martes, 23 de febrero de 2016

EI inicia 2016 con una ola de atentados en cuatro continentes que deja cerca de 140 muertos

Después de un año y medio de enfrentar una guerra declarada por las principales potencias del mundo en Irak y Siria, la milicia extremista del Estado Islámico (EI) comenzó el 2016 ampliando sus fronteras, desde Estados Unidos hasta el corazón musulmán del Sudeste Asiático, con 11 atentados y casi 140 muertos.
EI atentados en 2016 infografia - Telam
El hermetismo con el que la milicia islamista nació, creció y se instaló territorialmente en Irak y Siria, sus dos bastiones, hace muy difícil entender cómo funciona por dentro el grupo armado, que ahora intenta mostrarse como una fuerza global, con capacidad de golpear en cualquier país en cualquier momento.
En las primeras dos semanas de este año, la milicia alimentó este ambicioso discurso con una ola de atentados sin precedentes en cuatro de los cinco continentes. Sin embargo, la multiplicación de dramáticos titulares y alertas en los diarios y los canales de televisión internacionales esconde una imagen más compleja y menos fácil de digerir para muchos gobiernos.
Por un lado, hubo seis ataques que fueron masivos e involucraron a milicianos bien armados y entrenados. Cuatro de ellos fueron en países con conflictos armados –Libia, Irak y Afganistán– y dejaron casi 120 muertos y más de 200 heridos.
Aunque no se trató de Estados fallidos ni países en conflicto, los atentados del 12 de enero enEstambul y del 14, en Yakarta también fueron masivos y demostraron un grado de organización, como sucedió en la ola de atentados de París en noviembre pasado. Los dos tuvieron como objetivo zonas donde habitualmente hay turistas, principalmente extranjeros y occidentales.
Muy distintos, en cambio, fueron los restantes cinco atentados reivindicados por el EI en los últimos días. El 7 de enero hubo dos típicos ataques de lobos solitarios en FiladelfiaEstados Unidos y en París, Francia, y otro muy poco efectivo en Egipto. Ese día y el siguiente, hombres armados pasaron frente a dos hoteles turísticos en El Cairo y en la costa del Mar Rojo e iniciaron tiroteos, que no dejaron ninguna víctima fatal o grave.
Finalmente, otro lobo solitario atacó en Francia, esta vez en Marsella, a principio de esta semana. Un joven turco, de origen kurdo, de 15 años atacó por la espalda con un cuchillo poco afilado a un profesor judío. Lo hirió y salió corriendo, pese a llevar con él un cuchillo con mejor filo, que nunca uso.
Una vez detenido dijo que actuó “en nombre de Alá y del EI” y, por eso, la Fiscalía de Marsella lo acusó por “por tentativa de asesinato y apología del terrorismo”.
Mientras en las zonas en conflicto, principalmente en Medio Oriente y África, varias milicias han adoptado la denominación del EI, como en otros tiempos lo hicieron con Al Qaeda, en Estados Unidos yEuropa no siempre está tan claro el vínculo real entre los atacantes que se reivindican como miembros de la milicia islamista y el grupo asentado en Irak y Siria. Occidente hasta ahora ha sido testigo de dos tipos de ataques relacionados con el EI.
Por un lado, los cometidos y organizados por algunos de los miles de sus ciudadanos que se unieron a la guerra santa de la milicia en Medio Oriente y luego volvieron para continuar la lucha en casa. Por otro lado, los ataques, casi siempre menos efectivos, pero también más difíciles de prever, protagonizados por ciudadanos locales sin un vínculo formal con la milicia, pero que, por razones en general desconocidas, deciden actuar “en nombre” de ella.
La prensa mundial se refiere a ellos como ataques “inspirados” en el EI ya que el propio grupo armado descubrió su efectividad el año pasado y desde entonces los promueve activamente.
En septiembre pasado, el vocero del EI, Abu Muhamad al Adnani, difundió un audio en las redes sociales para convocar a los musulmanes de todo el mundo, pero especialmente a los occidentales, a “matar al no creyente, sea civil o militar”.
“Los dos, se considera, están peleando una guerra. Es legal destruir la sangre y la riqueza de los dos porque la sangre no se vuelve legal o ilegal según la ropa que se use”, aseguró el representante del Califato, que el EI dice haber fundado para todos los musulmanes del mundo en el territorio de Irak y Siria que controla desde 2014, pese al rechazo de las principales instituciones religiosas del mundo islámico.
Meses más tarde, comenzó a circular por las redes sociales un manual firmado por el EI con consejos para musulmanes occidentales que respondan a su llamado y estén dispuestos a atacar en sus países.
“No hay duda de que hoy, en la era de los lobos solitarios, los hermanos de Occidente necesitan saber algunas cosas importantes para su seguridad para que puedan garantizar el éxito de sus operaciones”, reza el instructivo.
La milicia les aconseja vestir como cristianos, usar perfume con alcohol (algo que los musulmanes tienen prohibido) y colgarse en el cuello una pequeña cruz, excepto que el futuro atacante tenga un nombre demasiado islámico. En ese caso, vestirse demasiado cristiano, sería sospechoso, advierte el manual.
Es innegable que el EI amplió sus fronteras en 2015 y, más aún, en este comienzo de año. No obstante, para poder enfrentar a este grupo radical, es necesario detectar los distintos tipos de atentados que se cometen en su nombre y las características que llevan a actuar a los agresores en cada uno de ellos.
Hacerlo podría revelar, por ejemplo, que los atentados cometidos por personas locales, tanto los bien organizados y masivos como los más erráticos e individuales, tienen muchas veces más que ver con lo que pasa en esos países que con un plan orquestado desde el corazón del EI para aumentar su poder global.
Si esto es cierto, bombardear y destruir dos países ya devastados, como Siria e Irak, no evitará que más personas en el mundo encuentren en una guerra lejana la inspiración que necesitan para justificar su radicalización.

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