Institucionalización e islam
El islam nos ofrece un buen marco teórico para una institucionalización positiva, que eluda toda imposición o tiranía, y se ponga al servicio de las gentes
01/06/2011 - Autor: Zeinab Alegri - Fuente: Webislam
El rechazo por parte del islam del fenómeno Iglesia no implica un rechazo radical de toda institución. Una cosa es la creación de instituciones, y otra la existencia de un magisterio dogmático, o al pretensión de representar a la divinidad de determinadas instituciones. La institucionalización es un fenómeno humano y en cierta medida inevitable, frente al cual un musulmán no tiene nada en contra. De hecho los musulmanes han creado diferentes tipos de instituciones a lo largo de la historia. Otra cosa es la pretensión de determinadas instituciones de erigirse en “guardianes de la tradición” o en “administradores de la salvación”. Eso es algo completamente contrario al islam, choca frontalmente con una religión basada en el contacto directo entre Dios y el ser humano, y en la cual toda mediación es vista como sospechosa. Este es un de los motivos de rechazo del catolicismo por parte de los musulmanes, que no entienden como puede confinarse a Dios en una institución.
Mi desconfianza hacia la institucionalización de las religiones es anterior a mi adhesión al islam, y no ha dejado de crecer desde que soy musulmán. Por desgracia, hoy en día el islam aparece fuertemente institucionalizado, a través de figuras extrañas al mensaje original como son los grandes muftis, rectores de importantes universidades, imanes de mezquitas de prestigio, y ministerios de asuntos islámicos. El problema aquí es el de la transformación del Mensaje espiritual del Profeta en un instrumento represivo, al servicio del poder. En este caso, es triste que estos pretendidos representantes oficiales del islam corresponden siempre a las corrientes más conservadoras (por no decir reaccionarias). Con este panorama, se comprende que muchos musulmanes demos la espalda a estas instituciones y sostengamos la necesidad de recuperar ese espíritu originario del islam como un camino espiritual libre de toda coacción.
Dicho esto, soy consciente de que la institucionalización religiosa tiene muchos aspectos positivos, además de reconocer que se trata de una tendencia humana inevitable, que se corresponde a la dimensión social del ser humano. Nos situamos ante una tensión inherente al hecho religioso, entre la libertad espiritual que nos aboca al anarquismo y por tanto la disolución de la tradición, y el peligro de caer en la rigidez y el dogmatismo. Y esta rigidez deviene totalitarismo cuando las instituciones se ponen al servicio del poder terreno, como tantas veces ha sucedido a lo largo de la historia.
Siendo la institucionalización un fenómeno inevitable, más que criticar por sistema a las instituciones religiosas, deberíamos hacer todo lo posible por lograr una institucionalización flexible, no dogmática, que sirva de ayuda a los creyentes, pero que no trate de imponerse por la fuerza. Para ello creo que las instituciones religiosas deberían mantener a toda costa su independencia del poder político, especialmente en el terreno económico e ideológico.
Si vamos a la teoría, el islam nos ofrece un buen marco teórico para una institucionalización positiva. El islam nació como una revelación directa de Al-lâh al corazón de las criaturas, como la relación establecida entre el Uno y el hombre unificado. El Mensaje de Al-lâh fue transmitido a través de un noble Mensajero, que la paz sea con él, como una llamada a la humanidad, en cada uno de sus miembros. Ser musulmán significa entregarse únicamente a Dios, sin necesidad de pasar por ninguna instancia humana. Siendo así, es lógico que los musulmanes no acepten ninguna mediación, lo cual es confirmado por la prohibición de iglesia y sacerdocio.
Siendo así, ¿qué clase de instituciones pueden generarse desde la cosmovisión islámica? Señalaré algunas de ellas:
En primer lugar, fundaciones de beneficencia, como los waqf, tan característicos del islam clásico. El waqf distribuía el dinero del zakat, la contribución obligatorio que los musulmanes damos para garantizar la distribución de la riqueza, o para obras de bien común. Los waqf llegaron a ser instituciones poderosísimas, que en algunas ciudades mantenían el control de los servicios públicos al margen del Estado.
En segundo lugar, las mezquitas, en los cuales los musulmanes se reunen para realizar sus salawat. Una mezquita es además un espacio abierto, donde se producen reuniones espontáneas en las que todo el mundo tiene derecho a hablar. Las grandes mezquitas tradicionales fueron el lugar de surgimiento de numerosas corrientes de pensamiento dentro del islam. Cualquier persona persona podía ocupar un espacio para impartir una enseñanza, su continuidad dependía únicamente de la aceptación por parte de los estudiantes.
En tercer lugar, las tariqas sufíes o cofradías, en las cuales se reúnen seguidores de una determinada línea bajo la dirección de un maestro espiritual libremente escogido, y no impuesto a todos los creyentes. Las tariqas sufíes fueron centrales en la transmisión de la sabiduría, pero también han jugado un importante papel político y social en la historia islámica, siendo los grandes promotores de la lucha contra el colonialismo.
En cuarto lugar, madrasas y universidades, consideradas como las instituciones religiosas islámicas por excelencia. Las primeras universidades del mundo fueron fundadas por los musulmanes, y de ahí pasaron a la Europa del renacimiento.
En quinto lugar, los hospitales. Puede parecer extraño, pero considero un hospital como una institución islámica mucho más que cualquier consejo de ulemas o de alfaquíes, que es algo muy extraño. A veces madrasas y hospitales se desarrollaron como apéndices de grandes mezquitas, a las que estaban asociadas, y se mantenían con el dinero del zakat.
Estas son algunas de las instituciones más características del islam tradicional. Con esto se verá hasta que punto los Consejos de Ulemas o Ministerios de Asuntos Religiosos que proliferan en los países de población musulmana no son sino una anomalía, el resultado de la apropiación del islam por parte del Estado.
Anuncios
Relacionados
No hay comentarios:
Publicar un comentario