sábado, 28 de noviembre de 2015

¿Peligra México?

¿Peligra México?

La canciller mexicana, Claudia Ruiz Massieu aseguró que la secretaría a su cargo está siguiendo el protocolo adecuado para responder a la amenaza terrorista. Pero, ¿la aproximación diplomática tradicional será suficiente para evitar más muertes de mexicanos a manos de ISIS?
 
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El video explica el génesis de ISIS y las razones para defenderse de sus enemigos. El discurso hace énfasis en Estados Unidos, pero la lista incluye a otros 60 países entre los que se encuentra México, el único país latinoamericano de la lista
"Hemos aumentado la alerta de viaje y hemos activado nuestros mecanismos de atención e información y lo vamos a seguir haciendo”
Claudia Ruiz Massieu
canciller mexicana
Un video difundido a través de las redes sociales y presuntamente realizado por el Estado Islámico incluye por primera vez a México en la lista de países susceptibles de recibir futuros ataques terroristas por parte de ISIS. 
¿Qué implicaciones tendrá esta nueva amenaza para la seguridad de todos los mexicanos? 
La respuesta oficial
Ayer, después de pronunciar un discurso para conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, la canciller mexicana Claudia Ruiz Massieu Salinas aceptó solo un par de preguntas de los medios de comunicación con respecto al video promocionado por el Estado Islámico.
“México ya ha condenado y rechazado enérgicamente los atentados perpetrados en París de manera oficial.
“Pero lo más importante es que el pueblo mexicano ha manifestado su condena, su rechazo y su solidaridad con las víctimas”, enfatizó la canciller. 
Ruiz Massieu también confirmó que durante su participación en la cumbre del G20 en Turquía, el presidente Enrique Peña Nieto fue parte de la discusión en torno al terrorismo y ratificó su rechazo absoluto a cualquier acto que lesione a inocentes. 
Cuando Reporte Indigo mencionó como ejemplo a las dos mujeres mexicanas fallecidas en París, a los turistas ejecutados en Egipto y a la video amenaza difundida el martes - todos casos relacionados con ISIS - para preguntarle a la Secretaria si la seguridad de los mexicanos está garantizada, Ruiz Massieu respondió: 
“(A las víctimas) les hemos brindado el apoyo de la cancillería, de nuestra embajada, de la sección consular (…) y hemos desplegado los protocolos de alerta, de prevención y de información para quienes hayan estado en Francia y lo seguiremos haciendo”.
La respuesta de la canciller no dejó claro si los mexicanos debemos estar preparados para posibles ataques terroristas in situ en los próximos meses, y cuando fue  increpada sobre si, dadas las circunstancias actuales, habrá un cambio de estrategia por parte de su oficina, Ruiz Massieu se limitó a reafirmar su comentario previo.
“Hemos aumentado la alerta de viaje, la hemos difundido y hemos activado nuestros mecanismos de atención e información. Y lo vamos a seguir haciendo. Es nuestra responsabilidad y vamos a seguir atendiéndola de esta manera”, concluyó la canciller antes de retirarse del recinto. 
Farol de la calle... 
El peligro del extremismo islámico ya no será, después de los últimos días, algo ajeno a los mexicanos. 
Es verdad que México ha estado inmerso desde hace más de una década, en el terrorismo provocado por la guerra contra las drogas. Pero el nuevo problema es diferente. 
Primero, hay que considerar que los problemas de violencia e inseguridad asociados al narcotráfico al interior del país no están resueltos. 
A pesar de presiones, tales como la que recientemente ejerció Estados Unidos al recortar varios millones del presupuesto asignado a la Iniciativa Mérida, sigue habiendo miedo en la población con respecto a la violencia ocasionada por el narcotráfico. 
Sin embargo y por otro lado, la diplomacia mexicana había tenido hasta hace poco, un reto más llevadero al tratar de promover una imagen positiva de México en el extranjero. 
Los altos mandos de la Secretaría de Relaciones Exteriores habían podido mantener una presencia respetable en varios foros y visitas internacionales recientemente.
El año pasado, por ejemplo, el ex canciller mexicano José Antonio Meade fue uno de los protagonistas de la cumbre para Prevenir la Violencia Sexual en Conflictos Armados (PSVI por sus siglas en inglés).
Meade viajó a Londres para sentarse a la derecha de su contraparte británico, el ahora ex canciller William Hague y principal impulsor de esa cumbre. 
Sin embargo, en esa reunión no todo fue color de rosa. La diplomacia mexicana montó en cólera cuando los británicos no los previnieron sobre la presencia de una indígena oaxaqueña, violada por miembros del ejército mexicano, quién decidió increpar al canciller por su doble discurso.
Meade amenazó con abandonar la reunión pero para su fortuna, la prensa mexicana no le dio importancia al incidente y pudo regresar al país como un campeón internacional de la lucha contra la violencia sexual. 
Una historia diferente
Más recientemente, el Presidente de México participó en otra cumbre, la del G20. 
EPN intentó mantener su discurso económico tratando, como lo ha hecho desde el inicio de su gestión, de resaltar las reformas estructurales de su gobierno.
Para su mala fortuna, el enfoque de la cumbre, ensombrecido por los ataques del Estado Islámico en París no fue económico y su participación fue considerada irrelevante. 
Los líderes de las 20 economías más grandes del mundo acordaron una cosa en Turquía: unir fuerzas para terminar con ISIS. 
La diplomacia mexicana se mantuvo un paso atrás y todavía no se ha podido posicionar como un actor protagónico en el tema más prioritario de la actualidad. 
Es muy probable que, recordando lo que le sucedió al canciller Meade en la cumbre PSVI en Londres, la actual canciller mexicana, Claudia Ruiz Massieu, no quiera pronunciarse más enérgicamente contra el terrorismo islámico por temor a que el tiro le salga por la culata. 
Pero la cancillería cada vez tiene menos opciones para evadir al tema. 
En primer lugar, México ya ha sido identificado como un país con fronteras vulnerables por las  cuales posibles terroristas islámicos pueden ingresar a Estados Unidos. 
Además, en los últimos años, la presencia musulmana en la frontera norte se ha incrementado de forma relevante. 

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