jueves, 5 de enero de 2017

RAZONES SOBRE EL PORQUÉ DE LA GUERRA EN SIRIA

Desde que comenzaron las “revoluciones árabes“, que sólo triunfó en Túnez, estas revueltas nos han dejado un inmenso mar de sangre y destrucción en el Magreb, con Libia, y en Oriente Medio con Iraq, Yemen y Siria. En este caso hablaremos del por qué de la guerra de Siria. ¿Por qué no se debe calificar de guerra civil?, porque no hay tal guerra civil.
Los grupos terroristas yihadistas operativos en Siria están compuestos por voluntarios llegados de África, marroquíes, argelinos, libios, nigerianos, egipcios o somalíes, entre otros. Voluntarios asiáticos llegados desde Arabia Saudí, iraquíes, uigures, chechenos y georgianos o malayos, voluntarios europeos llegados de España, Francia, Reino Unido o Bosnia. En todo caso, apenas encontramos sirios ergo ¿una guerra civil en la cual el bando agresor e invasor no está compuesto casi ningún sirio y que sirven a intereses extranjeros?.
Existen muchas guerras en Siria, de modo que vamos a ir desgranando

INTERESES GEOPOLÍTICOS INTERNACIONALES EN SIRIA:

ESTADOS UNIDOS- UNIÓN EUROPEA- RUSIA

El interés de Estados Unidos y la Unión Europea en Siria es una lucha de elementos de tercera fase contra Rusia, heredero de la alianza de la URSS con el partido Baaz sirio. El resurgir ruso de manos de Vladimir Putin y los movimientos en política internacional de Moscú en el áfrica negra, Sudamérica, así como su vinculación a China y el conflicto en Europa entre los intereses de la Unión Europea en Ucrania, que desató una guerra muy poco mediatizada en el país eslavo, permitió a Estados Unidos intentar reconfigurar el magreb y oriente medio.
Las buenas relaciones entre Muamar Gadafi y Vladimir Putin, que atendió a las incumplidas promesas de Estados Unidos a cambio de vender a Gadafi, eran un objetivo de primer orden a la hora de la revolución de Libia, que logró sacar los intereses rusos del mediterráneo sur.
Al mismo tiempo en oriente medio el pivote de Rusia fue Siria, ya desde la época de Hafez al Asad, padre del actual presidente sirio Bashar al Asad. La influencia de Rusia a través de Siria en Oriente Medio, una de las zonas estratégicas más importantes del mundo, debían ser necesariamente desactivadas destruyendo el gobierno sirio del Baaz, pero la coyuntura internacional no permitía una invasión como la de Iraq y se optó por el uso de revueltas artificiales y por la introducción de elementos wahabistas con la ayuda de terceros países de la región.
Rusia necesita los contactos de Siria con Hezbollah en el Líbano, con la resistencia palestina, con el gobierno chiíta de Iraq y con la resistencia yemení, a fin de tejer toda una red junto con Irán, indispensable aliado de Rusia y de Siria. Dicha red podríamos llamarla “La media luna chiíta” que defiende los intereses ruso-iraníes como agentes opositores a la alianza atlantista-sionista-wahabí en la región.
La victoria de Bashar al Asad, Vladimir Putin, el Ayatollah Seyyed Alí Jamenei y Hasán Nasrallah ha confirmado el fracaso de la alianza del eje Washington-Londres-Bruselas-Tel Aviv-Riad y la pérdida progresiva de la influencia en el marco de esta región (y por ende de los intereses globalistas) frente a todo un nuevo bloque que implica todo un enclave que nace en el centro de Asia, en Irán concretamente, y termina en las costas mediterráneas sirio-libanesas y en el estrecho de Adén con Yemen, y no olvidemos la base militar china de Djibouti.
Turquía, con el neotomanismo sultanista de Erdogan, que pretende hacer renacer el Imperio Otomano también se acerca al bloque ruso-iraní.

INTERESES REGIONALES EN ORIENTE MEDIO

ISRAEL-TURQUÍA-ARABIA SAUDÍ-IRÁN

Siria e Israel mantienen una tensa situación, siempre caliente, en los altos del Golán, conquistada por Israel a Siria en la guerra de los seis días (1967) y ampliada en la guerra de Yom Kippur (1973), este territorio ilegalmente ocupado y colonizado por Israel es una posición estratégica en la región debido a la serie de cordilleras montañosas que forman una barrera natural contra ataques militares y que, también, posee una de las reservas de agua potable más importantes de Oriente Medio.
Al mismo tiempo que esta situación se produce Siria, que jamás ha ocultado su rechazo a la existencia de Israel, ha otorgado ayuda económica y protección a las milicias socialistas palestinas, a Al Fatah, a Yasser Arafat y a Hamás, incluso Jaled Meshal residió en Damasco un tiempo bajo la protección del gobierno sirio.
Aparte de la ayuda a la resistencia palestina, las relaciones de siria con Hezbollah han sido muy estrechas, tanto que Hezbollah está actuando militarmente en la guerra siria del lado del gobierno de Al Asad, al mismo tiempo Siria ha actuado como garante y constante apoyo económico y militar de Hezbollah en El Líbano desde que Hezbollah apareció en los años ochenta.
De ahí que el interés de Israel sea derrocar al gobierno de Bashar al Asad para así poder debilitar a Hezbollah y a la resistencia palestina, y en un futuro a medio plano poder acabar con ambos grupos
Turquía
Más allá del neotomanismo sultanista de Erdogan y su interés de restaurar su influencia en la región a través de la islamización de Turquía, llevando una carrera islamizadora con Arabia Saudí. Debemos remontarnos a los años ochenta y noventa cuando hasta 1998 Siria apoyaba y protegía a Abdullah Oçalan, líder del movimiento PKK, un grupo armado separatista kurdo que pretendía crear el estado del Kurdistán a costa de los territorios turco-kurdos.
Si bien Siria expulsó a Oçalan de su territorio ya en 1998 por presiones de Ankara a Damasco, cuando aún gobernaba Hafez al Asad, la relación entre ambos estados fue realmente estable hasta el inicio de la guerra de siria en la cual Turquía ha participado abiertamente a favor de los grupos terroristas permitiendo que se establecieran en su territorio y crearan un santuario, que utilizaran el territorio turco como ruta para la introducción de terroristas que recibían dinero, armamento y entrenamiento de las tropas turcas y de la OTAN.
La estrategia de Erdogan fue intentar introducir la agenda de los intereses turcos aprovechando los intereses generales de la OTAN, lo que acabó causándole problemas y tensiones tanto con esta organización como con Rusia, acabando Turquía gravemente cuestionada en el teatro internacional.
Al mismo tiempo que Turquía pretendía aumentar su influencia en la región utilizando el canal OTAN, Erdogan temía un resurgimiento del nacionalismo kurdo, que se ha producido, y que el conflicto turco-kurdo se volviera a encender. Los kurdos han logrado material, experiencia, dinero y contactos internacionales que pueden ser usados contra Turquía por lo que el apoyo a los grupos terroristas wahabistas era necesario para que destruyeran a las milicias kurdas y neutralizaran estos grupos. En definitiva, Turquía prefiere que el Estado Islámico esté en su frontera sur antes que los kurdos.
Pero el cambio de la política internacional de Turquía tras el golpe de estado de Gülen, con el apoyo de Estados Unidos y la Unión Europea para acabar con un incómodo Erdogan, han lanzado a Turquía a los brazos de Rusia y de Irán, únicos países que le apoyaron, lo cual es una victoria in extremis de la “Media luna chiíta” y Rusia, por lo que Turquía, que ahora combate a kurdos y terroristas, se ha enemistado con el Estado Islámico.
Aunque Rusia debe permitir, por estrategia, ciertos desmanes turcos ya que, si bien el Mar Negro es un lago ruso, el paso de las naves hasta el mediterráneo pasa forzosamente por el estrecho del Bósforo, totalmente controlado por Turquía, por lo que siendo, como es, un aliado realmente inestable y peligroso, un arma traidora es siempre un peligro para la propia mano, Rusia, por su bien, debe aceptar al poco recomendable poder turco.
Arabia Saudí
La guerra para Arabia Saudí en Siria tiene varias vertientes, en primer lugar debilitar al gran aliado de Siria en la región, Irán, que lleva años viviendo un boom económico y una normalización de su política internacional. Al mismo tiempo la influencia de Irán entre los chiítas de Bahrein, Yemen, Arabia y otros lugares es interesante. Debemos tener en cuenta que Irán puede comprometer la integridad territorial de Arabia como Arabia no puede hacer con Irán, ya que el número de sunitas en el país persa no pasa de la masa crítica como para resultar en problemas internos, pero el porcentaje de chiítas en Arabia, más del 40%, si puede poner el peligro la propia continuidad de Arabia Saudí.
“Al mismo tiempo el régimen de Riad exporta en primer lugar wahabismo, matriz ideológica del terrorismo yihadista, necesario para fanatizar a la población sunita y capitalizarla para acabar con rivales políticos (como Siria) y lograr influencia en Oriente Medio y en todo el mundo a través de las mezquitas y de los medios de comunicación bajo control del régimen de Arabia Saudí”.
Arabia es, por lo tanto, la potencia que peor parada puede salir de la guerra siria, ya que la inminente derrota de los terroristas y la influencia iraní en Iraq, Siria y Líbano confinaría a los Saud a Israel, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos, ya que tendría todo el centro, este y norte de Oriente Medio totalmente vetado. En el sur, tampoco tendrían aliados debido a la frágil relación con Omán, que sigue una tercera rama islámica, son Ibadíes, alejada del sunismo y cercana al chiísmo y a Irán. Yemen y la milicia Ansarullah (Huthies), aliados muy cercanos de Hezbollah, del baaz sirio y de los chiítas iraníes e iraquíes hace que este país sea una pieza clave de “La media luna chiíta” en el juego del aislamiento a Arabia Saudí. Ya que Yemen está logrando repeler la agresión militar árabe, de los terroristas de Al Qaeda y el Estado Islámico, así como de la Liga Árabe, que está provocando en Yemen un desastre humanitario muy poco mediatizado ya que el régimen wahabista de Arabia Saudí es aliado de Occidente.
Sí, el máximo responsable de los grupos terroristas que asesina a cientos de miles de personas alrededor del mundo, y europeos en Europa es, al mismo tiempo, un aliado de Occidente, nuestros países occidentales son amigos de los jefes de nuestros verduros yihadistas.
Irán
Después de años de aislamiento Irán ha conseguido iniciar un juego de ajedrez que ha resultado invisible, pero que ha dado un gran resultado. Los iraníes fueron los ganadores incuestionables de la guerra de Iraq iniciada por Estados Unidos en 2003, ya que por primera vez en la historia un chiíta gobernaba en Bagdad, dicho gobierno rápidamente se unión a Teherán, por lo tanto unía al gobierno iraquí a la lista de estrechos aliados de Irán, dónde ya figuraban Siria, Líbano y Hezbollah, y toda la resistencia Palestina, y ahora desde la primavera árabe a Yemen.
Irán es la pieza clave del bloque de la alianza chiíta, que ha logrado encerrar al wahabismo y al sionismo, convirtiendose en la cabeza central del chiísmo para las comunidades chiítas en territorio sunita. Lo cual podría significar que el último golpe para el wahabismo, ya que Irán podría activar a los chiítas de los Emiratos Árabes Unidos y de Arabia para, desde dentro, y con la ayuda del Baaz, los estados y movimientos chiítas de oriente medio, libres de guerra, asestar el último golpe al régimen de Riad y descabezar las ideologías salafistas y wahabistas, movimientos ideológicos del terrorismo yihadista.

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