lunes, 26 de diciembre de 2016

El lucrativo negocio del terrorismo

Los mayores conflictos armados se dan en las zonas de mayor pobreza

23/12/2016 - Autor: Ángel Álvarez Hernández - Fuente: Webislam
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La guerra contra el terrorismo es una gran mentira, mientras no se persiga de manera eficaz a los terroristas.
El terrorismo se ha convertido en un gran negocio que da enormes beneficios a los traficantes de armas, las corporaciones financieras, y el complejo industrial-militar. En el año 2.014, el gasto en materia de seguridad en Estados Unidos equivalía a 115 dólares per cápita, para evitar atentados terroristas, frente a los 61 centavos per cápita ocasionados por atentados terroristas. Desde el atentado de las Torres Gemelas el 11 de septiembre de 2.001, la inversión en seguridad de Estados Unidos contra el terrorismo ha sido de 484.000 millones de dólares, lo que supone el 44% del gasto en materia militar. En el año 2014 el gasto económico aproximado estadounidense en la lucha contra el terrorismo fue de 52.900 millones de dólares (49.000 millones de euros), con un impacto sobre la economía mundial de 105.800 millones, pero, según Gordon Adams, experto en el presupuesto de seguridad nacional de Estados Unidos, el gasto real en la lucha contra el terrorismo es de 100.000 millones de dólares al año. En Europa, los 28 países que componen la Unión Europea destinan en su conjunto a lucha contra el terrorismo el 1,8% del PIB (250.200 millones de euros).
Paralelamente a esta estadística, según datos de 2.015, el 35% de la población subsahariana y el 13,5% de la población de Asia meridional, viven con un euro y seis  céntimos al día, es decir 584 euros al año. El promedio mundial de población que sobrevive con un euro y seis  céntimos al día es del 9,8 %.
El contraste entre el gasto destinado a seguridad y la situación de pobreza es significativo, porque los mayores conflictos armados se dan en las zonas de mayor pobreza. Según los datos facilitados por ACNUR, (Agencia de la ONU para los refugiados), 65,3 millones de personas, es decir uno de cada 113 seres humanos, es solicitante de asilo, desplazado interno o refugiado. Los tres países con mayor número de refugiados son Siria, con 4,9 millones, Afganistán, con 2,7 millones y de Somalia, con 1,1 millones.
El atentado terrorista del 11-S, supuso una caída del índice Dow Jones que tardó cinco años en recuperarse y el PIB de Estados Unidos sufrió una caída trimestral del 1,3%. El impacto económico se cifró entre 35.000 y 109.000 millones de dólares, pero los atentados posteriores al 11-S no han supuesto ningún impacto económico relevante en las economías occidentales. Después del atentado de Madrid el 11-M, la economía española creció un 3% interanual en el segundo trimestre. En Londres la bolsa subió tras el 7-J.
Las empresas de armas de Estados Unidos son las principales exportadoras de armas (34% del mercado mundial). Le siguen Rusia (25%), Alemania (10%), Francia (8%) y el Reino Unido (4%). Estas empresas no han dejado de subir en bolsa con cada atentado terrorista y con las guerras que se desarrollan por todo el mundo y en especial en Oriente Medio. Thales, la compañía gala, repuntó más de un 3% en la sesión bursátil posterior a los ataques de París.
En Egipto, donde antes de las “Primaveras Árabes”, en 2.010, se alcanzó la cifra de 14.731.000 millones de turistas, cinco años después, en 2.015, la cifra bajó a 9.327.804. El último dato registró en 2.016 una caída del 40% en el primer trimestre respecto al mismo período del año anterior. El miedo al terrorismo ha provocado la caída en picado del turismo en los países de mayoría musulmana.
A estos datos se debe unir el incremento de la islamofobia en occidente donde el 8% de la población europea es musulmana y donde cada atentado terrorista ha supuesto un repunte del rechazo, la discriminación y la violencia contra esta población y los refugiados que huyen de las guerras en Oriente Medio, Somalia y Afganistán.
Podemos hacernos una serie de preguntas inquietantes:
1.- ¿Por qué a pesar del enorme gasto económico que supone la lucha contra el terrorismo, no se ha logrado vencer al mismo?.
Detrás de cada intervención de los países occidentales, siempre ha estado el terrorismo. El 11-S, supuso la excusa ideal para invadir Afganistán y después Irak, (con enormes yacimientos de petróleo), con la acusación falsa de que este país tenía armas de destrucción masiva que luego no aparecieron. Afganistán e Irak se han convertido en países desmembrados con gobiernos fallidos que no controlan todo su territorio. Los kurdos actúan como un Estado de hecho en las zonas de Irak que controlan. Lo mismo ocurre en diversas zonas de Afganistán.
La causa de la actual guerra de Siria no fueron los abusos del Régimen, por muy deplorables que fueran, ni las ansias de libertad del pueblo, sino el control de los oleoductos que pasan por este país y que llevarían el petróleo desde el Golfo Pérsico, (Arabia Saudí y Qatar), hasta Estambul y desde ahí al resto de Europa. Este plan no le interesaba a Rusia ni a su empresa Gazprom, que compite con las empresas de capital qatarí, saudí, británico y norteamericano, para controlar el mercado europeo y, por este motivo, países como Estados Unidos, Francia e Inglaterra, Arabia Saudí y Qatar  han utilizado a grupos como Al Nusra y otros, para intentar derrocar al Régimen Sirio o balcanizar toda la zona.
En los años 80, Al Qaeda actuaba como una compañía de capital riesgo que financiaba actos terroristas. Posteriormente actuó como una franquicia dando su nombre a cualquier organización terrorista que aceptara su ideario.
La frontera turca fue utilizada para abastecer militarmente a grupos como Al Nusra y otros que actuaban en Siria, hasta que Turquía decidió intervenir para evitar que los cantones kurdos se unieran, (formando un estado al sur de su frontera), y se alió con Rusia y Siria, (tras sufrir Erdogan un intento de golpe de Estado pro-Saudí), lo que ha supuesto el desabastecimiento de los “rebeldes o terroristas” y la caída de Alepo en manos del Régimen Sirio.
2.- ¿Cómo se financian los terroristas y quien se beneficia?
La frontera turca, (y en menor medida la jordana), es utilizada por el grupo terrorista DAESH para vender en el mercado negro el petróleo que controlan en Siria e Irak. El pago de este crudo se realiza mediante la entrega de armas y depósitos financieros en paraísos fiscales. Una cantidad económica que motivó la intervención de grandes corporaciones financieras. Ese es el motivo real por el que DAESH no ha sido eliminado hasta la actualidad. Según la ONG Corporación Rand, el grupo terrorista DAESH controla una docena de pozos petroleros y se autofinancia. Solo el 5% de sus recursos procedería de donaciones procedentes de Qatar, Kuwait o Arabia Saudí. Lo mismo que ha pasado en Siria sucede en Libia, donde los grupos terroristas controlan las zonas petroleras y mantienen extraños acuerdos con empresas para vender el petróleo en el mercado negro. Esta fue una de las consecuencias de la destrucción de Libia por los bombardeos de la OTAN y la creación de un estado fallido sin control alguno sobre sus recursos. Los terroristas incluso utilizan refinerías móviles para tratar el crudo. Quien compra el petróleo que roba DAESH esta financiándolo, según el Instituto de Expertos Externos en Prevención del Blanqueo de Capitales y Financiación del Terrorismo (INBLAC).
En Afganistán, los talibanes se han convertido en bandas de narco-terroristas siguiendo el modelo de México y Colombia, donde la corrupción y la falta de control del gobierno sobre extensas zonas han permitido el cultivo de opiáceos.
No se puede confundir el islam con bandas de terroristas que se dedican a saquear y explotar las riquezas de los países de invaden, (Siria, Irak, Libia, Afganistán), utilizando paraísos fiscales y corporaciones financieras.
La guerra contra el terrorismo es una gran mentira, mientras no se persiga de manera eficaz a los terroristas. Hay muchos intereses creados, (de corporaciones financieras y traficantes de armas), para evitar su desaparición y siembre habrá fanáticos y delincuentes dispuestos a inmolarse o cometer cualquier acto terrorista.
El terrorismo se ha convertido también una industria del lavado de cerebro y de adoctrinamiento a través de Internet. Muchos jóvenes ven en las redes sociales a los terroristas de DAESH llenos de poder, como una marca “rebelde, juvenil y triunfadora", que se ha vengado del malvado y decadente occidente. Sus combatientes visten de negro y conducen las camionetas Toyota que Estados Unidos le proporcionó al frente Al Nusra, según The Spectator y Deutsche Wirtschafts Nachrichten.
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