan trazado por EEUU en Irak. En los tres días previos a la caída de Ramadi la coalición internacional que desde agosto bombardea posiciones del IS en el país árabe efectuó hasta 19 ataques aéreos en las inmediaciones de la ciudad sin llegar a detener la sangría. De momento, Washington ha insistido en que "las fuerzas iraquíes tienen capacidad para tomar Ramadi con el respaldo de la alianza".
El desastre de Al Anbar, el bastión yihadista donde perdieron la vida cerca de 1.300 soldados iraquíes entre 2004 y 2007, también demuestra las resistencias políticas que en Badgad han convertido en papel mojado iniciativas como la formación castrense de las tribus suníes locales que se oponen al califato. "Hay que repensar las estructuras de seguridad y las relaciones de Bagdad con las provincias. La tan cacareada ley de la guardia nacional que debía ir encaminada en ese sentido sigue estancada", denunció el analista en referencia a la norma que preveía la creación de unas fuerzas del orden suníes para controlar su territorio y prevenir el sectarismo que durante la última década ha alienado a su población y ha sido caldo de cultivo para la expansión del IS.

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