Los 'cachorros' del Estado Islámico: una decapitación para 'graduarse' y 88 mártires en un año
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El Estado Islámico emplea cada vez a más niños como terroristas. Instruidos en campamentos específicos, "los cachorros del Califato" (bautizados así por los yihadistas) estudian el Corán desde los cinco años y aprenden técnicas de combate a partir de los 10. Cuando han recibido el adoctrinamiento necesario, decapitan a un prisionero. El grupo terrorista ha glorificado como mártires a 88 niños fallecidos en acciones armadas durante todo 2015 y los primeros meses de 2016.
Según un estudio del Centro de Combate del Terrorismo (CTC) de West Point, una institución puntera en el estudio del yihadismo, desde enero de 2015 a marzo de 2016, el Estado Islámico ha glorificado como mártires a 88 niños fallecidos en acciones armadas. Un total de 39, es decir, la mayoría de esos niños, murieron en acciones suicidas con coches o camiones cargados de explosivos. Otros 33 perdieron la vida en combate. Cuatro de esos niños se hicieron estallar en medio de multitudes de civiles, en una acción calcada a la de este sábado en Turquía, perpetrada por un niño de entre 12 y 14 años que acabó con la vida de más de 50 personas.
La mayoría de los niños son hijos de combatientes, de origen sirio o iraquí, aunque también hay huérfanos y chicos que han sido secuestrados. Se estima que hay unos 1.500 en manos del Estado Islámico. Cuanto más jóvenes, mejor. De este modo es más fácil adoctrinarlos. Normalmente, a partir de los cinco años se le enseña el Corán y se les inmiscuye desde jóvenes en la yihad. Estudian asignaturas básicas, como matemáticas, pero siempre con tintes violentos e ilustradas con armas.
Cuando alcanzan los 10 años, aunque a veces también cogen a más pequeños, se les entrena en técnicas de combate y le enseñan a usar armas como kalashnikov. Según el testimonio recogido tras la huida de algunos de los niños secuestrados por el Estado Islámico y recogidos por medios como Spiegel se ha podido saber que en ocasiones les suministran "pastillas" para que sean más sumisos y fáciles de adoctrinar.
Un padre llegó a comentar en un momento que su hijo llegó un día con una muñeca vestida con un mono naranja. El grupo terrorista le había mandado deberes para casa: tenía que decapitarla en casa, una vez hecho, se habría graduado y estaría listo para asesinar.
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