viernes, 6 de noviembre de 2015

Sobre las drogas en el Islam 
Todo embriagante o intoxicante (muskir) es jamr, y todo embriagante o intoxicante es ilícito
01/05/2012 - Autor: Alican al-Yerrahi, Emin Alzueta - Fuente: Webislam
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Jamr es lo que enturbia la mente
Allah Subaana wa-Taʿāla, en el Qurʾān al-Karīm (5:90) dice:
يَـأَيُّهَا الَّذِينَ آمَنُواْ إِنَّمَا الْخَمْرُ وَالْمَيْسِرُ وَالاٌّنصَابُ وَالاٌّزْلاَمُ رِجْسٌ مِّنْ عَمَلِ الشَّيْطَـنِ فَاجْتَنِبُوهُ لَعَلَّكُمْ تُفْلِحُون
¡Oh creyentes! Los intoxicantes (jamr), los juegos de azar, las prácticas idólatras y la adivinación del futuro no son sino una abominación, obra de Satán; ¡evitadlos, pues, para que así prosperéis!
El Qurʾān usa el término jamr, cuyo significado básico es vino, pero que también se refiere a cualquier bebida alcohólica. De hecho, el Profeta (saws) clarificó en diversas ocasiones que jamr no estaba reducido al vino, sino a cualquier bebida embriagante o intoxicante, y como tal ha sido interpretado el término por los comentaristas del Qurʾān.
Ibn ʿUmar (ra) relató que el Mensajero de Allah (saws) dijo: “Todo embriagante o intoxicante (muskir) es jamr, y todo embriagante o intoxicante es ilícito”.
(Muslim)
كُلُّ مُسْكِرٍ خَمْرٌ، وَكُلُّ مُسْكِرٍ حَرَامٌ
Abū Salama ibn ʿAbdu-r-Ramān trasmitió que ʿAʾiša dijo, "Le preguntaron al Mensajero de Allah (saws)  sobre el bitʿi, una bebida hecha de miel fermentada que la gente del Yemen solía beber, y el Mensajero de Allah (saws) dijo: ‘Toda bebida que intoxica es arām".
(Bujarī)
حدثنا أبو اليمان أخبرنا شعيب عن الزهري قال أخبرني أبو سلمة بن عبد الرحمن أن عائشة رضي الله عنها قالت : سئل رسول الله صلى الله عليه وسلم عن البتع وهو نبيذ العسل وكان أهل اليمن يشربونه فقال رسول الله صلى الله عليه وسلم كل شراب أسكر فهو حرام
Desde el punto de vista léxico, la palabra árabe jamr se deriva del verbo jamara, que significa fermentar, pero también “ocultar, enturbiar”. Su significado puede extenderse a cualquier sustancia que enturbia el intelecto. Así, Hz Umar (ra), cuando era Amir al-Muʾminīn, declaró desde el púlpito del Profeta (saws): “Jamr es lo que enturbia la mente”.
El Profeta trasmitió la prohibición no sólo de bebidas embriagantes, sino de todo lo que intoxica o enturbia la mente –lo que incluye las drogas.
Umm Salamah, Ummu-l-Muʾminīn (ra) narró que el Mensajero de Allah (saws) prohibió todo embriagante o intoxicante (muskir) y todo lo que produce languidez (mufattir).
(Sunan de Abu Dawūd, Este hadith es considerado saī)
حَدَّثَنَا سَعِيدُ بْنُ مَنْصُورٍ حَدَّثَنَا أَبُو شِهَابٍ عَبْدُ رَبِّهِ بْنُ نَافِعٍ عَنِ الْحَسَنِ بْنِ عَمْرٍو الْفُقَيْمِىِّ عَنِ الْحَكَمِ بْنِ عُتَيْبَةَ عَنْ شَهْرِ بْنِ حَوْشَبٍ عَنْ أُمِّ سَلَمَةَ قَالَتْ نَهَى رَسُولُ اللَّهِ صلى الله عليه وسلم عَنْ كُلِّ مُسْكِرٍ وَمُفَتِّرٍ 
El Profeta, además, subrayó que la ingestión de estas sustancias, está prohibida aunque sea en una pequeña medida:
“Lo que embriaga o intoxica en grandes cantidades está prohibido en pequeñas cantidades”.
(Abu Dawūd, Tirmiī, Ibn Maŷah)
ما أسكر كثيره فقليله حرام
Como se sabe, aunque las fuentes fundamentales del fiqh (que es la comprensión de las normas y aplicación de la Shariʿa o ley sagrada) son el Qurʾān y la Sunna, a estos dos pilares se unen otros principios (aceptados por las cuatro escuelas de jurisprudencia islámica suníes, Hanafi, Maliki, Shafiʿi y Hanbali) entre los que destacan el iŷmāʿ o consenso de los ʿulamā y la qiyās o analogía, que permite aplicar las normas de laShariʿa a nuevas circunstancias o casos.
En cuanto a la segunda, muchos ʿulamā han sustentado la prohibición de las drogas en la analogía con respecto al alcohol, pues ambas sustancias alteran la mente y esta alteración es la causa inteligible (ʿilla) de la prohibición del primero. De hecho este caso es usado frecuentemente en los tratados de Uūl al-fiqh (principios o fundamentos delfiqh) como modelo explicativo del concepto mismo de qiyās o analogía.

En cuanto al iŷmā
ʿ, importantes ʿulamā han subrayado el consenso entre juristas de las cuatro escuelas en lo tocante a la prohibición de las drogas –incluyendo drogas “blandas” como el cannabis  o la marihuana. En su obra Lo halal y lo arām en el Islam, Yusuf Qaradawi (un ‘alim con aspectos muy controvertidos, pero que ha realizado aportaciones indudables), dice al respecto: “Los juristas musulmanes han sido unánimes en prohibir las drogas que existían en sus respectivos tiempo y lugares”.
Los ejemplos abundan entre los ʿulamā clásicos y contemporáneos en las cuatro escuelas jurídicas (maāhib). Imām al-ʿAbidīn, referencia esencial de la escuela Hanafi escribió en Radd al-Mujtār: ‘Es arām consumir bany o hashish’. El gran jurista maliki al-Qarafī, en su libro al-Furuq, catalogó específicamente el hashish como mufsid(sustancia corruptora), aunque consideraba lícito el uso de opiáceos en pequeñas dosis para fines médicos autorizados. Ibn Taymiyyah, de la escuela Hanbali, detalló los perjuicios del hashish, tanto desde el punto de vista religioso como físico: “El hashish es intoxicante como el vino, destruye la mente, causa pérdida de memoria, causa revelar secretos, mina la vergüenza (…) y el respeto a uno mismo”. Ibn Haŷar al-Haytamī al-Makkī, el gran jurista shafiʿi de Egipto, escribió lo siguiente sobre el hashish, en su obraFatāwa al-Fiqhiyyah: “La evidencia de su prohibición es el hadith narrado por Ahmad (ibn Hanbal) en su Musnad y por Abu Dawūd en su Sunan, con una isnad sahih(cadena de trasmisión fidedigna) que parte de Umm Salamah (ra), que dice: “el Mensajero de Allah (saws) prohibió todo intoxicante (muskir ) y todo lo que produce languidez (mufattir)”. Los ʿulamā dicen que mufattir se refiere a sustancias que producen languidez y torpor en los miembros. Este hadith indica que el hashih en particular es arām, porque intoxica y produce languidez”. Ibn Haŷar cita a al-Qarafī e Ibn Taymiyah en el sentido de  que “hay consenso en que (el hashish) es arām”.
Digamos de pasada que este consenso en torno a la consideración de las drogas comoarām no se mantiene en lo tocante al tabaco. Pese a que indudablemente este es perjudicial para la salud, los ʿulamā han mantenido opiniones diversas en este sentido. En la escuela Hanafi, por ejemplo, algunos (p.e. Imam Shurunbulali) lo han consideradoharām makruh tariman, otros (p.e. Imām Laknawī), makruh (no recomendado, pero no prohibido); y otros, permitido. Esta última era la opinión del gran alim sirio ʿAbd al-Gani al-Nabulusī en su obra –específicamente dedicada al tabaco- Al-sulh bayna al-ijwān fi ibahah šarb al-dujān, así como de Imam Ibn ʿAbidīn en Radd al-Mujtār. Ibn ʿAbidīn basaba esta permisibilidad en el hecho de que el tabaco no tiene efectos intoxicantes o que causen languidez o torpor. Al-Aŷhūri, en su Risala dice que ha habido ʿulamā de las cuatro escuelas (maāhib) de fiqh que han adoptado esta opinión de permisibilidad. Es cierto que, en nuestros días, hay una comprensión y evidencia mucho más claras de los daños que supone el tabaco para la salud, pero, en cualquier caso, su consideración como harām o makruh se basa siempre en estos efectos negativos, no es ser un intoxicante. Aunque el consumo de tabaco es adictivo, no afecta el ʿaql ni produce languidez. Digamos, por último, que una de las normas de lahisba (ordenar el bien y prohibir el mal) en el Islam es que aquello que se denuncia debe ser claramente harām por consenso, una categoría en la que el tabaco, aun admitiendo sus efectos nocivos, no entra.
El propósito de la noble Shariʿa es obtener el bien y repeler el mal, tanto para el individuo como para la sociedad, tanto en esta vida como en la otra. No hay en laShariʿa nada que se oponga al bien del ser humano. Los ʿulamā han definido cinco objetivos fundamentales (maqāsid) de la Ley Sagrada, cuyo valor es afirmado por la razón y que constituyen valores universales. Uno de estos principios es la preservación del intelecto (ʿaql). El consumo de intoxicantes y estupefacientes va directamente en contra de tal principio. La experiencia y las investigaciones científicas no hacen sino confirmar tal prohibición. Particularmente preocupantes son los efectos de las drogas en los jóvenes, incluyendo sustancias como la marihuana. Según un estudio realizado enThe Children’s Hospital of Philadelphia, los jóvenes que consumen mucha marihuana tienden a sufrir –más que los jóvenes que no consumen- problemas de desarrollo cerebral, en áreas relacionadas con la memoria, la atención, la toma de decisiones, el lenguaje y las habilidades ejecutivas.1  Así mismo, estudios recientes (por ejemplo, del Instituto Nacional Francés para la Investigación del Transporte y de la Universidad de Dalhousie en Halifax, Canadá) muestran que conducir después de haber tomado incluso pequeñas cantidades de cannabis casi duplica el riesgo de un accidente de tráfico fatal.2 Las citas médicas y científicas podrían fácilmente multiplicarse.
El hecho de que el consumo de ciertas drogas, como la marihuana y el hashish, haya tenido (y tenga lugar) en ciertos países o culturas islámicas no significa que tal uso no esté prohibido en el Islam. No todo lo que hacen los que dicen que son creyentes como es bien –como bien sabemos- necesariamente buen comportamiento islámico. El Islam respeta las prácticas culturales de las diversas tierras y lugares (ʿurf) pero sólo cuando no van en contra de las órdenes y prohibiciones de Allah y Su Mensajero (saws).
Uno de los principios fundamentales del Islam es lo que el Qurān llama ʿamr bi-l-maʿrūf wa nay ʿila-l-munkar (ordenar el bien y prohibir el mal). Así mismo, el Profeta definió la esencia del dīn como nasiha, preocupación activa y sincera, frecuentemente expresada en forma de consejo. Dada la presencia del consumo de la marihuana y otras drogas en la comunidad musulmana en nuestro entorno, hemos sentido la necesidad de elaborar este breve escrito con la sincera intención de buscar el bien y el éxito de nuestros hermanos y de nosotros mismos.
Aquellos que reconocen el don inmenso que es decir ašhadu an lā ilāha illallāh wa ašhadu anna Muammadan ʿabduhu wa rasūluh deben recordar que cualquier persona que considera que lo harām (según un texto inequívoco y por consenso) eshalāl ha negado el dīn. Todos somos imperfectos, cometemos errores y pecados. Allahu taʿala nos informa en Su Libro, el Sagrado Qurʾān, que Él ama a los que se arrepienten. Por supuesto, no pecamos con el fin de atraer el amor de Allah. Cuando lo hacemos, al momento de volvernos conscientes de nuestra falta, Le rogamos a Allah que nos perdone, prometiendo no repetir ese acto. Sin embargo, cuando una persona considerahalāl algo que es claramente arām (según un texto inequívoco y por consenso) –por ejemplo, cuando un creyente bebe alcohol, diciéndose a sí mismo que beber hasta un punto, sin emborracharse, está permitido, o alguna otra racionalización- esto es kufr y tal persona ha dejado el dīn. Esto tiene efectos inmediatos: por ejemplo, si está casado, el matrimonio o nikah es invalidado, y si la mujer permanece a su lado, también ella sacrifica su imān. La acción más sabia del creyente es evitar la compañía de aquellos que pueden llevarle a la tentación. Rasulullah (saws) nos exhorta a que nos conozcamos a nosotros mismos, diciendo que conocerte a ti mismo es conocer a tu Señor. El comienzo de esta búsqueda es conocer tus propios límites. Hay creyentes que nunca se verían tentados a beber alcohol, aun si se encontrasen en mitad de una fiesta con un vaso de vino enfrente y todos sus amigos diciéndole: “Vamos, bebe y únete a la fiesta”. Otros, tal vez en esas circunstancias no serían capaces de controlar su nafs. La mañana siguiente despertarían con una resaca y pidiendo perdón a Allah con remordimiento. Para ellos, hay esperanza de que un día dominen su debilidad. Y luego están aquellos que no sienten remordimiento por haber transgredido la Shariʿa de Allah. Por desgracia, tales personas no se toman seriamente el consejo de Rasūlullah (saws).

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