sábado, 31 de octubre de 2015

Una islamofobia cotidiana y asumida

El discurso de odio islamófobo, tan evidente en Internet, rara vez ha sido sancionado por los juzgados españoles

30/10/2015 - Autor: Ángel Álvarez Hernández - Fuente: Webislam
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Es necesario que, desde los medios de comunicación y las instituciones políticas y sociales, se separe terrorismo de islam.
Hay una islamofobia cotidiana que pasa desapercibida aunque sea la que más daño hace y la que más ataca a los musulmanes. Esta islamofobia se expresa cuando a una persona no la cogen para un puesto de trabajo, aún sin hacer mención a su religión, aunque este sea el motivo oculto, o cuando una mujer con hiyab tiene verdaderas dificultades para encontrar un puesto de trabajo, o cuando muchas personas rechazan relacionarse con personas musulmanas o tener vecinos islámicos.
El discurso de odio islamófobo, tan evidente en Internet, rara vez ha sido sancionado por los juzgados españoles, y los insultos e injurias dirigidos contra la población musulmana en su conjunto son tratados como un tema privado entre personas que discuten. A nadie se le sanciona por insultar a la población musulmana en su conjunto.
Hay una islamofobia asumida por la sociedad y por los propios musulmanes, que no denuncian por miedo a los tribunales porque piensan que no les harán caso o porque creen que es una pérdida de tiempo. Algunos musulmanes asumen esta islamofobia como una consecuencia natural que tienen que pagar por vivir en un país extranjero o cristiano, algo que es incompatible con la Constitución Española o la Declaración de Derechos Humanos, que reviste a todas las personas con igual dignidad, sin distinciones a causa de la religión.
Para poder superar este problema no basta con pretender concienciar a la población musulmana para que denuncie la islamofobia. Es absolutamente necesario concienciar a jueces y fiscales sobre lo que suponen los delitos de odio para una comunidad vulnerable como es el caso de la comunidad musulmana, y es necesario que gran parte de la sociedad se conciencie de que ser musulmán y español es algo compatible y que se da cada vez con mayor frecuencia. Un porcentaje muy alto de la población española considera extranjeros a los hijos de los inmigrantes musulmanes, aunque estos hayan nacido en España y tengan aquí todos sus lazos.
La visión de una quinta columna afín a los grupos terroristas de Oriente Medio se ha extendido como una mancha de aceite grosera, gracias a los medios de comunicación, que en sus titulares no dejan de hablar de conversos que se marchan a la “yihad” o de grupos yihadistas que envían dinero o personas a luchar con los grupos terroristas.
El problema del terrorismo de Oriente Medio no se puede resolver diciendo que es una consecuencia del islam radical y de la pobreza de los países de mayoría musulmana, como se hace desde los medios de comunicación por los representantes políticos. El problema del terrorismo parte desde los centros de poder que reclutan y entrenan a estos grupos.
Es necesario que, desde los medios de comunicación y las instituciones políticas y sociales, se separe terrorismo de islam y dejar muy claro que son términos incompatibles y que quien comete actos terroristas se sitúa fuera de la esfera del islam.
Los actos de terrorismo no pueden seguir alimentando la islamofobia, como se ha visto en la crisis de los refugiados sirios, a los que la extrema derecha, con el altavoz de algunos medios de comunicación, presidentes de gobierno e instituciones, ha querido estigmatizar, como si se tratara de una puerta de entrada de grupos terroristas.
Los grupos terroristas cometen actos criminales a diario en Oriente Medio, y solo atentan en Europa cuando sus amos se lo indican por intereses que desconocemos, para justificar intervenciones internacionales o doblegar gobiernos.
El terrorismo de Oriente Medio no lucha por el islam sino por el control de los pozos petroleros y las rutas de los oleoductos; esta es una gran verdad. El islam es sólo una excusa para justificar sus acciones y captar extremistas a los que previamente se les lava el cerebro. El terrorismo de Oriente Medio no ha dudado en utilizar drogas y técnicas sectarias para fabricar suicidas y fanáticos a los que ha rodeado de delincuentes salidos de las cárceles o de los estratos más bajos de la sociedad.
Los fanáticos o incautos que acuden a la llamada de estos grupos terroristas no luchan por el islam, sino para que otros se queden con las ganancias del mercado negro de la venta del petróleo. Hoy hay muchos clérigos que justifican el terrorismo y ciertas visiones retorcidas del islam, sin importarles que su discurso siembre la islamofobia y el rechazo de los musulmanes en todo el mundo.
Al Numan ibn Bashir (Ra) cuenta que el Profeta (Pb) dijo: "Los creyentes, en su amor, amabilidad y compasión mutuos, son como el cuerpo humano: cuando una de sus extremidades está enferma, todo él vela y sufre calentura". (Bujari y Muslim)
Entre esos clérigos errados, que justifican cualquier barbaridad en nombre del islam, y la chica que no encuentra trabajo por usar hiyab solo hay un paso. Cada bomba de los grupos terroristas en Europa ha sembrado a la comunidad musulmana de parados y ha generado el rechazo de sus convecinos. La actual islamofobia es una consecuencia en gran medida de ese terrorismo, que agrede a toda la sociedad, que siembra el miedo y la desconfianza.
Terrorismo e islamofobia son piezas de un mismo puzzle que se retroalimentan y se necesitan mutuamente para existir. Dos extremos entrelazados y unidos por actores  de una misma intolerancia. La diferencia entre el predicador que apoya el discurso ideológico de los terroristas de Oriente Medio y el islamófobo que condena el islam, es mínima, ya que ambos viven de los prejuicios hacia los demás y de las mismas mentiras.
El islam existe por una voluntad del Creador, no por la política exterior de las potencias de los países del Golfo Pérsico. Los musulmanes de Europa no pueden esperar gran cosas de estas personas y de sus gobiernos, que no han dudado en utilizarlos y hasta manipularlos en favor de sus intereses. El islam se predica con el ejemplo y no con la espada.
Abû Hurairah (Ra) cuenta que el Profeta (Pb) dijo: "Musulmanas, no dejéis de tener amabilidades con vuestras vecinas; enviadles incluso una parte de cordero de vuestros banquetes". (Bujari y Muslim)
Los musulmanes no son responsables de los actos terroristas de grupos incontrolados y desviados. A ellos les corresponde solidarizarse con las víctimas y tenderles la mano, pero no han sido los musulmanes quienes derribaron las Torres Gemelas, ni quienes pusieron bombas en trenes o lugares turísticos, sino terroristas, y por tanto se trata de un problema policial, que debe apartarse de los musulmanes del mismo modo que el pueblo afroamericano no es culpable del paro o la drogadicción, sino la primera víctima de estas lacras.
Dejar de estigmatizar el islam equivale a luchar contra la islamofobia cotidiana y aislar a los terroristas de Oriente Medio, para crear  una sociedad con menos miedos. Una sociedad más tranquila y sosegada donde nadie le preocupe tener un vecino musulmán.
Abdullah ibn Amr ibn Al As (Ra) cuenta que un hombre preguntó al Profeta (Pb) qué era lo más meritorio en el islam. Él respondió: "Alimentar a las gentes y saludar a todos con deseo de paz, tanto si los conoces como si no". (Bujari y Muslim).

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