El Volcán de Colima es más peligroso que Don Goyo
Geofísica recomienda fortalecer medidas de observación y tener una idea más completa de la evolución sísmica
Rafael López, 10 de octubre de 2016
Ante la reciente erupción del Volcán de Fuego de
Colima, Hugo Delgado Granados, del Instituto de Geofísica, recomendó
fortalecer las medidas de observación cercana para tener una idea
completa de la evolución de la actividad eruptiva.
Delgado Granados, adscrito al Departamento de
Vulcanología, recordó que el de Colima es el más activo del país y, en
consecuencia, sus erupciones son recurrentes. Tal condición es resultado
de una combinación de varios factores geodinámicos. Justo en la región
donde las placas de Rivera y de Cocos se introducen con diferente
velocidad a la Placa Continental de Norteamérica, proyectada hasta la
superficie, está el Volcán de Fuego.
Varios parámetros
De acuerdo con el científico, un volcán puede clasificarse en el rango peligro
cuando hay probabilidades de erupción. Otra cosa es el riesgo
relacionado con el impacto que las emisiones pueden tener sobre la
población.
“Si se compara a éste con el Popocatépetl, Don Goyo,
resulta más perjudicial el de Colima porque hace erupción con mayor
frecuencia; el segundo, aunque se reactivó en 1994, tardó 70 años en
hacerlo, después de su última erupción, en 1927.”
Desde esa perspectiva, comentó Delgado Granados, es
más riesgoso el primero porque registra erupción cada siete años;
aunque, obviamente, hay mayor peligro por una erupción del Popocatépetl
debido a que a su alrededor habita más gente y hay más infraestructura.
De acuerdo con el investigador, los volcanes deben ser
observados desde varios parámetros. Entre más se midan es mejor el
diagnóstico de la actividad. Uno se relaciona con la sismicidad, otro
con la deformación y uno más con la emisión de gases.
“El tipo de erupciones como las del Volcán de Fuego
son recurrentes, pero la entrada de material dentro del edificio
volcánico lleva una serie de señales que pueden percibirse por los
sistemas de monitoreo con los que se observan cercanamente. Si el
material ingresa en el edificio, obviamente se genera una serie de
aquéllas, que a través de sismógrafos se pueden capturar. Una gran
diversidad de señales se asocian con lo que el volcán está haciendo”,
aseveró el investigador universitario.
Eso mismo puede hacerse cuando el material entra al
edificio volcánico y se deforma. Asimismo, si se miden los gases
expulsados al exterior, con las tres líneas de evidencia, y otras más,
se puede saber lo que está ocurriendo.
Riesgos factibles de mitigar
El experto insistió en que “una vez que se presentan
los eventos eruptivos de los volcanes, como en Colima, hay riesgo. Ahora
bien, para afrontarlo está el conocimiento de las características del
fenómeno eruptivo, en particular lo que éste es capaz de hacer”.
Obviamente, puntualizó, hay peligros factibles de
mitigar. Una medida es evacuar a las poblaciones más cercanas, acción
que ya han hecho las autoridades de Protección Civil de Colima y de
Jalisco. Sin embargo, en opinión de Delgado Granados, la recomendación
principal es la observación permanente.
Recientemente, un grupo de especialistas de la UNAM
estrechó la colaboración con sus colegas de la Universidad Autónoma de
Colima para coadyuvar en las actividades de monitoreo y observación
cercana. “Es importante hacer un diagnóstico de la evolución de la
actividad eruptiva”, concluyó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario