La sinaloense que interpretará a Ángela Peralta
La soprano, Jéssica Loaiza, dará vida a la famosa cantante en el teatro que lleva su nombre
Héctor Guardado
06-11-2014
Cuando Jéssica Loaiza escuchó a José Carreras, en el Teatro Pablo de Villavicencio de Culiacán, se le reveló el canto como un acto milagroso, equilibrado, pleno de armonía y supo que eso quería hacer en la vida, cuando llegó a su casa y le contó a su papá su experiencia, él le contestó: "Qué bueno que no te lleve a las luchas".
"Nunca fui a las luchas y mejor no voy, no vaya a ser que se haga realidad la profecía de mi papá", refiere la cantante Jéssica Loaiza Pérez, quien nació en Culiacán y cuya facilidad para las matemáticas la llevó a estudiar Ingeniería en Informática en el Tecnológico de Monterrey, ahí entró al coro y su maestro descubrió su talento. "Mario Contos me llevó al Coro de Ópera de Culiacán, a las dos semanas estaba cantando en el coro de Elíxir de Amor, que se presentaba en Culiacán. Me deslumbró la música, el canto. Desde los primeros ensayos me sedujo. En la función, cuando Nemorino, el ingenuo personaje principal canta Una furtiva lágrima, lloré mucho, entendí que la música era algo que sentía muy profundamente, no sabía por qué lloraba pero quería volver a sentir lo que viví al escuchar esa música", compartió. "Al año siguiente vino el tenor español José Carreras a cantar a Culiacán, mi director me regaló un boleto de la primera fila, interpretó No puede ser, de la zarzuela La tabernera del puerto. Fue cuando se me reveló la profundidad de la música de una manera contundente, cuando salí de ahí le dije a mi papá: esto es lo que voy a hacer con mi vida y mi papá me dijo: 'menos mal que no te llevé a las luchas'". Jéssica soñó, cuando escuchó a Carreras, con hacer sentir a las demás personas eso que ella había vivido. "Sentí tantas cosas cuando lo oí que deseé hacer sentir a la gente lo que yo viví, esa actuación fue determinante para que yo eligiera el canto para que fuera mi vida profesional, me sensibilizó y vi mi vida en el canto como una misión bella, llena de armonía", comentó. "Me obsesioné con el estudio de la música, me dormía y escuchaba notas, me despertaba y pensaba en sonidos, entré a estudiar violín, piano y canto. Mientras estudiaba eso, trabajaba en el Colegio Chapuletepc de Culiacan, en el departamento de sistemas computacionales". Siempre por nuevos horizontes Culiacán le quedó chico. Sus maestros le dijeron que buscara una escuela profesional. "Me fui a Monterrey, en ese tiempo no había escuela de canto en Mazatlán ni en Culiacán. Con lo que ahorré en mi trabajo como ingeniera me sostuve un año y después me contrató un negocio que organiza bodas, fiestas, misas. Eran muy buenos, siempre había trabajo, eso me permitió seguir estudiando música, estuve 3 años ahí, y los maestros me dijeron que ya no iba aprender nada ahí, que me fuera a Italia", expresó. "Me fui a Italia, pensé que eso me daría ventaja competitiva. Ahí nació la ópera, hice una estadística de los cantantes que más están trabajando en los teatros del mundo y descubrí que el mayor porcentaje se habían preparado en el Conservatorio de Música de Santa Cecilia, en Roma, no era fácil entrar, la cuota anual no es cara, cuesta 300 euros al año la licenciatura, me hicieron un examen, canté Signora ascolta, de Turandot, de Puccini y un aria de la ópera Julio Cesar, de Handel", dijo. "Cuando llegué a Roma llevaba mi boleto de regreso porque aspirábamos 160 y solamente había siete lugares, y pasé. Fue una gran alegría, es una escuela que se inauguró en el Siglo 18 , antes el edificio había sido un convento, desde entonces vivo en Roma. Voy para siete años en la Ciudad Eterna, pero me siento muy culichi, así me gusta más que me digan. Roma es una ciudad llena de arte, entras a una iglesia y ves un Caravallo y a un lado está un Bernini, es una ciudad y una escuela maravillosa". El camino no termina Jéssica terminó la Licenciatura en Canto Lírico y ahora está haciendo una maestría. "Ahorita estoy haciendo una maestría en Canto Lírico, me estoy especializandome en un repertorio que se enfoca al bell canto: Bellini, Donizetti y Puccini y también en Mozart, mis maestros me fueron guiando a eso, mientras estás en el conservatorio son los guías, ellos deciden, porque te están protegiendo la voz". "Me encuentro especialmente bien en Donizetti, él escribió para una voz parecida a la mía, porque pide un buen registro central, quiere unos bajos o graves fuertes sin llegar a ser dramáticos, y quiere extensión hacia arriba y agilidad". Lucrecia Borgía tiene esas características vocales que definen la voz de esta joven cantante de 33 años y fue un aria de esta ópera por la que consiguió el papel de Ángela Peralta. "La primera vez que estudié Lucrecia Borgia me funcionó muy bien, mi voz la tomo rápidamente, para deducir eso me ayudó mucho el maestro Enrique Patrón. En el 2013 llegué al Concurso Sinaloa con un aria de Aída y él me dijo que no, me sugirió que cantara Donizetti y probé Lucrecia Borgia y salió. Mi maestra en Italia me dijo que ese papel era mío, después estudié Ana Bolena, del mismo autor, y sentí lo mismo". Un momento mágico "El mérito de los momentos mágicos en las obras musicales es totalmente del compositor, el trabajo de uno como cantante es entender la intención que tuvo el autor, hacerla tuya y desarrollarla vocalmente. Ahí se crea ese momento mágico", comentó. "Los autores traducen la emociones humanas y las convierten en música, el cantante es un instrumento del compositor, el buen cantante lo va a hacer porque entiende lo que hizo el creador, lo hizo suyo, pudo traducirlo a sonidos y lo proyecta. Por ejemplo, cuando Mimí, el personaje femenino de La Boheme, canta Si mi chiamano Mimí, cuando dice Ma quando vien lo sgelo y la cantante intuye que en esa parte una nota va sobre la que sigue y tiene que ofrecerlas con un sutil crescendo, cada nota debe ser la tensión de la que sigue, entonces te va a emocionar. El buen cantante logra traducir lo que el compositor describió con sonidos". Llega a Ángela Peralta Empezó a hacer concursos hasta el 2013, su maestra no se lo permitió antes. Cuando ganó un lugar en uno tuvo derecho a participar en una gira por Hungría y algunas ciudades de Italia. Ahora estudia y da clases de solfeo para mantenerse y canta en misas. El papel de Ángela Peralta lo obtuvo gracias al Concurso de Canto Sinaloa 2014, ahí la escuchó el compositor Roger Bourland y la escogió. "Escuchó el aria de Lucrecia Borgia el día anterior de la final, que tiene graves, agilidad y el legato lírico que es lo que necesita el personaje de La paloma y el ruiseñor. En el conservatorio tenemos permiso artístico y me permiten ausentarme", comentó. "Me parece muy importante este papel para mi carrera, porque me va a oír mi gente por primera vez, esta es mi casa, nací en Sinaloa y casi nadie conoce mi trabajo. Este es mi debut en una ópera profesional, además es un estreno mundial, arranco con una obra que recupera una historia de gran arraigo en Sinaloa, además el compositor me va a dar toda la retroalimentación, estoy en donde pasó todo lo que se narra en la ópera, es una gran oportunidad". LA ÓPERA "Ángela Peralta es un gran papel, puedo decir que extraordinario. El compositor en esta obra no se inclina por lo atonal ni lo dodecafónico, que es lo que hace difíciles las obras para un público amplio. "Tiene influencias de teatro musical estadounidense, música latinoamérica, mexicana, de compositores como Bellini, usa tiempos rubatos, se nota una influencia de Puccini. Tiene un sello de Roger Bourland, pero también están los grandes maestros, no es una ópera pesada, fluye. Creo que hay un aria, 'La paloma en el árbol', que le va a robar el corazón al público", dice Loaiza. ESTRENO MUNDIAL La ópera "La Paloma y el Ruiseñor. Los últimos días de Ángela Peralta" se estrena el viernes 14 de noviembre, con reestreno el sábado 15. Ambas funciones son a las 20:00 horas, en el TAP. - Los boletos tienen un costo des de 100 hasta 500 pesos. |
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