miércoles, 22 de febrero de 2017

La interpretación ismailí del Noble Corán

En la tradición del pensamiento ismailí se postula la noción de que hay niveles de significado interior en el Libro Sagrado

22/02/2017 - Autor: Yibril ibn al-Waqt - Fuente: Weblog Tashayyu
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al-Quran al-Karim
Una comprensión de estos niveles de significado se puede llegar a través del dominio de un elaborado plan de estudios que lleva al creyente mediante el estudio progresivo, de adquirir las herramientas necesarias para comprender el Sagrado Corán, y ser capaz de relacionar este conocimiento a ciertas verdades básicas que se encuentran en el corazón del mensaje coránico. El requisito de la herramienta para el proceso es el ta'wil, el analisis hermenéutico, por el cual se llega a la raíz del significado original de la revelación. El complemento del ta'wil es el tanzil, que es la parte de la revelación que define los aspectos formales de la vida religiosa, los recipientes dentro de la cual están contenidas las verdades. Como se refleja en el plan de estudios desarrollado en las sedes de enseñanza del período fatimí tales como al-Azhar y Dar al-Hikmah, el estudiante comenzaba los estudios por el dominio de la 'ibadat al-'Amaliya, las ciencias que eran necesarias para comprender y definir la sharî'ah. Una vez que esto se había hecho, el estudiante entraba a estudiar la 'ibadat al-'Ilmiyyah, las ciencias que explican las haqa'iq, la dimensión esotérica de la revelación y de la sharî'ah. Así, los dos métodos de estudio y el contenido se complementaban entre sí, proporcionando en la visión ismailí una amplia comprensión del Islam y del Sagrado Corán, tanto en sus dimensiones exotérica y esotérica. Esto es ilustrado por ejemplo en las obras de Qadi al-Nu'man, el famoso jurista y escritor fatimí del siglo X de nuestra era, quien después de haber escrito su formulación jurídica clásica, Da'a'im al-Islam, detalla la sharî'ah según el madhab ismailí, luego escribió un trabajo complementario titulado Ta'wil al-Da'a'im, donde los pilares fundamentales del Islam son discutidos en términos de su significado esotérico. Este aspecto dual y complementario del pensamiento ismailí se refleja en gran parte en los escritos clásicos fatimíes; donde se discuten los conceptos de zahir batin, la dimensión formal e interior de ambos, de la revelación y la práctica de la fe.
Toda interpretación del Sagrado Corán en el pensamiento ismailí asume de tal manera una exegética básica, que conduce mediante niveles de significado, a las verdades últimas expresadas como las haqa'iq. Aunque la validez del significado zahiri no se niega, es por lo tanto un aspecto del significado general que puede conducir a un mayor entendimiento. Es este proceso de interpretación que se ha elegido para poner de relieve en torno a un conjunto clave de conceptos coránicos.
El concepto del Tawhid
El primer concepto para ilustrar el modo ismailí de la interpretación del Sagrado Corán, es el principio fundamental del Islam, denominado tawhid. El problema esencial en el inicio del kalam tiene que ver con una definición de los versículos coránicos que hablan de los atributos de Allâh, en particular los atributos tales como sentarse, escuchar, hablar, etc., lo cual refleja la cualidad humana de asociación. Las posiciones Mu'tazili y Ash'ari sobre esto son demasiadas conocidas para sostener tal repetición. Para el pensador ismailí esta controversia pone de relieve uno de los problemas que llega a ser preocupante en la comprensión y explicación de los versículos coránicos sobre la naturaleza de Allâh y su unicidad. Abû Ya'qub al-Sîyîstanî en obras como el Kitâb al-Iftijar y Kitâb al-Maqalid, y Hamiduddîn al-Kirmanî en su clásico Rahat al-'Aql, ambos autores comienzan con una demostración del ta'wil, la aplicación del cual ellos mantienen, permite un mejor entendimiento de la naturaleza aparentemente contradictoria de los versículos en el Sagrado Corán acerca de la naturaleza de Allâh.
Su objetivo es liberarse de los dos errores que atribuyen las otras escuelas del Islam, que cometen el tashbih, que tratan de entender a Allâh mediante la comparación de la analogía y en el proceso de acercarse al antropomorfismo o también del ta'til, que niega el tashbih y con ello despoja a Allâh de todos los atributos. Debe tenerse en cuenta que su preocupación no era para establecer la existencia de Allah, sino más bien, de acuerdo a al-Sîyîstanî, para entender a Allâh como Él merece ser entendido y otorgarle a Él, el verdadero culto que sólo se debe a Él. El ta'wil aplicado al concepto de Allâh en el Sagrado Corán conduce en ambos escritores a través del proceso del tanzih, es decir, eliminando toda asociación de Allâh y en cierto sentido como los Mu'tazili liberando la concepción de Allâh de todas las asociaciones o conceptualizaciones humanas. Esto es sin embargo, es el primer paso y ambos escritores reconocen que tal posición sería de hecho conducir a una acusación de que ellos también cometían ta'til, lo cual en la medida en que les corresponda dejaría abierto a un cargo de «antropomorfismo oculto.» El siguiente paso que conduce de esto como se define por al-Sîyîstanî, es que después de haber negado que Allâh no pueda ser descrito, localizado, definido, etc., uno debe negar la negación anterior.
La absoluta trascendencia de Allâh es establecida por el uso de la doble negación, en la cual una negación y una negación de una negación se aplican a lo negado, la primera, incluye la liberación de Allâh de toda asociación con lo material y la segunda, incluye la eliminación de Allâh de cualquier forma de asociación con lo no material. Allâh por consiguiente, no está dentro del mundo material sensible ni dentro de lo no material. Tal definición en la visión ismailí es un acto de cognición hacia Allâh y por lo tanto un acto de adoración en sí mismo.
El versículo de la Creación
El segundo concepto para ilustrar la interpretación ismailí de la Escritura es la doctrina de la Creación. Específicamente la interpretación que realiza Mu'ayyad fi'l-dîn al-Shirazî del versículo coránico: «En verdad, vuestro Señor es Allâh, quien creó los cielos y la tierra en seis días y después se instaló en el Trono» (Suratul-'Arâf 7, ayat 54).
Mu'ayyad fi'l-dîn al-Shirazî comienza demostrando que la referencia a los días no tiene nada que ver con la concepción general de un día medido con la salida y puesta del sol. Ya que no hubo sol para hablar antes de la Creación, sería absurdo a su juicio suponer una medida de tiempo en relación con el poder creativo de Allâh. Luego se refiere a otras referencias coránicas donde se dice que Allâh crea las cosas rápidamente en un abrir y cerrar de un ojo, y concluye que la referencia a los cielos y a la tierra, y a los días no tiene en realidad nada que ver con el cielo, la tierra y los días como la concebimos. El ta'wil del versículo según el pensador ismailí, revela que la referencia a los seis días connota a los seis ciclos de la Profecía, cada uno de los cuales refleja un ciclo de tiempo. Estos profetas son, Adán, Noé, Abraham, Moisés, Jesús y Muhammad.
El versículo coránico: «Hoy he completado vuestra religión y he consumado mi bendición sobre vosotros y estoy satisfecho de haberos dado como creencia el Islam.» (Suratul-Mâ'ida 5, ayat 3), de acuerdo a Mu'ayyad fi'l-dîn al-Shirazî representa el cumplimiento del proceso creativo plasmado en la misión de los seis Profetas. Cada misión profética es proporcionada una sharî'ah, un patrón de vida revelada para que la sociedad se ajustara a la orden Divina. Cada acción contenida en la sharî'ah, según el pensamiento ismailí, refleja un pasaje en el crecimiento interior de uno y debe ir acompañada por una comprensión espiritual profunda para guiar el acto.
Interpretación del Salat
La doctrina ismailí, hace especial hincapié en la complementariedad del zahir y del batin, convencionalmente traducido como «exotérico» y «esotérico». Obras que definen el zahir o el concepto ismailí de la sharî'ah, comparten una serie de características esenciales con la ley islámica en vigor, entre otras escuelas musulmanas. Una característica distintiva de la ley shiíta, no obstante, fue el principio de la walayah, la devoción a los Imames, la cual junto con el uso del hadîth que se remontan a los Imames reconocidos, constituyó el fundamento en que se basó la sharî'ah. Mientras que el zahir presente en las prescripciones de la sharî'ah, constituyeron los «Pilares del Islam», los escritos ismailíes también proporcionaron una interpretación batini de estos pilares. El batin no cancela al zahir; y ello representa una dimensión que va más allá del precepto zahiri mediante la elaboración de su significado en lugar de contradecirlo. Así el pensamiento ismailí no niega una interpretación literal, y sólo se limita a señalar que tal interpretación es incompleta.
Con el fin de ilustrar un modelo específico de este tipo de interpretación esotérica del ritual, el salat o la oración diaria en el Islam es un ejemplo de ello. La definición del ta'wil del salat por Qadi al-Nu'man establece la simbolización de la da'wa, no en el sentido limitado de la organización bajo los fatimíes que llevaron en las tareas de estudio y predicación de la doctrina ismailí, sino en el sentido más amplio de una llamada o invocación al mensaje del Profeta Muhammad y su afirmación continua por el Imam del tiempo. Entonces el salat significa para el Islam (a la cual el Profeta y los Imames quienes le sucedieron, cada uno en su papel como dâ'î) la llamada a la humanidad.
Los escritores ismailíes luego exponen en relación a los diversos pasos del salat, de acuerdo con el madhhab ismailí a sus significados simbólicos. Qadi al-Nu'man por ejemplo enfatiza que los aspectos zahiri del salat consiste en procesos que le competen a los musulmanes seguir, tales como la llamada a la oración, los momentos de la oración, las posturas rituales dentro de la oración, y de aquellos elementos en el salat, los cuales son fard (obligatorio) y sunna (tradición). Mientras que los aspectos batini, correspondiente a estos procesos, se concierne con el establecimiento del significado verdadero de la religión en la vida, en todos los períodos de la historia humana, y con la estructuración y el ordenamiento de la sociedad de tal manera que se relaciona la religión con el bienestar de toda la humanidad.
Específicamente, Qadi al-Nu'man comienza con el ta'wil de los tiempos para la oración ritual, basado en las referencias del Sagrado Corán: «Cuidad vuestras oraciones y la oración del medio, y permaneced ante Allâh con humildad» (Suratul-Baqara 2, ayat 238); «Haz la oración desde el declinar del sol hasta entrada la noche, así como la recitación del amanecer. En verdad, la recitación del amanecer es observada. Y levántate parte de la noche e incrementa. Pueda que tu Señor te otorgue una posición bendecida» (Suratul-Isrâ' 17, ayats 78-79). Las cinco oraciones establecidas durante cada día significa las cinco grandes épocas de la sharî'ah con los cinco grandes Profetas que vinieron después de Adán, el salat al-zuhr simboliza la da'wa del Profeta Noé, el salat al-'asr representa la da'wa del Profeta Abraham, el salat al-maghrib personifica la da'wa del Profeta Moisés, el salat al-'isha' designa la da'wa del Profeta Jesús, y el salat al-faŷr significa la da'wa del Profeta Muhammad.
Nasiri Jusraw también intenta elaborar el ta'wil de las tres etapas del tiempo que identifica con el ritual de la oración en sí, el inicio, la mitad y el final, donde la etapa inicial simboliza al natiq (enunciador), término ismailí para el Profeta como el promulgador de la Revelación, la etapa intermedia representa el asas (fundamento), el intérprete del significado interno de la Revelación, y la etapa final para el Qâ'im al-Qiyama (Resurrector de la Resurrección), en la cual tanto los aspectos exterior e interior se fusionan y trascienden. Tal visión cíclica de la historia es un aspecto importante del pensamiento ismailí e ilustra la doble dimensión del tiempo que los escritores ismailíes vieron reflejado en el Sagrado Corán. Una primera dimensión proporciona un conjunto de rituales y doctrinas para la comunidad histórica; una segunda dimensión transpone estos rituales y doctrinas a un nivel de significado superior, más allá de las limitaciones históricas del tiempo, donde este tanzil es metamorfoseado por el ta'wil para proporcionar al creyente musulmán una oportunidad para comprender la raíz, del significado cósmico de la ley revelada.
Antes de discutir específicamente el rendimiento de la propia oración ritual, Qadi al-Nu'man hace una interesante referencia a la qibla (dirección), tomando como alusión el versículo coránico: «Levanta, pues, tu rostro hacia la religión, como un buscador de la fe pura» (Suratur-Rûm 30, ayat 30). Al-Nu'man señala que fuera del nivel, éste es el punto de orientación a la cual los hunafa como el Profeta Abraham y el Profeta Adán se les ha fijado la Ka'bah, pero en su sentido esotérico, el din-i hanifan, es decir, la fe absoluta totalmente exenta de la idolatría, que es el wasi, el sucesor del Profeta a través de quien el Profeta vuelve el rostro a la comunidad, mediante el cual se afirmó el batin de la religión durante la vida misma del Profeta, y el zahir se estableció para servir como punto de continuidad después de su muerte.
La discusión entonces procede a los procesos incorporados dentro de la misma oración. Estos pasos de acuerdo a Nasiri Jusraw son siete:
1.Takbir (La consagración), que simboliza la toma de la alianza de un mu'min (creyente). Durante el takbir, los creyentes están obligados a guardar silencio y concentrar su atención por completo en el desempeño de la oración, de la misma manera que un mu'min de quien se haya tomado el pacto, no debe manifestar su búsqueda por el batin abiertamente, para que sus intenciones no sean malinterpretadas y sus palabras no sean mal entendidas.
2.Qiyam (La permanencia), que simboliza la firme afirmación del mu'min para permanecer a su pacto y no dejarse llevar por él.
3.Qira'ah (La recitación), es la pronunciación de la Sura al-Fâtiha 1 y una sura adicional o parte de ella, que simboliza la comunicación con el resto de la comunidad, transmitiéndoles el significado de la fe y su elaboración.
4.Ruku (La inclinación), que simboliza el reconocimiento del asas y en su ausencia temporal del huŷŷa, quien es la evidencia para su existencia.
5.Suyud (La prosternación), es la postración que simboliza el reconocimiento del natiq como el heraldo de un «gran ciclo» y el Imam de aquel ciclo.
6.Tashahhud (El testimonio), que simboliza el reconocimiento del dâ'î (misionero).
7.Taslim (La salutación), es la ofrenda del salam, que marca el otorgamiento del permiso para manifestar la conversación y la acción de una sola fe, al igual que después del ofrecimiento del salam en la oración ritual, el creyente le es permitido conversar.
Cuando el creyente completa la performance del salat en el aspecto zahiri, ha buscado consecuentemente cumplir con su búsqueda interior, que implica el reconocimiento del significado interior de los procesos. Entonces, en esencia los procesos del ta'wil dentro del salat, son etapas en el viaje del alma individual por la búsqueda de las realidades internas de la fe.
Al resumir su interpretación de la oración, Nasiri Jusraw nos dice: «El aspecto exotérico de la oración consiste en la adoración a Allâh con las posturas del cuerpo, en la dirección hacia la qibla corporal, la cual es la Ka'bah, el lugar de la adoración del Altísimo en La Meca. Lo esotérico de la oración significa la adoración a Allâh con el alma pensante y tornándose hacia la qibla del Libro y la sharî'ah, que es hacia el espíritu lo cual es el templo de Allâh, la Casa en la que la haqiqah está encerrada
Uno de los resultados de estudio de estos ejemplos del ta'wil es el reconocimiento de la dialéctica que subyace en sus hermenéuticas. De cómo se despliega el ta'wil, que siempre se mueve desde el nivel de lo específico y temporal a lo cósmico y eterno. El ta'wil está así históricamente arraigado en la comunidad y en la tradición; construida y formada así mismo hasta las experiencias individuales como parte de su crecimiento intelectual y espiritual. De acuerdo a estos escritos, el rendimiento de la oración debe incluir en cada musulmán, un dialogo constante con el sentido de la vida y del cosmos, una idea que está en el corazón de la doctrina ismailí. Otro resultado de este estudio es el reconocimiento que realiza el batin del salat, la cual Nasiri Jusraw llama la «adoración con el alma pensante», que complementa el zahir, de modo que en el ejercicio externo del acto de la oración, el creyente se implica simultáneamente en las facultades intelectuales y espirituales.
El Adam coránico
Por último, la interpretación ismailí de la narración coránica de Adán sirve para ilustrar los vínculos entre los diversos conceptos que hemos discutido hasta el momento, a partir de los siguientes versículos:
«Dijimos: ¡Oh Adán! Habitad tú y tu pareja en el Jardín y comed ambos de él cuanto y donde queráis, pero no os acerquéis a este árbol, pues entonces seríais de los transgresores. Pero Satán les engañó a ambos y les sacó de aquello en lo que estaban. Y Dijimos: ¡Descended! Seréis enemigos unos de otros. La tierra será para vosotros una morada y lugar de disfrute por un tiempo. Entonces, recibió Adán de su Señor palabras y Allâh le perdonó. En verdad, Él es el Perdonador, el Misericordioso con los creyentes. Dijimos: ¡Descended de él, todos! Y, si de Mi parte viene a vosotros una guía, quienes sigan Mi guía no habrán de temer ni estarán tristes. Pero los que no crean y desmientan Nuestras señales, esos serán la gente del Fuego, en el que estarán eternamente» (Suratul-Baqara 2, ayats 35-39);
«Y ¡Oh Adán! Tú y tu pareja vivid en el Jardín y comed de lo que queráis, pero no os acerquéis a este árbol, pues seríais de los opresores. Entonces, Satán les susurró a ambos para mostrarles su desnudez ignorada, diciéndoles: Vuestro Señor os ha prohibido este árbol para que no lleguéis a ser ángeles o para que no viváis eternamente. Y les juró a ambos: En verdad, soy para vosotros dos un buen consejero. Con mentiras les hizo caer y cuando probaron del árbol se les evidenció a ambos su desnudez y comenzaron a cubrirse mutuamente con hojas del Jardín. Pero su Señor les llamó: ¿No os prohibí ese árbol y os dije que Satán era para vosotros un enemigo declarado? Ambos dijeron: ¡Señor nuestro! Hemos oprimido a nuestra propia alma y si Tú no nos perdonas y tienes clemencia de nosotros, seremos sin duda de los perdedores. Dijo Allâh: ¡Descended! Seréis enemigos los unos de los otros. La tierra será durante un tiempo vuestro lugar de estancia y de sustento. Dijo: En ella viviréis y en ella moriréis y de ella seréis sacados»
(Suratul-'Arâf 7, ayats 19-25);
«Cuando dijimos a los ángeles: Prosternaos ante Adán y se prosternaron todos menos Iblis que se negó. Dijimos: ¡Oh Adán! En verdad, éste es un enemigo para ti y para tu pareja, así que no le permitáis que os saque del Jardín pues sufriríais. En verdad, en ello no sufrirás hambre ni desnudez y en ello no pasaras sed ni calor. Pero le tentó Satán. Dijo: ¡Oh Adán! ¿Puedo mostrarte el árbol de la inmortalidad y del gobierno imperecedero? Entonces ambos comieron de él y se les hizo evidente su desnudez y comenzaron a cubrirse mutuamente con hojas del jardín. Adán desobedeció a su Señor y se extravió. Luego, su Señor le escogió, aceptó su arrepentimiento y le guió. Dijo: Descended ambos de él, todos juntos. Seréis enemigos unos de otros. Y si viene a vosotros una guía procedente de Mi, quien siga Mi guía no se extraviará ni se sentirá desgraciado» (Suratu Ta Ha 20, ayats 116-123).
El ta'wil del relato de Adán en el Jardín, su ser tentado por Iblis (Satán) y su posterior caída son todos interpretados en un plano cósmico, es decir, como algo que ocurre en un mundo preexistente llamado 'Alam al-Ibda'. Adán es llamado Adam Ruhani (Adán espiritual). Dentro del 'Alam al-Ibda', existían los siete 'uqul (inteligencias). Adán fue la tercera inteligencia, que después en el pensamiento ismailí están referidos como al-'aql al-awwal y al-'aql al-thani. El aspecto del árbol que Adán no pudo acceder es al-'aql al-awwal (primera inteligencia), es decir, que Allâh en Su sabiduría había definido para Adán los límites al cual podía alcanzar. Sin embargo Iblis, es interpretado como su propia falta de aceptación de este límite, lo que causa a Adán cometer el pecado de la transgresión de los límites con el fin de alcanzar la igualdad de rango con al-'aql al-awwal. La expulsión del Jardín denota la pérdida de su rango y la preeminencia sobre otras inteligencias por debajo de él. Adán de hecho se convierte en una décima inteligencia. Su eventual acto de tawba (contrición) es a la vez un reconocimiento de los límites y la posibilidad del retorno. Es mediante el retorno a través de las inteligencias superiores que Adán puede, en el sentido de que simboliza a toda la humanidad, de volver a su estado original.
Los conceptos de Tawhîd (unicidad), Jalq (creación), Nubuwwah (profecía), Sharî'ah (ley) e Insân (hombre), interpretado a través de la hermenéutica espiritual conocido como el ta'wil, ilustra que el pensamiento ismailí ve a cada ser humano como parte de un propósito de una historia sagrada, imbuida con la voluntad Divina donde el destino humano es exaltado, moviéndose hacia adelante y verticalmente a su origen; donde un proceso tal de la historia culmina en el concepto coránico de una Qiyama, es decir, una resurrección de todas las almas al Jardín esotérico de los tiempos pre-eternos hasta el estado original del Adam Ruhani.
Referencias bibliográficas
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