jueves, 2 de marzo de 2017

Califato S.A., factoría de kamikazes

Un soldado de las fuerzas especiales iraquíes inspecciona un túnel usado por el Estado Islámico (cuyo emblema se ve en la imagen)en el sur de Mosul. AHMAD AL-RUBAYEAFP
El IS ha perfeccionado la estrategia de uso de los ataques suicidas formando y despachando hombres bomba a escala industrial
Una industria perfecta de suicidas. A lo largo de 2016 las huestes del autodenominado Estado Islámico enviaron al martirio a cerca de un millar de sus combatientes, aleccionados y preparados durante meses para las operaciones kamikazes, en un proceso que ha transformado y superado el legado de Al Qaeda.
Un estudio recién publicado arroja luz sobre una de las estrategias con las que el IS (Estado Islámico, por sus siglas en inglés) trata de romper a diario las líneas enemigas en los combates que se libran en Mosul, la segunda ciudad de Irak. En el periodo examinado, desde diciembre de 2015 hasta noviembre de 2016, la organización yihadista firmó 923 acciones suicidas en los confines de su califato, proclamado a caballo de Siria e Irak, y en sus feudos de Libia, Egipto, Afganistán o Nigeria.
"Desde el punto de vista táctico, los ataques suicidas están más en línea con los pilotos kamikazes del imperio japonés durante la II Guerra Mundial que con los terroristas de Al Qaeda en la década pasada. El IS ha militarizado el suicidio de un modo más sostenible que cualquier otro actor hasta la fecha", señala el experto en yihadismo Charlie Winter, autor del informe "Guerra por suicido", difundido por el Centro Internacional de Contraterrorismo de la ciudad holandesa de La Haya.
El ejército nipón abrazó el suicidio tras sufrir traumáticas derrotas en el campo de batalla. Una debilidad que también padece hoy el IS, golpeado a ambos lados de la frontera. "El IS ha comenzado a recurrir al suicidio defensivo como modo para mitigar la pérdida territorial y resistir la inmensa presión militar a la que se enfrenta", arguye el académico. La cantidad -insólita hasta la fecha- y su estudiado "modus operandi" indican "la existencia de una infraestructura dedicada a manufacturar los futuros mártires" cuya eficiencia -por si fuera poco- va en aumento.
Las estadísticas del informe -elaborado a partir de 15.000 instantáneas, fotografías y vídeos de propaganda que distribuye el grupo- dibujan un operativa precisa. El 84% de los ataques suicidas tuvo como blanco miembros de fuerzas rivales, lejos de la dinámica de Al Qaeda de golpear a la población civil. A diferencia de la red fundada por Osama Bin Laden, el 74% de los kamikazes no eran extranjeros sino oriundos de Siria e Irak. Entre el 20% restante, destacan los llegados de Tayikistán, Arabia Saudí, Marruecos y Túnez. De Europa solo figuran dos alemanes, franceses y británicos y un representante de Holanda, Irlanda y Bélgica respectivamente.
Hasta el 70% de las embestidas se llevaron a cabo en distintos tipos de vehículos, vaciados y preparados para albergar la mayor cantidad de objetos metálicos, tuercas o tornillos con el propósito último de multiplicar la onda expansiva y el balance de víctimas. A juicio de Winter, los ataques suicidas son un "pilar de la insurgencia" por "su alto número de bajas por combatiente perdido; su dificultad para neutralizar los ataques y su espectacularidad, capaz de destruir la moral del enemigo".
Ni siquiera su frecuencia de uso es fruto del azar. "Detrás de cada bomba humana, hay un objetivo táctico o estratégico", subraya el informe. Así, la cifra de "mártires" del IS se disparó desde que a mediados del pasado octubre las fuerzas de seguridad iraquíes lanzaran la campaña para recuperar Mosul, en manos yihadistas desde junio de 2014. Desde entonces, alrededor de 300 ataques se han contabilizado en la segunda ciudad de Irak, según la información recopilada de Al Amaq -la agencia de noticias del IS-, los boletines de su sucursal y los vídeos elaborados por su división mediática.
Su incremento también revela la existencia de una maquinaria y una red de centros destinados a formar a nuevas remesas de suicidas con la creencia de que sus acciones son "el camino más rápido y fácil de alcanzar el paraíso". "En Irak y Siria, los estrategas del IS han perfeccionado el arte del suicidio, no solo desarrollando explosivos que son más mortíferos y fiables que en el pasado sino creando lo que parece ser un flujo de combatientes a los que previamente se ha lavado el cerebro y se hallan dispuestos a convertirse en kamikazes", subraya Winter.
El estudio detalla, asimismo, la rutina mediática que sucede a la embestida. En la mayoría de los casos, se cumple un idéntico patrón: tras anunciar el ataque con un urgente y una ampliación de Al Amaq, la oficina de medios de la provincia en la que se ubica la operación reivindica la acción y difunde una breve biografía del autor. Más tarde, se divulga una imagen a la que se acompaña poco después un reportaje fotográfico más extenso. La información también se cita a menudo en los boletines de Al Bayan -la emisora de radio del IS- y el semanario en árabe Al Naba.

2 Comentarios

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Lo único malo de todo esto es que los soldados están más recelosos si se les acerca un. Hombre o mujer muy abrigado para la temperatura reinante disparan sin preguntar la mayoría de las veces aciertan y salvan vidas pero también a veces pagan justos por pecadores lo mismo un motocicleta automóvil camión etc. que se les acerque a velocidad,es algo con lo que tienen que vivir,por eso hay que evitar que se propague por occidente
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No veo nada admirable en el uso a gran eacala de tontos-bomba, el IS está perdiendo Mosul y lo perderán todo por mucho publirreoortaje que le hagan.

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