jueves, 24 de noviembre de 2016

Escuelas yihadistas: cómo el EI enseña a los chicos a matar

Escuelas yihadistas: cómo el EI enseña a los chicos a matar

LA NACION
QAYYARA, Irak.- Abderahman sólo tiene 8 años, pero ya sabe cómo se mata. "Me enseñaron a degollar". ¿Con muñecos? "No, con libros. Tenían dibujos que explicaban cómo se hace", cuenta.
El grupo terrorista Estado Islámico (EI) tenía una escuela para  matar en su pequeña ciudad, Qayyara, liberada hace unos días por la coalición internacional. Con libros de texto del EI, incluida la asignatura "cómo cortar cabezas"; con profesores; con chicos de la edad de Abderahman.
Este joven perdió el brazo derecho durante los bombardeos norteamericanos, que eran parte de la ofensiva internacional de desalojo de los terroristas de la vecina Mosul, aún en marcha. De un lado o de otro, los civiles de la histórica región de Nínive están expuestos a la violencia, obligados a llevar a cuestas estos traumas y amputaciones, en el cuerpo y en el alma.
El chico está sentado sin camiseta. Lleva en el muñón una venda blanca recién puesta que le llega casi hasta el hombro. Mira a su padre antes de seguir hablando. "Nos enseñaban a cargar armas y a poner bombas. No quería estar allí, pero cuando dije que me iba, dijeron que me matarían", señala. Su padre interviene para explicar que en cuanto se enteró, sacó al niño de la escuela. Según él, sólo recibió adoctrinamiento durante dos semanas. Imposible verificar qué pasó en este lugar bajo los dos años de ocupación de EI. Pero uno puede hacerse una idea cuando ve la fosa común hallada en Hamam al-Alil, cerca de aquí, con más de un centenar de cuerpos, todos decapitados. Una buena razón para persuadirlos de "ir a la escuela".
Las mujeres están en una habitación contigua. La madre del chico no quiere fotos. "El EI se llevó a mi familia para usarlos como escudos humanos. No puedo contar nada. Los van a matar". Su ciudad, Qayyara, está a 60 kilómetros al sur de Mosul, una urbe de un millón y medio de habitantes donde EI se atrinchera y reina un caos mortífero."Sabés, esos terroristas agarraron a un chico de los vecinos, de la edad de éste -dice señalando a uno de cuatro años- y le dispararon una bala en la cabeza." ¿Por qué? "Porque estaba agitando una bandera iraquí. ¿Te imaginás?"
Abderahman está tenso. ¿Qué querés ser cuando seas grande? "Profesor". Le gusta Ronaldo y el Real Madrid. Al decirlo, sonríe. Cuando se va a vestir, toma una camiseta donde no se distinguen los colores. Todo el pueblo está cubierto por una ceniza espesa y tóxica. Procede de los pozos de petróleo que EI quemó hace dos meses para evitar los bombardeos con aviones. Los nubarrones negros se extienden sobre toda la ciudad, creando una atmósfera apocalíptica. Los bomberos trabajan a destajo para apagarlos del todo.
"Los chicos, sobre todo, tendrán problemas respiratorios de por vida", explica un médico del antiguo hospital de la ciudad, ahora destrozado por la batalla.
Los menores son una prioridad para EI y el futuro de su califato. La prueba son los videos de propaganda grabados en las escuelas que hasta ahora se sabía que existían en su bastión, Raqqa, y en otras ciudades sirias. En ellas los reclutan y reciben adoctrinamiento ideológico y militar. Los convencen o los obligan a convertirse en kamikazes. Vulnerables, manipulables, se convierten en un perfecto blanco para los terroristas. En la pantalla aparecen felices, abrazando a los guerreros del grupo, cocinando, rezando y participando en entrenamientos físicos y de manejo de armas. En muchas otras ocasiones, los menores ejecutan a prisioneros en propagandas salvajes, no aptas para audiencias sensibles.

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