La "primera guerra del gas" del siglo XXI: Rusia vs Ucrania
La estrategia de Vladimir Putin: que se otorgue a su país el estatuto de superpotencia en el nuevo orden multipolar
SE CUMPLIO LA hipótesis de Bajo la Lupa de hace tres años, de que la segunda guerra anglosajona contra Irak marcaba el shift
(giro) del petróleo hacia el gas, que será el energético por excelencia
en la próxima generación -en espera de la irrupción del hidrógeno, que
también requiere el imprescindible gas.MAS ALLA DE la hilarante histeria de los medios anglosajones, lubricados por los "oligarcas" ruso-israelíes, alicaídos -Boris Berezovzky, el criminal tránsfuga cobijado en Gran Bretaña; Mijail Khodorkovsky, encarcelado por sus múltiples fraudes petroleros, y George Soros, el megaespeculador que financia tras bambalinas a cierto tipo de organizaciones no gubernamentales desestabilizadoras, bajo la férula de Estados Unidos-, asistimos a una fascinante partida de ajedrez, en la que el zar ruso Vladimir Putin ha empezado a exhibir su verdadero poder geoestratégico mediante el empleo del "arma letal del gas", como resalta Federico Bordonaro (FB), solvente geopolitólogo del centro de pensamiento PINR, con sede en Chicago (3 de enero de 2006): "Gazprom, el gigante petrolero y gasero ruso, que posee 16 por ciento de las reservas probadas de gas natural en el mundo y controla 20 por ciento de su producción global, se convirtió en actor geoeconómico decisivo".
CADA QUIEN, CON sus armas secretas y conspicuas -Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y Rusia-, busca controlar a Ucrania, país superestratégico. Azuzada por Washington, la UE otorgó a Ucrania el mes pasado el estatuto de "economía de mercado", lo que, si se deseaba medir el pulso del Kremlin, proveyó al zar ruso Putin de la justificación para elevar el precio del gas vendido a Kiev a la cotización que pagan los miembros de la UE. Austria, Alemania, Hungría, Italia y Rumania pagan ya 230 dólares por mil metros cúbicos, mientras Ucrania desembolsa únicamente 50 dólares, casi la quinta parte, debido a su añejo "estatuto especial" -como anterior satélite de Moscú- y donde atraviesan la mayoría de los gasoductos rusos que alimentan a Europa.
RUSIA IMITA LAS reglas del "mercado" que ejerce sin piedad el eje anglosajón, pero, como aduce FB, el "argumento de la economía de mercado, formalmente correcto, es un pretexto para presionar a Kiev. Gazprom actúa como agente de Moscú para proseguir los intereses políticos de Rusia". Sin duda, pero, ¿a poco las trasnacionales anglosajonas no hacen lo mismo, si no es que peor? Que nos pregunten a los mexicanos el trato deferencial que nos propinan las filantrópicas trasnacionales anglosajonas.
A JUICIO DE FB, la "principal estrategia de Putin es otorgar a Rusia el estatuto de superpotencia en el nuevo orden multipolar, en el que Rusia, China e India serían los principales poderes euroasiáticos". Ni más ni menos que el "triángulo estratégico" propuesto por el ex primer ruso Yevgeny Primakov, a raíz de la penetración de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en los Balcanes y la sumisión de Serbia. El lúcido analista de PINR comenta que "en la visión de Putin, la amistad con Estados Unidos y Occidente (sic) es posible si la seguridad y los intereses de Rusia son respetados en Europa del Este, el Cáucaso y Asia Central", es decir, la "periferia inmediata" (the near abroad), que les falló a los ingenuos Gorbachov y Yeltsin juntos, porque nunca supieron -ni tuvieron la coyuntura exquisita de Putin- manejar la letal "carta gasera".
LA TRIPLE PENETRACION de "Estados Unidos, la UE y la OTAN en la anterior esfera de influencia soviética ha puesto tal (sic) amistad en riesgo" ¿Por qué escogió el zar ruso el mismo día que tomaba las riendas del G-8 para apretar las tuercas a su anterior satélite rebelde, que se tiró a los pies de Washington y la Unión Europea? ¿Qué sabrá Putin que ignoremos los leguleyos? ¿Qué ocurrirá con el precio del gas a partir del ominoso mes de marzo, cuando se cumplirán muchos plazos geopolíticos? Por lo pronto, el petróleo y el oro se han disparado como signos premonitorios de los "idus de marzo" y el inminente desplome del dolarcentrismo.
PUES YA QUE hablamos del ominoso marzo global (que abordaremos posteriormente), la "batalla por Ucrania se ha calentado en la medida en que se acercan las elecciones generales en marzo". Es natural que la "expansión (sic) de la OTAN hacia las anteriores repúblicas soviéticas sea vista en Moscú como amenaza estratégica inaceptable", por lo que "Rusia no puede asegurar su seguridad estratégica ni proyectar su poder hacia el mar Negro y las regiones del centro de Europa si Ucrania es un país hostil". De ahí que las "razones sean eminentemente geopolíticas" y no de la vulgar economía de mercado, que parece solamente ser correcta cuando la ejecutan los decadentes neoliberales anglosajones.
¿UCRANIA POR IRAN? Why not? Lo sabremos en marzo, cuando venzan varios plazos dolarcéntricos perentorios.
A PUTIN "LE interesa más asentar el peso de Rusia como superpotencia que ganar la simpatía y la aprobación de Occidente (sic)", aunque "sus actos de chantaje en Ucrania no le ayudarán a mejorar su imagen (sic) en el mundo" (sic). Está bien que protesten los países escandinavos civilizados, ¿pero qué pueden atreverse a perorar los países donde gobiernan los torturadores globales Bush y Blair?
LA CONTRAOFENSIVA GEOPOLITICA del zar Putin es abordada en un editorial de Le Monde ("La guerra del gas", 3 de enero de 2006): "Fue declarada la primera guerra del siglo XXI. (...) Rusia, primer productor mundial de gas, acaba de apretar el botón del arma energética. (...) Las materias primas se han convertido en armas no de disuasión, sino de destrucción (sic) económica masiva. Una nueva geopolítica se esboza, que coloca en posición de fuerza a los países productores, como Rusia, lo cual obliga a las naciones compradoras netas, como China, a dotarse de una diplomacia de abastecimiento seguro con Africa y Medio Oriente". El editorial galo diagnostica que Europa se encuentra en el "campo de las regiones consumidoras", por lo que se entiende su inquietud: "La cuarta parte de su gas proviene de Rusia, a través de gasoductos ucranianos, y su dependencia alcanza hasta 40 por ciento en Alemania y Austria". Viene la parte nodal: "Como en la década de los 70, la independencia energética se vuelve determinante (sic). La guerra del gas suena como advertencia de la determinación de Putin, pero más a escala global que como recordatorio de que urge relanzar una política europea de seguridad energética".
ALEXANDER MEDVEDEV, VICEPRESIDENTE de Gazprom y probable sucesor del zar ruso Putin, aseveró que gran parte de la crisis se debía al "robo" (sic) de 100 millones de metros cúbicos de gas por parte del gobierno de Ucrania (TASS, primero de enero de 2006), al que asesora tras bambalinas el director de la CIA, Porter Johnston Goss (instrumento del vicepresidente Richard Bruce Cheney), quien visitó en "secreto" (sic) al presidente Yushenko (Mosnews, 20 de diciembre de 2005) 10 días antes del estallido de la "guerra del gas".
UN EDITORIAL DEL londinense ultraconservador The Times (3 de enero de 2006) fustiga la "nueva guerra fría" de Rusia. Tampoco, a su cuenta y riesgo, Putin comerá lumbre, por lo que intentará mantener un equilibrio entre sus imperativas y complejas relaciones con Francia y Alemania y su objetivo de neutralizar a Ucrania, que se volcó impúdicamente a una polarizante política contra natura de carácter antirruso y pro Estados Unidos, UE y OTAN.
ES PROBABLE QUE impere la realpolitik y que la UE, más que el quebrado Estados Unidos, financie mediante un empréstito el precio de "mercado" del gas ruso vendido a Ucrania. Según FB, la "UE, bajo la presidencia rotatoria de Austria durante un semestre, está ávida (sic) de apaciguar (sic) a Putin y no está dispuesta a una confrontación dramática sobre Ucrania". De acuerdo.
QUEDA LA DUDA de qué tanto podrá influir Rusia en el desenlace electoral de marzo, cuando el presidente Viktor Yushenko se ha querellado con su anterior aliada, la feroz Yulia Timoshenko, y ha profundizado las heridas con sus adversarios rusófilos.
SE AGRIO LA "revolución naranja", presuntamente patrocinada por la tripleta rusófoba Berezovsky-Khodorkovsky-Soros.
UCRANIA SE ENCLAVO como trivial juguete geoestratégico, cotizado al peor postor y al mejor impostor, y ahora experimenta la dimensión geoestratégica de los hidrocarburos y los límites de su amistad con Estados Unidos, la Unión Europea y la OTAN, tan dependientes todos del gas ruso. Lo real es que el zar ruso Putin empezó el oficial reinado global del gas.
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