lunes, 9 de mayo de 2016

Un 'Estado Islámico' de Al Nusra

Vista general de una calle de Alepo, en la que se observan los daños causados. REUTERS
El líder de Al Qaeda llama a construir una "entidad yihadista" enemiga del IS en Siria
Alepo lleva partida desde 2012. El Gobierno sirio controla los distritos del tercio oeste, milicias kurdas gobiernan un distrito norteño y la oposición la zona este y sur, con una pequeña vía de suministros que circunda la urbe por el norte en sentido oeste. En abril Bashar Asad ordenó cortar esta carretera y asediar los barrios alzados, donde hay decenas de miles de civiles. Esta ofensiva derivó en intensas luchas y puso el cese de hostilidades auspiciado por la ONU, efectivo desde el 26 de febrero pasado, en punto muerto.
"Nuestro objetivo es llegar a un punto en el que no tengamos que contar más las horas, y que el cese de hostilidades sea plenamente respetado en toda Siria", dijo la semana pasada el portavoz del Departamento de Estado, John Kirby, ante el acuerdo del régimen de silencio temporal para Alepo, también aplicado a Damasco y Lataquía. Sin embargo, más allá de tímidas hostilidades entre adversarios, preocupa que el Estado Islámico y especialmente el Frente Al Nusra -brazo de Al Qaeda en Siria- no estén involucrados en él.
La presencia del Frente Al Nusra en zonas opositoras sirias, incluso en ocasiones compartiendo trinchera con otros grupos reconocidos por EEUU, sirve de justificación para que los aliados de Asad bombardeen esas áreas, en ocasiones matando también a civiles. Aunque la Coalición Nacional Siria asegura que el Frente Nusra no tiene control efectivo de ninguna área siria, otros analistas como Charles Lister, del Middle East Institute, creen que se prepara para declarar su propio Estado islámico en el norte de Siria.
Otra señal que indica un posible paso adelante del Frente Al Nusra es el mensaje sonoro que ayer publicó Ayman Zawahiri, considerado líder de Al Qaeda. Zawahirielogió a su filial, llamó a unir todos los muyahidín (combatientes yihadistas) en Siria para "liberar" el país y construir "una entidad islámica yihadista que siga el buen camino". Recordando su rivalidad con el IS, Zawahiri, esta vez más inclinado que antaño a asentar un poder político, arremetió contra aquella organización "y sus apoyos anónimos".
El viernes pasado, una alianza de grupos salafistas - islamistas ultra conservadores - llamada Yaish al Fatah (Ejército de Conquista), capitaneados por el Frente Nusra, arrebató a las fuerzas pro Asad la localidad de Jan Tuman, nueve kilómetros al suroeste de Alepo. Este pueblo es crucial porque se halla en las inmediaciones de la principal ruta, procedente de Hama, de acceso de suministros a las zonas alepinas en manos del Gobierno. Si aseguran su toma, los opositores tendrían una segunda vía de escape de Alepo.
Según estimó el Observatorio Sirio para los DDHH, una entidad pro oposición basada en Londres, al menos 30 combatientes pro Damasco y 43 alzados murieron en los choques de Jan Tuman, que ayer proseguían. Medios iraníes informaron de que trece "asesores militares" - Irán desmiente que tenga combatientes - han muerto allí. Entre las víctimas de Jan Tuman podría haber también, según el medio Voice of America, cerca de 15 combatientes chiitas afganos reclutados por Teherán.

Una urbe dividida

En Alepo, provincia al norte de Siria, estos días se está decidiendo el curso de la guerra y el futuro del país. A la una y media de la madrugada del sábado un comando de entre 15 y 20 miembros de las Fuerzas Especiales de Turquía penetró sigilosamente en suelo sirio. Durante cuatro horas, los soldados turcos reconocieron el terreno, hasta 14 kilómetros frontera allende, para acabar con los lanzacohetes del Estado Islámico (IS, por sus siglas inglesas) que desde enero pasado han matado a 19 personas en la ciudad turca de Kilis. En las horas siguientes, aviones de la coalición internacional golpearon las baterías y mataron a 48 yihadistas.
La capital provincial, segunda ciudad del país y en disputa casi desde el inicio del conflicto hace cinco años, vivió ayer un día de calma relativa después de tres semanas de duros combates, en los que murieron más de 300 personas. Es consecuencia del régimen de silencio impulsado por Rusia y Estados Unidos y que está previsto que dure al menos hasta el martes.
"La situación hoy [por ayer] es buena en Alepo. No ha habido bombardeos. Incluso se pudo realizar una manifestación a favor de los presos de Hama", explica a EL MUNDO Osama Talyu, un miembro alepino de la opositora Coalición Internacional Siria. Se refiere al motín la semana pasada, en una prisión abarrotada de la provincia central de Hama, que motivó un duro castigo de las fuerzas oficialistas. En Alepo, según denunciaron leales al Gobierno de Bashar Asad, los alzados sí lanzaron proyectiles.
A pesar de la ausencia de bombardeos directos sobre zonas civiles de Alepo, la destrucción de las últimas semanas ha dejado una situación miserable.
Entre las infraestructuras castigadas por las fuerzas pro Damasco hubo, además del hospital pediátrico del Quds -donde murieron más de 55 personas en un ataque aéreo el 27 de abril pasado-, depósitos de agua y hornos de pan. "La gente debe recurrir al agua de los pozos, y la harina es insuficiente", lamenta Talyu, comunicándose por Internet con este periódico.

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