Jutba de las luciérnagas
27/06/2002 - Autor: Hashim Cabrera
La luz verde de las luciérnagas es un dikra cósmico
Assalamu aleikun:
Quiero comenzar esta jutba con unas palabras de agradecimiento a Allah, al Mensajero y a vosotros que confiáis en mi intención y en mi pensamiento.Barakalawfiq. Barakalawfiq porque Allah así me procura una de Sus mayores gracias, que es la de Su cercanía.
Ahora es noche luminosa y, en el silencio, brota la paz de Allah en mi corazón y yo me siento agradecido. Es para mí un privilegio que me pidáis que os hable, porque así mis palabras se van modelando según vuestros corazones las contienen. Y yo siento que vuestros corazones están ansiosos de bien y de belleza. Gracias porque Allah me está haciendo vivir con un sentido que no tendría mi vida si no se hubieran cruzado nuestras miradas. Así voy descubriendo el islam con vosotros, el sentido profundo encerrado en nuestro sometimiento a Allah, en medio de esas olas maravillosas y profundamente vitales que nos recorren. Alhamdulilah.
¡Qué privilegio para mí leer el Qur’an y conocer mi verdadera historia, una historia que no es una línea uniforme y lógica, sino plena y desbordante, llena de sentido!. Por esa razón me gustaría tener la capacidad de transmitir aquello que Allah me está haciendo vivir, porque soy consciente del inmenso bien que me procura a mí y a cualquier ser humano que es alcanzado por Su Rahma. Tenemos que hacer un esfuerzo para darnos cuenta de los regalos que Allah nos hace a través del Qur’an de Muhámmad, la paz sea con él. Darnos cuenta de los tesoros que hay en nuestro din.
Cada palabra revelada es un nudo de la cuerda que Allah nos lanza, un nudo que nos permite agarrarnos a la Realidad, un nudo que nos procura la conciencia, la salvación, porque es una palabra sin velos humanos, que nos hace salir airosos del laberinto de los nombres. Cada palabra de la Fatiha, cada palabra del Qur’an, es una llave para acceder a la Realidad.
Cuando decimos ‘ihdinal siratal mustaquim’, condúcenos por el camino correcto, con todo nuestro ser, Allah nos guía y hace que nuestro itinerario interior se acompase, que nuestra respiración se sosiegue y que nuestro corazón se sienta confortado. Elsiratal mustaquim es la energía pura de nuestras vidas, la via de nuestra realización en este mundo.
Cuando nos envuelve la Rahma de Allah durante el suyud sólo podemos sentir agradecimiento. Él es el más Grande, el más Bueno y el más Sabio. No sentimos vergüenza de adorarle porque lo sentimos Verdadero, Real, más cercano a nosotros que nuestras yugulares, es cierto.
Allah nos acompaña siempre. Siempre está aquí, pendiente de nosotros, esos seres olvidadizos a los que Él ama tanto porque cuando nos damos cuenta de nuestro olvido nos volvemos a Él sumisos y seguros. Y eso es lo que más le gusta de nosotros y para eso nos está creando sin cesar, para que regresemos conscientemente a Él.
Allah quiere mucho a esta pequeña Yama’a. Él está haciendo que vivamos una vida plena de sentido, conociéndonos, pero hemos de darnos cuenta de ello, de esos tesoros que Allah nos está regalando sin cesar y que en muchos momentos no vemos.
Aunque Allah nos establezca en un maqam, en un mismo lugar de la experiencia espiritual, no permanecemos ni el maqam tampoco permanece. Las maqamat son estaciones del peregrino que va marchando hacia la tierra de la Realidad. Aceptemos de verdad e impecablemente el trato que Allah nos propone. Aceptemos de verdad que Él es Al Hakim, Al Rahmán, Al Malik de Sus más bellos nombres.
Descubramos esos tesoros ocultos en aquello que Allah nos está señalando, porque Él nos ama y está creando el islam para nosotros, para que seamos Sus siervos, Sus jalifas, para que Su luz se exprese y viva de la mejor manera posible. Allah quiere que seamos musulmanes. ¿nos hacen falta todavía más evidencias?
Él es el Señor de los Mundos y Él nos crea como quiere. Y Él quiere que nosotros nos beneficiemos de Su Sabiduría y de Su Compasión, de su Hikma y de Su Rahma, porque nos quiere completos para Él solo. Alhamdulilah. La comprensión de los pilares de nuestro din va unida al beneficio que la práctica nos procura, aunque siempre hayamos sabido que lo verdaderamente importante vive en el corazón.
Debemos hacer un esfuerzo por hacer de nuestro salat un acto genuino de adoración consciente, con todo nuestro ser, con toda nuestra atención, con toda nuestra humildad, con toda la hikma de que seamos capaces. Quiera Allah hacernos verdaderamente humildes.
Cada movimiento del salat, cada ayat de los que recitamos nos procura conocimiento de nosotros mismos y del mundo y cercanía de Allah. Allah nos quiere agradecidos porque nos ama y sabe que el agradecimiento es la expresión del ser humano realizado y Él quiere nuestra realización. Como sólo nos es posible realizarnos en Él, en al Haqq, nos enseña la mejor forma de nuestro sometimiento, alejándonos de la inconsciencia y de los velos que nos apartan y nos mantienen en la muerte que no es otra cosa que inconsciencia.
En este tiempo de verano Allah nos regala, entre otros, con un signo Suyo de especial significado. En las noches de Junio y Julio, en los lugares húmedos del jardín aparecen unos puntos luminosos de un verde intenso. Son las hembras de las luciérnagas llamando a las luciérnagas macho para unirse. Una llamada de luz, una expresión luminosa del deseo de un animal. Todo un signo para quienes puedan entenderlo. Todo un regalo en forma de sentido. Emitimos luz para llamar al otro. No es como el animal que se adorna de colores y plumas que reflejan la luz del sol del día, sino la emisión de una vibración luminosa e intensa que surge del más recóndito rincón interior, de un verde que sólo puede significar la resurrección de la vida en la noche, el renacimiento de la luz en la húmeda penumbra del jardín.
La luz verde de las luciérnagas es un dikra cósmico. Cada año Allah pasa una cuenta del tasbij de Su creación. Cada año regresan los grillos y las chicharras y nacen y mueren las plantas sin cesar. Cada momento estamos más cerca del encuentro. Por eso necesitamos agarramos a los nudos de la cuerda de Allah, a las cuentas del tasbijluminoso de Sus signos, sometiéndonos a la muerte que Él nos decreta en este mundo, para renacer constantemente en Él, libres de la tiranía de nuestras almas.
Cuando decimos "Alhamdulilahi rabbil al’amin" estamos reconociendo Su Señorío, Su Majestad, pero tambien Le estamos alabando por haberse acordado de nosotros, por habernos marcado con Su poder.
Señor nuestro, Rabbil ‘aalamin: los hermanos y hermanas de esta pequeña y verdadera Yama’a queremos agardecerTe tu insistencia y paciencia con nosotros haciéndonos musulmanes de la mejor manera posible. Tú sabes cómo hacerlo porque Tú nos amas, nos creas, nos eliges y nos marcas.
Oh Allah: incrementa nuestra taqwa, ensancha nuestra taqwa, inúndanos de conciencia de Tí!
Amin.
2.
Así, con ese esfuerzo, con esa Yihad vivimos en la Ummah de Muhámmad, la paz sea con él, y podemos damos cuenta de la perfección de su maqam, de la excelencia del trato que a todos los musulmanes sin excepción nos otorga. Hemos llegado a amar a Muhámmad, la paz sea con él, porque en su ejemplo vital hemos encontrado la posibilidad de vivir integralmente y porque todo aquel que ha abierto su corazón al Qurán ha sentido de alguna manera la báraka inconfundible del digno de confianza, del Alamín. La dignidad del profeta nos alcanza a todos, porque cada vez que abrimos nuestro corazón al Qurán oimos los latidos del corazón de Muhámmad, la paz sea con él, sosteniendo el mensaje para nosotros. ¿Cómo podríamos no amarlo si es el mensajero de nuestra resurrección?
Allah, mediante Su siervo digno de confianza, nos enseña a adorarLe, Él es al Wali y Al Habib. Su celo nos alcanza y esa amistad Suya nos distingue. Allah traza cada inflexión de nuestra mente, cada instante de nuestras vidas. Y si Él quiere que seamos musulmanes no vamos a poder evitarlo de ninguna manera, Alhamdulilah. Ser musulmanes es ser guías porque ser musulmanes es ser portadores de una lámpara que ilumina, ser dueños de un corazón sometido a la Realidad Única. ¿Hay algún regalo, alguna gracia comparable?
Somos como las luciérnagas de Junio, seres que emitimos la luz vital que nos transmite Muhámmad, la paz sea con él, seres que habitamos en un húmedo rincón del jardín de nuestro cuerpo llamando con toda nuestra energía al Amado.
Los profetas nos acompañan todos. Allah los ha creado para nosotros, para ser nuestros guías, nuestros espejos, nuestros maestros. Cuando comprendemos la finalidad de sus mensajes no podemos dejar de sentir un inmenso amor y agradecimiento hacia ellos, que fueron capaces de aniquilarse completamente en Allah mientras vivían en este mundo, para hacerse capaces de un mensaje no humano sino divino e imperecedero, transmisores de una palabra que nos permite desarrollarnos como criaturas completas y sin fisuras.
Nuestro cuerpo se regenera y resucita mientras escuchamos la Recitación. En el suyud, Allah nos muestra nuestra servidumbre y nos damos cuenta entonces de los sentimientos que están condicionando nuestro despertar luminoso. Mediante esa comprensión Allah restablece el flujo de energía luminosa de nuestro cuerpo, aniquilando el shirk que atenaza a nuestra musculatura y a nuestra piel.
Allah es el Sabio y nosotros nos asombramos de Su Ciencia cuando nos damos cuenta de cómo nos modela, con qué cuidado, con qué finura y elegancia algunas veces y otras con tanta fuerza y vehemencia. Será, tal vez, ese amor apasionado que, dicen los gnósticos, Allah tiene por Sus siervos sinceros. Él es Al Waddud, el Señor del Amor y Al Karim, el Más Generoso.
Oh Señor: concédenos lo mejor de lo bueno.
Haznos capaces del amor hasta que nos sorprenda el ángel de la muerte.
Haznos conscientes de los regalos que nos procuras sin cesar.
Amin.
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