miércoles, 27 de abril de 2016

Un turista canadiense, decapitado por islamistas filipinos

El primer ministro canadiense Justin Trudeau califica la muerte de "asesinato a sangre fría"

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John Ridsdel, en una imagen sin datar. AFP
El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, ha confirmado hoy que el turista canadiense John Ridsdel fue ejecutado por el grupo extremista Abu Sayyaf y calificó el hecho de "asesinato a sangre fría". Ridsdel, ejecutivo retirado y experiodista de 68 años, fue capturado el 21 de septiembre de 2015 junto con otros tres turistas (otro canadiense, un noruego y una mujer filipina) por el grupo extremista Abu Sayyaf en la isla Samai del archipiélago filipino.
A primera hora de la mañana, la policía filipina encontró la cabeza decapitada de un hombre blanco en la isla de Jolo, bastión de Abu Sayyaf, a unos mil kilómetros al sur de Manila. Antes de expirar el ultimátum de la organización terrorista, una de las más mortíferas según los Gobiernos de Washington y Ottawa, dos individuos subidos en una moto, tiraron la cabeza de Ridsdel en una bolsa de plástico, cerca de una alcaldía de Jolo, según la agencia AFP.
El grupo amenazó con matar a uno de los rehenes si las autoridades no pagaban su rescate. Trudeau afirmó en un comunicado que estaba "escandalizado por la noticia de que el ciudadano canadiense John Ridsdel" había sido asesinado.
"Canadá condena sin reservas la brutalidad de los secuestradores y esta muerte innecesaria. Ha sido un asesinato a sangre fría y la responsabilidad recae exclusivamente con el grupo terrorista que le secuestró", añadió Trudeau.
El primer ministro canadiense añadió que Canadá trabajará con el Gobierno filipino y otras entidades "para perseguir a los responsables de este odioso acto y llevarlos ante la justicia".
Abu Sayyaf, que se ha declarado seguidor del grupo terrorista Estado Islámico (ISIS, en sus siglas en inglés), fue creado en 1991 por un puñado de excombatientes de la guerra de Afganistán contra la Unión Soviética y se le atribuyen algunos de los atentados más sangrientos de los últimos años en Filipinas.
El sur de Filipinas es escenario de un conflicto separatista islámico que dura más de cuatro décadas, que ha causado entre 100.000 y 150.000 muertos y ha paralizado el desarrollo de una región rica en recursos naturales. 

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