jueves, 1 de junio de 2017

Casualidad? ISIS no ataca a Israel, Arabia o Marruecos sino a díscolos con EEUU como Siria, Libia y ahora Filipinas

Por si alguna duda cabía, el llamado "estado islámico" ha atacado ahora a Filipinas. Coincide con los cambios del gobierno filipino que encabeza Rodrigo Duterte, con respecto a las relaciones con USA, con China y con Rusia.

Es necesario recordar que el martirizado pueblo filipino, es uno de los mayores exportadores de sirvientes del mundo, y de mano de obra barata en Dubai, Arabia Saudí, Barhein y los Emiratos Árabes.

La historia de la nación filipina, está plagada de desgracias. Su población predominantemente de raza amarilla está diseminada en las miles de islas que componen el archipiélago filipino, y su población es eminentemente rural, dedicándose en su mayoría a la agricultura del arroz que forma parte de la dieta básica del pueblo, y a la cría de ganado vacuno de la raza cebú.

Una de sus mayores desgracias fue la conquista del archipiélago por la corona española, que esclavizó a sus habitantes, los diezmó, y les llevó enfermedades como la sífilis y la viruela. Otra actividad muy propia de los filipinos es la pesca de bajura, ya que Filipinas carece de una flota pesquera de altura.

Con la caída del imperio español en 1898, y conforme a los tratados de paz entre España y el naciente imperio USA, Cuba, Filipinas y la isla de Guam en el pacífico pasaron a ser colonias norteamericanas. Es decir que cambiaron de amo. Cuba consiguió a cambio de dejarse algunos pelos en la gatera la independencia, aunque restringida por la enmienda Platt, que le permitía a los USA intervenir en la isla cuando lo considerara oportuno, en 1903.

Filipinas en cambio siguió en la situación de coloniaje hasta que Japón atacó Filipinas derrotando provisionalmente a los USA. 

El pueblo filipino se defendió bravamente de los fascistas japoneses y cuando ya Japón agotado se retira, los USA introducen a Ferdinand Marcos, haciéndolo presidente de Filipinas, e inaugurando un período de terror, corrupción y neocolonización como nunca se había visto antes en Filipinas.

Marcos cae como consecuencia de las fuertes movilizaciones populares en su contra y se organizan elecciones que gana Cory Aquino, la viuda de Benigno Aquino, que inicia una serie de gobiernos de corte neoliberal que no resuelven ninguno de los problemas filipinos, tales como la propiedad de la tierra, el acceso a la vivienda, a la sanidad o a la educación.

La llegada de Rodrigo Duterte a la presidencia de Filipinas, implica un giro copernicano en la política del país e inaugura un cambio de época. Rompe con la dependencia hacia los USA, y comienza a relacionarse con China y con Rusia, aunque sin romper la alianza militar con los USA, pero alejándose ostensiblemente de ella. 

Inicia contactos con Rusia viajando a Moscú, y compra tanto en Rusia como en China material militar de ese origen, y parece que intenta dejar atrás a los antiguos amos. En ese contexto, y como por arte de magia el "estado islámico" inicia operaciones militares en Filipinas, atacando a dos poblaciones, donde es rápidamente reprimido por el ejército nacional.

Es curioso como ese 
"estado islámico" no ataca a Israel, ni a Marruecos, ni a Bahrein. Justamente ataca a aquellos que quieren seguir una política independiente del imperio. 

Para aquellos ciegos que no quieren ver, y que nos hablan de "oposición moderada", de "fuerzas democráticas sirias" del "Observatorio Sirio de Derechos Humanos" (con sede en Londres), les vendría bien ver la entrevista que le hizo la cadena Rusia Today a Rodrigo Duterte, donde desenmascara a todos estos defensores de los derechos humanos.

Recuerdo como el fascista Reagan se mostraba preocupado por las violaciones de los derechos humanos de los indios misquitos en Nicaragua; y de como Sarkozy estaba preocupado por los derechos humanos de los libios; y de como Trinidad Jimenez, ministra de Asuntos Exteriores española en tiempos de Zapatero mostraba su indignación acusando a Gadafi de atacar a su propio pueblo. La lista sería infinita pero la paciencia del lector no. 

Defendamos los derechos humanos pero no a esos defensores porque son simples hipócritas.


Darío Herchhoren


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