viernes, 1 de mayo de 2015

Una curación con veneno

Una tablilla de arcilla que data del 2000-2100 a.C. describe las propiedades curativas del veneno de abeja (la apitoxina)

01/05/2015 - Autor: Mehmet Kara - Fuente: Revista Cascada
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Abejas en una colmena.
La abeja no sólo produce miel. También produce cera, polen, veneno, jalea real y propóleos. Estos productos, así como la miel, se han utilizado como terapia complementaria (apiterapia) en diversas aplicaciones médicas. Se utilizan para el tratamiento de alergias, enfermedades neurológicas, cáncer, resfriados, tos, colesterol alto, diabetes o quemaduras. Algunos de ellos incluso se utilizan para mejorar el rendimiento de los atletas.
No ha sido sólo la medicina moderna la que ha utilizado a las abejas y a sus productos como medios de curación. Una tablilla de arcilla que data del 2000-2100 a.C. describe las propiedades curativas del veneno de abeja (la apitoxina). En 1935, el forapin, que se aisló a partir del veneno de abeja, se introdujo en el mercado y todavía se sigue utilizando. El veneno de abeja se recoge mediante la colocación de un pequeño panel, que se parece a una parrilla en frente de la colmena de abejas. El panel está compuesto por alambres de metal por los que fluyen corrientes eléctricas de baja tensión. La entrada a la colmena se realiza atravesando estos cables. Las abejas que entran o salen de la colmena son sometidas a una leve descarga eléctrica y pican en el panel con su aguijón a modo de autodefensa. Entonces, el veneno de la abeja se deposita en una placa de vidrio colocada debajo del panel. El tóxico se recoge y se transforma en una especie de polvo sin dañar a la abeja.
La composición química y los efectos de la apitoxina
La apitoxina es un líquido claro, incoloro e inodoro, soluble en agua y resistente a temperaturas frías y calientes. Bajo temperaturas estacionales normales, este veneno se seca en unos 20 minutos y pierde entre el 65 y el 70% de su peso. Adquiere un color marrón amarillento al secarse. Se necesitan 10.000 aguijonazos de abeja para obtener un gramo de veneno.
Se han encontrado hasta 18 moléculas bioactivas diferentes en la composición del veneno de abeja. Algunas de estas son: melitina, adolapina, apamina, degranulación de mastocitos, histamina, fosfolipasa A, péptido, dopamina e hialuronidasa. Estas moléculas muestran las características del aminoácido, la proteína, la grasa, el azúcar y la enzima. La melitina y la adolapina son antiinflamatorios; la apamina aumenta la transmisión nerviosa; y la degranulación de mastocitos está dotada de propiedades que ayudan a mitigar las alergias. La melitina, que se compone de 26 aminoácidos, es la molécula principal de la toxina del veneno de abeja. La melitina desencadena la síntesis de la hormona cortisol que suprime la inflamación y aumenta la resistencia de las paredes celulares. También activa las células del sistema inmunológico que impiden la formación de radicales libres, que normalmente dañan las células y los tejidos. La adolapina, además de ser antipirética (reduce la fiebre), también es un analgésico y actúa en la prevención de la ciclooxigenasa que es una causa de infección. La apaminina, que consta de 10 péptidos, se cree que desempeña un papel en la curación de un sistema nervioso dañado.
Las bajas concentraciones de degranulación de mastocitos causan la síntesis de histamina, que desencadena una reacción alérgica; mientras que las altas concentraciones de la misma desempeñan un papel en la prevención de estas reacciones. Aunque estas moléculas se denominan veneno, se utilizan con fines terapéuticos.
El tratamiento con veneno de abeja
El hecho de que los tratamientos para el reumatismo no resulten totalmente eficaces ha incitado a pacientes y terapeutas a estudiar técnicas de tratamiento alternativas. El veneno de abeja ha ganado aceptación como técnica de curación complementaria en China, EE.UU. y Europa. En estos lugares han comenzado a aparecer Centros de Apiterapia. El mejor método para aplicar la apiterapia es el uso del veneno de abeja.
El veneno de abeja se inyecta en la piel o bien debajo de ésta, imitando la picadura de abeja, aunque también existen cremas o cápsulas de veneno de abeja. Las inyecciones funcionan de manera similar a una picadura real, o a la acupuntura. La acupuntura previene el dolor mediante el bloqueo de los canales del cerebro y la columna vertebral (opioides y alfa 2 adrenérgicos) que causan dolor. De manera similar, una picadura de abeja estimula la secreción de endorfinas, que son moléculas que alivian el dolor. Por lo tanto, en la medicina china es más común aplicar el veneno de abeja a través de la acupuntura. En algunos casos, la api-acupuntura se practica mediante la combinación de ambos tratamientos.
El tratamiento se inicia mediante la inyección de una pequeña cantidad de veneno de abeja debajo de la piel para ver si el paciente responde con una reacción alérgica. Si no se produce tal reacción, el tratamiento se continúa con una o dos picaduras más o con inyecciones. El tratamiento se lleva a cabo tres veces a la semana, aumentando progresivamente el número de picaduras de abeja y las inyecciones. Los pacientes que presentan algún tipo de reacción alérgica pueden manifestar dolor, hinchazón, picazón, enrojecimiento o —muy raramente— la muerte. Por lo tanto, la práctica del tratamiento con veneno de abeja sólo debe llevarse a cabo por expertos, y no debe probada por curanderos sin experiencia.
Así como para las afecciones reumáticas, el veneno de abeja se utiliza para el tratamiento de la artritis (artritis reumatoide), calcificación de las articulaciones (osteoartritis), debilitamiento de los huesos después del climaterio, reumatismo muscular (fibromialgia), y dolor crónico.
En un estudio realizado con 80 pacientes que padecían reumatismo articular inflamatorio, 40 de ellos fueron tratados con veneno de abeja dos veces a la semana durante dos meses. Al resto de los pacientes se les inyectó suero fisiológico. El primer grupo mostró mejoras significativas en las articulaciones sensibles e inflamadas, rigidez matutina y dolor.
En un estudio similar, los pacientes con reumatismo articular inflamatorio fueron inyectados con veneno de abeja tres veces a la semana durante tres meses, y hubo una disminución significativa en las quejas de los pacientes, por lo que este estudio también demostró que el veneno de abeja puede ser utilizado para el tratamiento del este tipo de afección.
Desde hace tiempo se ha ido observando la calidad de la curación mediante las abejas. Si reflexionamos sobre este regalo, es difícil no admirar su diseño inteligente.
Especializado en zoología, Kara es un escritor independiente procedente de Turquía.

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