miércoles, 2 de marzo de 2016

El Estado Islámico activa su estrategia para desestabilizar Bagdad

IRAK

Ofensiva de los yihadistas

El Estado Islámico activa su estrategia para desestabilizar Bagdad

Iraquíes trasladan el cadáver de una víctima de un atentado en Bagdad. REUTERS
La organización firma varios atentados en la capital iraquí y alrededores en respuesta a la reciente pérdida de territorio
En apenas 24 horas las huestes del autodenominado Estado Islámico han perpetrado los ataques más sangrientos del último año en suelo iraquí. Este lunes, el funeral del pariente de un comandante de una milicia chií se convirtió en un baño de sangre en Muqdadiya, a unos 80 kilómetros al noreste de Bagdad.
Al menos 40 personas perdieron la vida y otro medio centenar resultó herido cuando el asaltante activó el chaleco de explosivos. Según funcionarios de seguridad de la provincia de Diyala citados por Reuters, los objetivos eran dos caudillos del movimiento Hashid Shaabi [Movilización popular, en árabe] que habían acudido al sepelio.
"El atacante se aproximó a los comandantes locales de Hashid y detonó el chaleco asesinando a ambos y a muchos otros", detalló un alto cargo de la policía en esta provincia oriental donde hace un año tropas gubernamentales y milicias chiíes derrotaron a los yihadistas. El atentado, cuya autoría fue reclamada por el IS (Estado Islámico, por sus siglas en inglés), acabó con al menos cuatro comandantes locales de la milicia Asaib Ahl al Haq y la Organización Badr.
La tragedia acaeció tan sólo un día después de que otros dos kamikazes firmaran una matanza en un concurrido mercado de Ciudad Sadr, un distrito emplazado en el este de Bagdad, de mayoría chií y de donde proceden destacados cuadros de las milicias chiíes.
El zoco fue golpeado por una primera explosión hacia las 15.30 horas. Poco después, cuando supervivientes y testigos se arremolinaban para auxiliar a las víctimas, un segundo suicida detonó el artefacto que transportaba provocando una carnicería. Horas después del doble atentado reivindicado por el IS, las autoridades elevaron la cifra de muertos a 78, mientras 112 personas seguían recibiendo tratamiento en hospitales de la capital iraquí.
"No nos van a detener", clamó el primer ministro iraquí Haidar al Abadi en un comunicado divulgado tras el ataque. A su juicio, las últimas arremetidas "aumentarán la determinación" de ejército, policía y milicias para arrebatar al IS las amplias zonas que controla en el Oeste y Norte del país. En la nota, además, instó a las fuerzas de seguridad -bajo sospecha por sus sucesivas derrotas y los casos de corrupción- a "realizar más esfuerzos para evitar que los terroristas lleven a cabo sus crímenes contra civiles inocentes".
La organización que dirige Abu Bakr al Bagdadi ha perdido terreno en los últimos meses por el empuje de las tropas iraquíes en Al Anbar, en el Oeste, y los 'peshmerga' [soldados de la región autónoma del Kurdistán iraquí] en el monte Sinyar, en el Norte. "El IS está sufriendo derrotas en el campo de batalla, por lo que ha decidido recuperar desesperadamente los cobardes ataques contra los civiles", apunta el analista iraquí Sajad Jiyad.
En su renovado intento de desestabilizar Bagdad y sus alrededores, los adláteres del IS lanzaron el pasado sábado un sorpresivo asalto en la localidad de Abu Ghraib, a unos 29 kilómetros del centro de la capital iraquí. En la villa -célebre por albergar la cárcel homónima donde el ejército estadounidense y la CIA cometieron infames violaciones de derechos humanos durante la invasión de Irak en 2003- tres vehículos repletos de explosivos embistieron un cuartel de las fuerzas de seguridad. Poco después, unos 20 yihadistas se hicieron con el control de un silo y atacaron una base militar cercana. Las escaramuzas se saldaron con 17 uniformados y milicianos muertos y 35 heridos. Una unidad antiterrorista, enviada desde Bagdad, liquidó a los insurgentes tras horas de fuego cruzado. Abu Ghraib -cuya prisión fue clausurada en abril de 2014 por motivos de seguridad- se halla a mitad de camino de la capital y Faluya, bajo yugo del IS.
Las acometidas han suscitado alarma en Bagdad y amenazan con alimentar las tensiones sectarias en zonas sensibles como Diyala, donde en el último año se han denunciado violaciones de derechos humanos contra vecinos suníes a manos de las milicias chiíes. En mitad de los litigios políticos, el influyente líder chiíMuqtada al Sadr ha llamado a sus acólitos a "defender Bagdad" y ha recordado a la élite política el deber de proteger la ciudad en lugar de "continuar con su pillaje".
Las fuerzas del orden han redoblado su presencia en el aeropuerto internacional de Bagdad, una de las principales preocupaciones de las autoridades, mientras prosigue el despliegue de tropas iraquíes en el norte del país como antesala de una incierta campaña para liberar Mosul, la segunda ciudad del país árabe.

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