martes, 25 de octubre de 2016

LAS RELIGIONES AL SERVICIO DEL SER HUMANO La libertad solo se protege con la libertad

Este discurso fue ofrecido por el Imam Musa Sadr con ocasión del
séptimo día del martirio de Kamel Marwah. Fue publicado en el periódico
Al-Hayat con fecha de 31 de mayo de 1976. Kamel Marwah fue un
periodista libanés víctima del terrorismo.
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La prensa ¡Oh hermanos! es un lugar desde el que adorar
a Dios y desde el que servir a los seres humanos y cuando la
prensa no responde a esa obligación pasa a ser un territorio de
Satanás.
La prensa es uno de los más importantes y precisos campos
de batalla, ya que forma la opinión pública y colabora en la
creación de cultura. Es alimento para las almas y crea nuevos
niveles para la evolución del espíritu. Refina las emociones de
las masas y las orienta hacia el bien y lo correcto.
La prensa, mediante sus esfuerzos por monitorizar y orientar a la sociedad, sus orientaciones al Estado, al gobierno y a las instituciones, y su contribución a la planificación de la economía y la política, contribuye poderosamente a la organización de la sociedad humana. Es una servidora tanto de la sociedad como del individuo y como tal, es uno de los fundamentos de la nobleza humana.
No deseo alabar a la cultura ante la gente de la cultura, ni en su propio territorio, ni frente a la sociedad de los lectores, pero quiero poner la atención en un punto de este discurso, recordando a mí mismo y a mis hermanos la posición especial de la prensa.
Un periodista tiene la capacidad de crear una sociedad sana, pues, cuando él publica un artículo, o escribe una nota, o publica una imagen, o destaca un titular, o comenta un acontecimiento, pretende con ello orientar, tanto al individuo como a la sociedad en su conjunto.
Un periodista puede ser un padre que aconseja, un amigo sincero y un sabio guía o puede ser un traidor o un corruptor, un deformador de las palabras pronunciadas por otros.
¡Oh hermanos! El periodismo es uno de los más importantes frentes del combate sagrado y uno de los más importantes instrumentos en la formación del ciudadano. Esta importante posición que ocupa el periodista implica para él obligaciones con la sociedad y le otorga derechos sobre ella.
Su obligación con la comunidad es, por un lado, orientarla
con sinceridad, iluminarla y aconsejarla. Por otro lado, su
derecho sobre la sociedad es que ésta otorgue libertad, le
cuide y le proteja de todo aquello que pueda ser causa de su
corrupción y desviación.
¡Oh hermanos! La libertad es el mejor instrumento para
potenciar todas las capacidades del ser humano y el individuo
no puede servir a la sociedad si en ella no prevalece la libertad, ni
tampoco puede transmitir todas sus capacidades, ni desarrollar
todo su talento y cualidades si carece de libertad suficiente.
Por tanto, la libertad es el mejor instrumento para que
florezcan las cualidades de un individuo en el servicio a la
comunidad y la libertad es también el reconocimiento y
la proclamación de la nobleza del ser humano y la mejor
presunción sobre él, mientras que la ausencia de libertad es
una ofensa a la idea del ser humano y una limitación a su noble
posición.
Por ello, nadie es capaz de limitar la libertad individual
excepto quien descree de la naturaleza innata del ser humano,
la naturaleza en la que Dios ha creado al ser humano, esa
naturaleza que es el “profeta interior” de todo ser humano.
La libertad es un derecho que la sociedad en la que vive
otorga al periodista. Es un servicio que ella le presta para que él
actúe y un servicio para la sociedad misma, porque le permite
acceder a todo el conocimiento. Por ello, la única manera
de proteger la libertad es mediante la libertad misma. Y, al
contrario de lo que se dice, es ilimitada e infinita. Lo cierto
es que la verdadera libertad es la libertad total. Esa es la que
procede de Dios. Es ilimitada.
Pero la libertad verdadera es la libertad que procede de
causas que presionan desde el exterior y causas que presionan
desde el interior. Así, en palabras de Imam Ali, la paz sea con
él: “Quien abandona sus pasiones se torna libre.”
Y si quisiéramos definir la libertad diremos que ella es
la liberación de los otros y de uno mismo. Y si quisiéramos
explicar la libertad desde ese punto de vista, veríamos que no
existen limitaciones a la misma, porque una libertad que entra
en colisión con la libertad de los demás es adoración del ego y
esclava de las pasiones.
La libertad es un esfuerzo sagrado. La expresión menor de
ese esfuerzo, a la que se refería el noble Profeta, es el combate
contra los agresores y el esfuerzo mayor es el combate contra
el ego y la liberación de las pasiones, para que la opinión del
periodista sea consejo, verdad y pureza.
Y el derecho del periodista sobre la sociedad es que ésta
crea en su libertad y que le otorgue seguridad para que no caiga
ante las diversas y numerosas tentaciones y presiones… y ese
derecho es también un servicio a la comunidad.
Por ello, es por medio de la libertad como mejor se sirve a
la sociedad misma, se protegen sus obligaciones y se enriquece
de las energías del esfuerzo sagrado…
Por tanto, la libertad es el camino ideal para hacer surgir el
potencial humano y para realizar este derecho.
¡Oh hermanos! Un periodista no calumnia, no sucumbe
ante las presiones ni ante la pobreza. Un periodista no mata. El
asesinato es el peor de los métodos, el mayor fracaso y la mayor
cobardía al servicio de una meta, sea cual sea esa meta.
El Mensajero de Dios, solía decir: “La fe es lo que pone
límites al asesinato.” Y también decía: “El musulmán no
obra con perfidia por muy importante que sea lo que pudiera
conseguir a cambio.”
Imam Musa Sadr, 31/5/1966

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