jueves, 5 de enero de 2017

El signo de los tiempos (1)

Instrucción ignorante

04/01/2017 - Autor: Prof. Yahia Andalusi - Fuente: Envío público a Webislam
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Napoleón en Egipto
Napoleón en Egipto
La realidad pasa ante los ojos de la mayoría de las personas como una imagen fuera de foco, como un vaho que pocos logran observar en una forma específica y para mal mayor, esta forma condicionada o, mejor dicho, moldeada por la estructura mental del observador, muchas veces en desorden. La modernidad es también la era de la demencia individual y colectiva; de forma tal que hoy es totalmente lógico el postulado de KG Jung respecto a que "las realidades internas son tan reales como aquellas percepciones que se tienen despierto".
No me ocuparé ahora del asunto de las realidades psicológicas o anímicas, ya que esto me llevaría un extenso libro, sino de un punto en particular, el proceso histórico que denominamos modernidad.
Se me deberá disculpar la ausencia de extensas explicaciones respecto a ciertos puntos, la brevedad deseada me impide ofrecerlas ahora, al respecto citaré a Bektash Velí: “Para quien posee sentido un signo es suficiente. Pero para el desatento, mil explicaciones son insuficientes” .
La modernidad comienza cuando nacieron todas las construcciones mentales colectivas que luego la prensa, propiedad del gran capital, nunca olvidemos esto, sacralizó y elevó al rango de religión de la modernidad. Si hoy, en plena modernidad, afirmo que Dios ha sido abandonado como una superstición, en favor de los ídolos modernos de lo “políticamente correcto”, la exaltación a ultranza de los derechos individuales, la democracia, el librecambismo (he camuflado en estas denominaciones las palabras “liberalismo” y “capitalismo” porque de forma aparente y mientras en realidad no se vaya contra ellos la religión materialista moderna permite criticarlos si se usan esos rótulos).
Si uno osara decir a secas “la libertades individuales no son algo completamente bueno”, o “la democracia no es tan buena”, inmediatamente le obligarían a ser roturado con una svástica, sería visto como un demonio cornudo,  este tipo de condicionamiento del pensar ¿es acaso coherente con la idea de libre expresión? Yo creo que no, bien estos son los ídolos, los dos mayores liberalismo y democracia, por supuesto el liberalismo que en realidad subordina la libertad a la posesión de dinero, en el marco del ahora también sacro capitalismo, y la democracia de partidos, la del voto, que viene a ser algo tan “democrático” como lo fue el despotismo ilustrado, solo que ahora no es “para el pueblo sin el pueblo” sino “para los ricos haciendole creer al pueblo que lo avala”.
Bien, este proceso histórico inicia en 1789, con el fin del sistema político anterior, en Francia consumado por la guillotina, en Europa por los ejércitos de Napoleón y luego por el poderío económico que tras imponerse en Europa desde Londres, se extendió a todo el mundo, modeló todas las mentes y puso a disposición de todos la información adecuada para instruirse, para ser doctamente un ignorante disciplinado, el sistema incluyó su propio reaseguro al inventar junto con sus propias instituciones, su opuesto aparente pero funcional, el ala izquierda, y no olvidemos que la revolción francesa tuvo como más ardorosos ejecutores a los izquierdistas jacobinos.
En ese entonces el liberalismo nacía como extrema izquierda, ante la descomposición de la antigua derecha oligárquica de la nobleza, que debía morir y ser reemplazada por la nueva joven y fogosa oligarquía de los banqueros o de los burócratas. Más tarde en Rusia, donde el zarismo había conservado el viejo orden, fue necesaria otra revolución, con otros signos externos e idénticos propósitos internos.
Lo curioso es que seguramente muy pocos estarán de acuerdo con lo anteriormente dicho, incluso un doctor en ciencias políticas podría hacer un rollo con sus diplomas y abofetearme con él porque ¡horror de horrores! He atentado contra lo que todos ya saben es La Verdad, con el dogma que no es posible debatir, claro, sí se me permitirá ser comunista y hablar contra el fascismo, si lo hiciera contra el capitalismo a secas se me tomaría por loco o por fascista. Podría ser liberal y hablar contra el estatismo, pero si osara liberarme de los esquemas impuestos y hablar de verdadera libertad, sería tratado de demente. Incluso, para este tipo de actitud “extremista”, podría encontrarme con que el sistema me arrojara el rótulo de socialista utópico, neo- anarquista o cualquier otro que inventaran los propagandistas del gran capital, deidad máxima del panteón modernista, a cutyo servicio están los ídolos menores, liberalismo, democracia, república, comunismo, populismo y todo los demás.
Una explicación imprescindible:
Solo aclararé que ni la organización del Estado en una república, ni el liberalismo, ni el socialismo son malas ideas, sino que la modernidad ha generado formas de cada uno de estos, que sirven al capital concentrado, en realidad se ha borrado de la memoria colectiva qué es una república o qué es socialismo. Se han creado otras instituciones que distan de ser verdaderas repúblicas, verdadero liberalismo, verdadero socialismo, y por arte de magia les ha infundido vida en las mentes mediante el arte de difundir información, para esto era necesario que las masas pudiesen leer o tuviesen acceso al video, ya que en general leer no es del gusto de la masa.



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