martes, 4 de abril de 2017

Feminismo Islámico: combates y resistencias

Participación de Nadia Yassine en el seminario: Acercamiento al mundo árabe: entre su imagen y su realidad

12/01/2009 - Autor: Nadia Yassine - Fuente: Web oficial de Nadia Yassine
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Nadia Yassine, responsable de la sección femenina de Justicia y Espiritualidad.
Nadia Yassine, responsable de la sección femenina de Justicia y Espiritualidad.
Participación de Nadia Yassine en la mesa redonda: "Feminismo Islámico: combates y resistencias" en el seminario: "Acercamiento al mundo árabe: entre su imagen y su realidad" organizado por la Université International Menéndez Pelayo del 24 al 27 de noviembre 2008 en Tenerife-España.
Antes de situar la sección femenina de “Justicia y Espiritualidad” en relación con el fenómeno del feminismo islámico; habría que comenzar por delimitar el fenómeno, desde un punto de vista académico, para no quedarnos en un enfoque militante emotivo o a un nivel conceptual superficial indigno de los ambientes universitarios.
“Feminismo islámico” es el oxímoron por excelencia. Es la conjugación de dos conceptos ya muy problemáticos, cada uno por su lado, y el reagrupamiento ideológico de dos fenómenos complejos, que son antonímicos en la percepción general, forjada particularmente por los medios de comunicación.
Todos los que se inclinan sobre el fenómeno, hasta los que lo sostienen reconocen la dificultad de hacer un enfoque sociológico, al menos por tres razones :
1) La reciente relativa del fenómeno, no permite el espacio necesario a un enfoque objetivo y permite vacilar entre una sociología de gang y una sociología de flic (según las fórmulas de JP Sartre)
2) El recelo que acompaña las relaciones Islam-Occidente en este ambiente de choque de civilizaciones obligatorio, ha hecho una coartada para su estigmatización, de una y otra parte de los dos mundos;
3) La dificultad endógena de autodefinición, que propone un abanico yendo de un ensayo de sintetización académica, a la expresión de una pura emoción.
Si Margot Badran por ejemplo, da una definición racionalizada “es un discurso y una práctica feminista que se articula al interior de un paradigma islámico (…)éste busca los derechos y la justicia para las mujeres y los hombres”. Las militantes más visibles sólo tienen de esto una definición mitigada, más emotiva que rigurosa:
Amina Wadud declaraba hace algunas semanas en el Guardián “No es un movimiento, es sólo una realidad”
Asma Lamrabet, presidente de GIERFI (grupo internacional de estudios y de reflexiones sobre las mujeres y el Islam) y figura ascendente del feminismo islámico dice explícitamente; “se trata de un tímido movimiento aun confuso, todavía en sus balbuceos aquí y allá en tierra del Islam y en Occidente, que trata de emerger y hacerse escuchar”.
Ndeye Andujar (vicepresidenta del consejo islámico de Cataluña, profesora universitaria) declara a saphirnews en el tercer congreso de feminismo islámico que “el feminismo islámico va a sacar en los textos sagrados todo el discurso para la liberación de las mujeres y denuncia esta visión misoginia de la religión. Es diferente, pero hace parte del feminismo global. La etiqueta islámica permite contextualizar”.
Ndeye establece un vínculo orgánico entre el feminismo islámico y el feminismo global. Ninguna de las defensoras de éste feminismo establece verdadera ruptura con el feminismo global, y a fortiori con el feminismo árabe que tiene la especificidad también de nunca haber roto con las tradiciones islámicas.
A partir de esta constatación, pero para no caer en una sociología de gang, me basaré en un estudio muy pertinente llevado por Abdessamad Dialmy (feminismo, islamismo, sufismo, Ed. Plublisud, 1997) con el fin de definir las disensiones entre dos esferas aparentemente incompatibles, pero también con el objetivo de auscultar una posibilidad de viabilidad de una reivindicación femenina en el seno del Islam, incluso del islamismo.
Si es cierto que el feminismo islámico más visible, no se reivindica del islamismo, es pertinente sin embargo, utilizar éste enfoque en la medida en la que existe un feminismo islámico al interior de un Islam político, pero también porque un cierto islamismo político se siente aún más agredido por un feminismo islámico, en lugar de un feminismo laico. Esto sería el objeto de una primera parte, donde el autor trata de quitar las ruinas de una guerra que se quiere total entre feminismo e islamismo; la constatación de un acercamiento exigido por una voluntad que sino es estratégica es al menos táctica entre dos esferas, en una sociedad atraída entre su islamidad profunda y la agresión cultural que crea el estatuto de la mujer en barómetro de la modernidad.
La segunda parte concierne el movimiento “Justicia y Espiritualidad” y del lugar que éste otorga a esta reivindicación femenina en la teoría y en la práctica. Nos apartaremos del enfoque académico clásico de Dialmy, para presentar una metodología de ruptura y una práctica orientada en la noción de acompañamiento.
Primera parte: enfoque teórico: Feminismo e islamismo; convergencia y divergencia
I) Convergencias
a) Definición global
Las convergencias esenciales son presentadas en la identificación de dos movimientos que tienen las mismas características globales y las mismas definiciones.
Los dos fenómenos responden a los criterios del movimiento social, según dos definiciones sociológicas complementarias, una establecida por S. Neummann y la otra de G; Rocher. La primera capta una acción y la otra recalca una organización.
Según Neumann “el movimiento es una acción o agitación concertada de toda una continuidad (…) que sigue un programa y tiende hacia un cambio por la sociedad existente”.
Para G. Rocher: “el movimiento social es una organización claramente estructurada e identificable teniendo como objetivo, agrupar los miembros por la defensa y la promoción de objetos determinados para una notación especial”.
Abdessamad Dialmy evoca lo que llamamos el efecto Mühlmann, para deducir que el islamismo y el feminismo oscilan sin cesar entre agitación militante e institucionalización.
Mühlmann declara: “La institucionalización de un movimiento social ha sido posible gracias al fracaso del ideal del que era portador”.
A la luz de esta oscilación continua, el feminismo islámico, tal como reivindicado por la esfera de influencia mediática actual, ¿no sería una simple expresión de una fase de agitación del feminismo global?
b) Ideologías
* Islamismo y feminismo son ambos
* Una visión del mundo
* Una forma de saber
* Una implicación sociopolítica
* Ambos tienen los mismos campos de interés
* El espacio público
* La sexualidad
* El poder
II) Enfrentamientos
Estas convergencias de identidad y de interés hacen paradójicamente del feminismo y del islamismo, adversarios objetivos de una sociedad en pérdida de referencias. Dialmy presenta por otra parte, ésta confrontación cómo una ganga para la sociedad arabo-musulmana y un antídoto poderoso contra su anomia. El enfrentamiento sería total.
*Una visión del mundo
-El feminismo sería enfocado hacia el porvenir, la modernidad, la laicidad.
-El islamismo hacia el pasado, y en un tiempo idílico prisionero de rigurosos paradigmas puramente religiosos.
* Una forma de saber
- El feminismo produce literatura y su propio campo de investigación que se basa en la apertura, la fascinación por el estatuto de la mujer occidental, el universalismo (desde May Ziade hasta Nawal Saadaoui. En 1973, un instituto de estudios femeninos en el mundo árabe sale a la luz en el Líbano, luego en Kartoum.). Anotemos que la calidad del saber está recalcada por el hecho que el feminismo tiene seguidoras en las clases media culta.
Por lo que se refiere al islamismo, éste desde la nakba (1967 y la subida de las oligarquías del golfo) se aleja de la complejidad producida por la Nahda y se sumerge en la rigidez y el binarismo del pensamiento.
* Una implicación sociopolítica.
- El feminismo sería el chantre de la igualdad entre los sexos y lucharía contra toda forma de discriminación.
- El islamismo defendería la preeminencia del hombre en el campo sociopolítico.
Estas predisposiciones producen una confrontación multidimencional.
* A nivel del espacio: La problemática del velo que pierde su sentido escatológico para convertirse en un instrumento de combate entre una sensibilidad machista y una sensibilidad feminista.
- Para las feministas clásicas el velo tiene múltiples razones sociales, pero es sobre todo un instrumento de represión y de cosificación de la mujer (para S; Belhassan sería curiosamente el resultado de una fragmentación familial; para Hind Taarji; es claramente negador de la identidad femenina.
- Para los islamistas, el velo sería una manera canónica de legitimar el hecho de mezclarse y una de las obligaciones más exigibles y de lo más exigentes.
* A nivel de la sexualidad: es tal vez uno de los dominios más sujetos a controversias aunque el tabú sea aun de rigor para el islamismo. Entre más el feminismo aclara esta dimensión y se apropia el derecho de hablar como si fuese una victoria en si, un derivativo, más el islamismo transpone este tema y le reduce a una preocupación fatalista. El diálogo de sordos es aún más evidente, en este aspecto que en cualquier otra parte.
*A nivel del Poder: la controversia aquí es por el contrario muy evidente y la lucha encarnizada.
- El feminismo reivindica no sólo una revisión del poder en el seno de la familia, pero también la participación en las esferas del poder político.
- En este ámbito más que en cualquier otro, el islamismo obedecería a lo que Jocelyne Cesari (investigadora francesa) llama el reflejo de la ciudadela protegida. El poder siendo la ciudadela por excelencia de las ciudades patriarcales. La voluntad islamista de islamizar la sociedad sería inherente a una voluntad de excluir las mujeres de las esferas de decisiones. El ejemplo más impresionante sigue tal vez siendo el de Toujane Facial, esta periodista jordana que se presenta a las elecciones legislativas en 1985 y que se libra de la condenación a muerte por apostasía y ateismo, gracias a la intervención del rey Hussein. Con respecto a Taslima Nasrine, ésta provoca la ira de los “soldados del Islam” un extremismo llamando a otro, pero sobre todo, porque la escritura es un poder, como dice ella.
Después de esta constatación que trate de resumir al máximo, la confrontación parece irreversible y en esta perspectiva. Es casi imposible conjugar el feminismo y el Islam y mucho menos con el Islam político o islamismo.
III) Síntesis y proposiciones
Abdessamad Dialmy conjura sin embargo esta imposibilidad de encuentro estableciendo una ruptura epistemológica exigible para un análisis objetivo mínimo, y constatando en el terreno exigido por el pragmatismo que supone toda institucionalización.
* A nivel de lo teórico, Ruptura epistemológica el acercamiento ya no sería del dominio de lo imposible, ya que se hace una aproximación del Islam de los senderos establecidos de la sociología de flic. El sociólogo propone un verdadero trabajo de derribo, lo que consiste en:
* Evitar reducir el Islam a la jurisprudencia aplicada en los códigos del estatuto personal (que solo sería una lectura oficial del Islam, por un poder patriarcal subrayando que el propio fiqh es un campo muy maleable)
* Evitar reducir el islamismo al extremismo (recalcando que las reivindicaciones islamistas son muy variadas y que estas reivindicaciones están influenciadas por los medios sociopolíticos que los ven nacer. Es cuestión particularmente del islamismo de arriba y del islamismo de abajo.)
* Evitar limitar la acción del proyecto de liberación de la mujer al movimiento feminista (evocando entre otros que el feminismo arabo-musulmán es primero que todo el producto de los hombres y de la política de descolonización.)
* Evitar analizar la confrontación feminismo-islamismo como
-un enfrentamiento Occidente-Oriente concienciando el papel de la propaganda colonial.
-un enfrentamiento entre los dos sexos (la paradoja de dos marchas efectuadas en Argelia en 1989 en donde el mismo numero de mujeres (30 0000) se manifestaron en contra del código de la familia y contra las agresiones contra el Islam (nouvel observateur 1553)
-un enfrentamiento entre la derecha y la izquierda (evocando para ello el modelo marroquí del PPS que declara, el 6 de marzo de 1976 oficialmente estar en contra de toda institucionalización del movimiento feminista. Y también Hassan Hanafi que clasifica el islamismo en la categoría del Islam de izquierda. Respecto a JP Clément definía llevar el velo en Túnez como “una desobediencia civil.”
* Constatación sobre el terreno Es de anotar que entre más se institucionalizaron estos dos movimientos, se comprobó que el acercamiento fue cada vez más posible. Hemos visto desplazamientos múltiples en los discursos de una parte y de otra, que son reveladores interesantes de una voluntad de apoderarse del otro, haciéndolo más dócil. En cualquier lugar en donde el islamismo esta confrontado al feminismo en un marco institucional, hay en adelante negociación. Abdessamad Dialmy presenta esta nueva adaptación, como vital para un movimiento como para el otro. “El feminismo, dice para no separarse de las masas tiende a islamizarse; por su lado, el islamismo para no alejarse de las mujeres tiende a des-falocratizarse;”
II Justicia y Espiritualidad y la cuestión de feminismo
Después de este despejo conceptual y este posicionamiento en relación a un enfoque sociológico que desee objetivo ¿Qué hay de la posición de “Justicia y Espiritualidad”? ¿En que medida este enfoque es precisamente el que concierne? ¿El movimiento obedece profundamente al enfoque crítico que desearía que el islamismo fuese la perfecta negación del feminismo o tiene éste una particularidad? ¿Es este feminista? Si es así, lo es por exigencias pragmáticas o está por los derechos de las mujeres y en que registro. ¿Cuáles son sus aspiraciones en ese nivel y sus límites?
Para responder a estas preguntas, habrá que comenzar por comprender el movimiento en relación a su pertenencia en el ámbito islamista, pues si seguimos una cierta lógica, entre más uno se distancia de un cierto islamismo, más se tiene la aptitud para desarrollar un cierto feminismo.
1) Justicia y Espiritualidad y el islamismo clásico
a) Los puntos en común con el islamismo clásico
Sería en vano querer sustraer el movimiento “Justicia y Espiritualidad” al contexto histórico general y a las reglas sociológicas globales. Además de compartir con los otros movimientos islamistas una herencia misoginia, este esta sujeto al dilema clásico inherente a toda praxis. A pesar de que el pensamiento de base sea de los más feministas, los miembros del movimiento salen de una realidad marroquí hereditaria de múltiples cargas que condicionan muchísimo las mentalidades e imponen el largo plazo, en materia de interiorización de una visión que rompe con los esquemas clásicos de relación hombres- mujeres. Recordemos que ésta realidad marroquí está condicionada por:
* Una realidad sociológica
-un analfabetismo favorable a la reproducción del modelo patriarcal.
-una urbanización reciente que exacerba el machismo en un espacio aún sin familiarizar
* Un contexto político
El contexto político de represión no permite la reproducción, y sobre todo la difusión de un pensamiento que considera el estatuto de la mujer como una prioridad, la cuestión de confrontación política pasa como prioridad.
*Una historia común con el mundo musulmán que esta teñida
- de una de las exégesis más elitistas y entonces de las más patriarcales, ya que el código del estatuto personal está fuertemente influenciado por el poder central.
- una contaminación a la base por el wahabismo, está contaminación fenómeno íntimamente unida a la mundialización de los medios de la comunicación.
b) Los puntos de divergencia con el islamismo clásico
* La teoría de base
El movimiento no es una aglomeración de rechazo de la sociedad existente, que se focaliza en el cuerpo de la mujer como es el caso en muchas reivindicaciones que se dicen islamistas. Esta parte de una teoría de base que no sólo propone un proyecto de sociedad, sino que aborda la problemática de alineación de las mujeres, como unas verdades y su liberación como un prerrequisito para el cambio.
La preocupación de la integración de la mujer en el proyecto existe desde la fundación del movimiento y no es para nada el fruto de un cálculo político o de un deslizamiento ideológico. La teoría de base define la alineación y las condiciones de la liberación.
- Esta define la alineación de la mujer como una causa directa de la corrupción del poder y de su desnaturalización
- Esta pone como condición la liberación, la apropiación de la mujer de los instrumentos de su liberación que comienza por la adquisición del saber y la reivindicación de sus derechos a partir de su identidad islámica, centrada primero en la espiritualidad.
* La obediencia sufi
La reivindicación de esta identidad hace del movimiento, un movimiento a parte, pues la espiritualidad, además de la claridad del proyecto, gracias a la teoría de base permitiendo no solamente la integración de la mujer en el proyecto como actriz de pleno derecho, pero es también un poderoso antídoto contra la violencia.
Estos puntos hacen del movimiento un simple movimiento feminista teñido de islamismo. ¿Qué es lo que distinguiría entonces éste enfoque del de las feministas islámicas?
2) Justicia y Espiritualidad, ¿un movimiento feminista?
a) Los puntos de convergencia con el feminismo islámico
* El apego a los valores del Islam
-La revalorización de figuras femeninas de la historia musulmana
-El rechazo de la lectura machista
-La voluntad de cambio
b) Los puntos de divergencia
* La filosofía de cambio es totalmente diferente en la medida en la que nosotros nos situamos
- En un proyecto global que implica automáticamente una acción militante estructurada y un compromiso que sólo puede ser multidimensional y entonces también esencialmente político. La sección femenina no está destinada a administrar la cosa femenina, pero a participar eficazmente en el cambio general. Esto implica un compromiso en el terreno.
* Un trabajo en el terreno a tres niveles
- Una organización estructurada
La sección femenina, en este caso goza de las mismas estructuras que el resto del movimiento, pero tiene también una independencia total en los programas. El movimiento concierne centenas de millares de mujeres que componen el 50% del efectivo del movimiento y 30% de las estructuras dirigentes.
- Programas específicos basados en una lectura femenina de los textos, que conciernen a las militantes. La elaboración de esos programas es más difícil que la expresión de un ichtijad femenino que no tiene antecedente. La producción del pensamiento es aumentada y difundida por las vías de un trabajo asociativo.
-Una supervisión de lo asociativo que conjuga los programas clásicos con un despertar de las conciencias y una educación espiritual.
En desenlace es claro, pues defender los derechos de la mujer ha sido siempre un combate y éste a nivel universal. Entre las cosas que enseñamos en nuestros círculos de reflexión en el seno de la sección femenina, es que el mensaje coránico fue un mensaje de liberación, no sólo del yugo de la autocracia, pero también del machismo (en particular árabe) y el del ego.
Toda dinámica de liberación ha encontrado resistencias y toda dinámica de liberación encontrará aun y siempre resistencias. El desafío consiste en sacar lecciones de la historia y en conjugar una teoría revolucionaria con una práctica de la sabiduría. La sabiduría consiste en esquivar las resistencias teniendo en cuenta tres elementos esenciales. Esta toma en consideración hace precisamente la diferencia entre una esfera de influencia y un proyecto de sociedad siempre orientada en la organización de lo humano y no un manejo exclusivo del pensamiento.
- La noción del proyecto de sociedad, no puede en ningún caso contar con el corto plazo.
- La no implicación personal y el control del ego, para no caer en combates estériles.
- En otras palabras, la espiritualidad es un motor esencial del cambio.
La liberación de la mujer exige, una no violencia simbólica. Bourdieu hablaba de la no violencia simbólica, como la más destructora de las violencias. Por esto, nuestro papel de puentes en el seno del movimiento, exige de nosotros un gran cuidado hasta en el nivel de la denominación. Grandes resistencias se pueden desarrollar por simples terminologías. Para ello, preferimos no usar el concepto de “feminismo” ya que es un concepto con una carga histórica que puede provocar resistencias inútiles. Si el “feminismo” quisiese decir simplemente una lucha por los derechos de las mujeres y que nosotros nos limitáramos a utilizar en las discusiones de salón, convendría perfectamente en nuestra visión de las cosas, pero en nuestro combate cotidiano de acompañamiento, no es superfluo distanciarse de los conceptos que nos llevan a incendios poscoloniales aun sin apagar, revividos por un contexto internacional que si favorece, de una parte la apertura, crea también una debilitación de identidad.
Más que una etiqueta publicitaria, la liberación de las mujeres es un deber sagrado para cada mujer del movimiento de “Justicia y Espiritualidad”, pero también para cada hombre que se ha liberado de su ego. Es decir el asunto de toda una vida…
 
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