sábado, 14 de noviembre de 2015

El camino de la gente de Allah (1)

El comportamiento y la opinión de los imames en el Din deben ser pesados en la balanza del Quran y de la sunna. Si es acorde a ambas lo aceptamos, si no, lo dejamos

12/11/2015 - Autor: Shaykh Ahmad ibn Muhammad ibn Ajiba alHasani
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Traducción: 'Uzman García.
El conocimiento al que los sufís aspiran es del orden más mas elevado. Es sin duda el más noble y excelente de todos. Aquel que lo trajo fue Muhammad, el profeta amado de Allah, el mejor de la creación. El intelecto sano aprecia la perfección, y sin duda el sufismo existe únicamente para realizar la perfección a través del conocimiento y la acción justa a cada circunstancia. El sufismo es la ciencia que afianza la ‘aqida, purifica las almas nafs, y ennoblece el comportamiento. Como prueba de su validez en el Din hay que decir que tanto el Quran como la sunna, así como el consenso entre los imames, alaban sus logros, como son el propiciar el retorno a Allah, activar la lucidez de la conciencia, la sinceridad, la honestidad, obrar por Allah sin esperar nada a cambio, la serenidad, la escrupulosidad en el seguimiento de la shari’a, la seguridad-confianza en Allah, la aceptación de los avatares del destino, la entrega rendición del nafs, el amor, la vigilancia con respecto  a uno mismo en orden a desenmascarar las inclinaciones egocéntricas, la constancia y la firmeza en el testimonio de la verdad, etc etc.
Los sufís sinceros son los más fervientes seguidores-servidores de Allah, Señor de todos los mundos. De modo que ellos son los más amados de Allah entre todas las criaturas, pues Él, exaltado sea, ha dicho en el noble Quran:
Di: si amáis a Allah, seguidme, y Allah os amará” (3:31).
Y el profeta (s.a.s) dijo: “Ninguno de vosotros es un auténtico mumin hasta que no sea yo más querido para él que sus padres, sus hijos y todo el mundo.” El camino de la gente de Allah está repleto de báraka y beneficia a cualquiera que se adentre en él con sinceridad, amor, rectitud y firmeza. Se dice que sus frutos son: la facilidad en el abandono de uno mismo, el apaciguamiento del pecho y un comportamiento siempre intachable. Al-Yunaid, que Allah esté complacido con él, dijo: “Nuestro conocimiento está atado al Quran y a la sunna”. Aquel que no se atiene a la sunna, que no escucha a los fuqaha y que no adquiere el adab de la gente de adab, destruirá a cualquiera que le siga. Sahl ibn 'Abdullah dijo: “Nosotros nos basamos en seis cosas: El Libro de Allah, la sunna del mensajero (s.a.s.), comer lo que está permitido, evitar el daño, prescindir de toda acción injusta-incorrecta, tawba, y cumplir con nuestras obligaciones satisfaciendo los derechos del otro.” Abu ‘Uzman al-Hayri, que Allah esté complacido con él, dijo: “aquel que aplica cabalmente en su vida la sunna refleja sabiduría. Aquel que sigue sus propios deseos en seguimiento de la sunna está innovando.”
Abu Ishaq al-Shatibi ha explicado esto en al-‘Uddah: “La práctica de todos los grandes sufís está basada en la shari’a ley revelada. La sunna es una prueba contra ellos mientras que sus actos no son una prueba contra la sunna. La sunna está libre de todo defecto y cualquiera que la siga se libera de ellos. Ningún imam adelantado-líder está realmente libre de todo defecto hasta que en él no se evidencia la perfecta adhesión a la ley revelada en toda circunstancia. En ese sentido hay que decir que los sufís son personas como otra cualquiera. No están exentos ni del error, ni del olvido, ni de la desobediencia, ni de incurrir en lo prohibido o en la innovación reprensible. Todas estas faltas o defectos son posibles en los sufís. Los ‘ulama afirman que nada de lo que digan los sufís debe ser aceptado o rechazado excepto aquello que esté en conformidad con las enseñanzas del Profeta (s.a.s.).”
Al-Qushayri tomó la mejor decisión. El dijo: “¿Es el wali amigo de Allah inmune? Si te refieres a si lo es necesariamente, por lo que se aprecia en la vida de los profetas hemos de decir que no. Pero si te refieres a si ellos están protegidos en el sentido de que no persisten en el error o en el olvido si incurren en ellos, entonces sí, ellos están protegidos.” Es en este sentido que los sufís están expuestos igualmente al error, como cualquier otra persona. Nuestra obligación entonces es limitarnos a seguir a aquellos que tengan un comportamiento intachable, si es que el seguimiento de aquellos que comenten errores nos disturba hasta tal punto que nuestro imán en Allah se vea afectado y mengüe. El comportamiento y la opinión de los imames en el Din deben ser pesados en la balanza del Quran y de la sunna. Si es acorde a ambas lo aceptamos, si no, lo dejamos. No seguimos a ningún sufí sino después de haber comprobado si su manera de proceder y su discurso se ajustan en todo a la sunna. Y en esto hay conceso entre los grandes maestros sufís.
Todo lo que provenga de la gente del saboreo y de las estaciones espirituales debe ser pesado en la balanza del Quran y la sunna. Si hay alguna prueba en su favor en el Quran y la sunna, es correcto; si no, no es válido. Precisamente por la alta estima y la buena opinión que se tiene de ellos, uno debería investigar a fondo cómo se manejan en sus asuntos, por si se tratara de una impostura. Si encuentras que no actúan de acuerdo a la shari’a, no los sigas, aunque sean de los que tienen muchos seguidores. Sin embargo no te opongas ni vayas en su contra, porque puede ser que no comprendas el fundamento legal de aquello en lo que se basan para actuar como actúan en determinadas situaciones. Así pues, es nuestro deber en lo que respecta a sus puntos de vista no actuar ciegamente rechazando sin más aquello que han establecido como pauta, sino que debemos, por el contrario, investigar y rastrear sus pistas, a diferencia de aquellos que neciamente imitan su comportamiento aún siendo claramente contrario a la opinión de su escuela jurídica madzhab. La prueba de lashari’a se evidencia en aquel que se guarda a sí mismo, preserva su dignidad y se purifica, evitando así adulterar el Din.
La gente de Allah puede ser dividida en estas tres categorías: los ‘ulama, los siervos y los sufís realizados. Los tres han heredado aquello que los caracteriza del Profeta. El‘alim ha heredado sus palabras, con la condición de que debe ser una persona integra y sincera. De lo contrario no hereda absolutamente nada, porque el discurso de un farsante es como un cuerpo hueco sin espíritu. El siervo ha heredado sus actos; el ayuno, el salat de la noche y la firmeza-rectitud en la atención de los asuntos del Dunia. El profeta (s.a.s.) permanecía de pie haciendo salat durante la noche hasta que sus talones se resquebrajaban. Solía ayunar mucho, y abandonaba también su ayuno voluntario cuando los asuntos del Dunia así lo requería. En cuando al sufí realizado, lo ha heredado todo. Al principio tomó de la ciencia externa lo imprescindible, y entonces se sumergió en sus profundidades hasta adoptar la acción justa en el ámbito del ihsan la excelencia. También heredó el adab del profeta para consigo mismo: actuar sólo por amor a Allah, escrupulosidad en la observación de la shari’a, temor al castigo del fuego y esperanza en la morada final del yanna, paciencia, indulgencia amorosa, generosidad, arrojo, humildad, satisfacción serena, seguridad en Allah, etc. Sahl, que Allah esté satisfecho con él, dijo: “Sufí es aquel que ha despejado la oscuridad y ha iluminado su conciencia en la soledad de la presencia de Allah. El oro y el barro son lo mismo para él.”
Fuente (en inglés):
www.scribd.com/doc/37263678/The-Path-of-the-People-Ibn-Ajiba

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