martes, 27 de junio de 2017

El Islam y la Tolerancia Religiosa

Conferencia pronunciada en diciembre de 1985, en la Universidad de Milán

08/05/2005 - Autor: Ahmad Kuftaro - Fuente: kuftaro.org
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Sheij Ahmad Kutfaro
Sheij Ahmad Kutfaro
En el nombre de Dios, el Clemente, el Misericordioso.
Queridos hermanos y hermanas, os saludo con el saludo del Islam, "As-salam alaikum", (Que la Paz sea con Vosotros), que representa el sincero esfuerzo de los creyentes por extender el amor y la tolerancia entre la gente, sea cual sea su idioma, creencia o sociedad.
Malentendidos comunes acerca del Islam
Me gustaría empezar hablando sobre algunas ideas erróneas que han oscurecido el camino del entendimiento, de muchos cristianos y occidentales, sobre el Islam. Muchos creen que el Islam se extendió por medio de la espada y que el Islam es sinónimo de opresión, coerción y ausencia de los derechos y libertades básicas. Aún más, muchos países occidentales hacen valer como sinónimos del Islam la intolerancia y el extremismo e incluso muchos intelectuales de países no musulmanes, sus políticos y autoridades religiosas, han insistido en seguir aferrados a esta visión negativa y errónea.
Este estereotipo debe desaparecer y se debe mostrar a los occidentales de forma clara y sincera lo que es el Islam.
El Islam nos exige examinar cualquier asunto detenidamente antes de llegar a una conclusión. Dios dice en el Corán:
"¡Vosotros que creéis! Si alguien, que no es digno de confianza, os llega con una noticia, aseguraos antes; no vaya a ser que, por ignorancia, causéis daño a alguien y tengáis luego que arrepentiros de lo que hicisteis"
(Sagrado Corán 49:6)
El Islam y el Espíritu de la Tolerancia Religiosa
Así como el monoteísmo es la base del Islam, la tolerancia es una de sus características más importantes. El Islam significa, literalmente, sumisión a Dios y paz. La tolerancia religiosa ha sido siempre una ley necesaria para la vida, una ley que no se puede rechazar sin amenazar la existencia de la humanidad; permítanme ofrecerles, queridos hermanos y hermanas, sólo unos cuantos ejemplos del espíritu de tolerancia que reside en el corazón del Islam.
Primero: El Islam establece de forma clara, que toda la humanidad no es sino una gran familia y que su origen es uno ya que todos los seres humanos fueron creados de una sola alma. Dios dice en el Sagrado Corán:
"¡Hombres! Temed a vuestro Señor que os creó a partir de un solo ser, creando de él a su pareja y generando a partir de ambos muchos hombres y mujeres"
(Sagrado Corán 4:1)
En la medida en que todo el mundo forma parte de la familia de Dios, el Islam insiste en que debe haber igualdad y respeto absoluto entre todos los seres humanos. La raza, el color, la etnia o los privilegios terrenales no pueden ser la medida de valor en el Islam, esta medida es sólo la rectitud. En el Sagrado Corán, Dios se dirige a la humanidad con estas palabras:
"¡Hombres! Os hemos creado a partir de un varón y una hembra y Os hemos hecho tribus y pueblos distintos para que os reconocierais unos a otros. Y en verdad que el más noble de vosotros ante Dios es el que más Le teme. Dios es Conocedor y está perfectamente informado."
(Sagrado Corán 49:13)
La variedad de seres humanos y la diversidad es vista en el Islam como parte de las bendiciones y la generosidad de Dios. Lo que debe hacer la gente, es ir más allá de la mera coexistencia buscando, de forma activa, el entendimiento mutuo y la cooperación. El Profeta Muhammad nos enseñó que toda la humanidad debe ser considerada como parte de la familia de Dios y que a quienes más ama Dios es a aquellos que son más beneficiosos para los miembros de Su familia.
Segundo: El Sagrado Corán insiste en este concepto de justicia que no está limitado por la raza, el color o la nacionalidad. Dios dice:
"Dios os ordena devolver los depósitos a sus dueños y que cuando juzguéis entre los hombre lo hagáis con justicia. ¡Qué bueno es aquello a lo que Dios os exhorta! Es cierto que Dios es Quien oye y Quien ve"
(Sagrado Corán 4: 58)
Dios va más allá cuando dice:
"¡Vosotros que creéis! Sed firmes en favor de Dios, dando testimonio con equidad. Y que el odio que podáis sentir por unos, no os lleve al extremo de no ser sinceros. ¡Sed justos! Eso se acerca más a la temerosidad. Y temed a Dios, es cierto que Él conoce perfectamente lo que hacéis"
(Sagrado Corán 5:8)
Tercero: El Islam es universal por naturaleza y abarca todos los mensajes divinos y religiones previas. Así, tal como Dios es Uno, también lo es el mensaje de fe esencial que Él envió a todos Sus profetas y mensajeros. El Sagrado Corán dice:
"Os ha legislado dentro de la práctica de Adoración, lo que encomendó a Noé, lo que te hemos inspirado a ti y lo que encomendamos a Abraham, Moisés y Jesús: que establecierais firmemente la práctica de adoración y no os dividierais en ella."
(Sagrado Corán 42:13)
En el Islam, la unicidad de Dios implica la unidad entre la verdadera creencia y la religión. El mensaje básico que se le confió a todos los profetas es intemporal y universal: llamar a la humanidad a la adoración de Dios únicamente. Dios dice claramente en el Corán que la gente de fe, aquellos que se someten a Dios y a Su verdad, verán claramente la unidad de los mensajeros de Dios, de sus respectivas revelaciones y las aceptarán todas:
"El Mensajero (Muhammad) cree en lo que se ha hecho descender procedente de su Señor, y con él los creyentes. Todos creen en Dios, en Sus ángeles, en Sus libros y en Sus Mensajeros, "No aceptamos a unos mensajeros y negamos a otros". Y dicen: "Oímos y obedecemos, (danos) Tu perdón Señor nuestro y hacia Ti es el regreso."
(Sagrado Corán 2:285)
La tolerancia religiosa es una parte constituyente del Sagrado Corán mismo: en el corazón del Corán están todas las enseñanzas esenciales de la Torá de Moisés y del Evangelio de Jesús (incluidos algunos milagros suyos que no aparecen en los evangelios). Dios dice en el Sagrado Corán:
"E hicimos que te descendiera el Libro con la verdad, como confirmación de lo que había en el Libro y para preservarlo;"
(Sagrado Corán 5:48)
El Sagrado Corán contiene los consejos y la historias de las vidas de muchos profetas bíblicos, que Dios describe así:
"Hay, en sus historias, consejos para la gente dotada de entendimiento… una confirmación (de las escrituras) que vinieron después, una exposición detallada de todas las cosas, una guía y una misericordia para los que creen"
(Sagrado Corán 12:111)
Cuarto: El Islam afirma que existe un lazo especial entre los musulmanes, los judíos y los cristianos. Los judíos y los cristianos son mencionados como "la gente del Libro" en el Sagrado Corán, haciendo referencia a la gente de la Torá y los Evangelios. Los judíos los cristianos y los musulmanes son vistos como familiares, cuyas creencias están basadas en las escrituras reveladas y quienes comparten la tradición profética. En particular, el Sagrado Corán hace énfasis en la cercanía entre los seguidores del cristianismo y del Islam.:
"Encontrarás que los que están más próximos en afecto a los que creen son los que dicen: "Somos cristianos" ".
(Sagrado Corán 5:82)
En el Sagrado Corán Dios ordena a los musulmanes (y de hecho a todos los creyentes sinceros) creer en Jesús, Moisés y todos los profetas bíblicos, que fueron enviados como misericordia para la humanidad:
"Decid: "Creemos en Dios, y en lo que se hizo descender a Abraham, Ismael, Isaac, Jacob y las Tribus, y lo que se le dio a Moisés y a Jesús y en lo que le fue dado a todos los profetas procedente de su Señor. No hacemos distinciones entre ellos y nos postramos ante Dios"
(Sagrado Corán 2:136)
La tolerancia del Islam no se limita a la "Gente del Libro", sino que se extiende a todos los creyentes sinceros y amantes de la verdad. Dios afirma en el Sagrado Corán:
"Cierto que los que han creído, los que siguen el judaísmo, los cristianos y los sabeos, si creen en Dios y en el Último Día y actúan rectamente, tendrán su recompensa ante su Señor y no tendrán que temer ni se entristecerán".
(Sagrado Corán 2:62)
Los creyentes sinceros de todas las religiones, de hecho, forman la comunidad de los justos, y Dios extiende Su gracia sobre ellos con justicia:
"Es verdad que a los musulmanes y a las musulmanas, a los creyentes y a las creyentes, a los obedientes y a las obedientes, a los veraces y a las veraces, a los pacientes y a las pacientes, a los humildes y las humildes, a los que dan con sinceridad y a las que dan con sinceridad, a los que ayunan y a las que ayunan, a los que guardan sus partes íntimas y a las que las guardan, y a los que recuerdan mucho a Dios y a las que recuerdan; Dios les ha preparado el perdón y una enorme recompensa".
(Sagrado Corán 33:35)
Quinto: El Islam afirma inequívocamente el derecho de cada individuo a la libertad de pensamiento y religión. Si alguien se toma el tiempo necesario para leer el Corán y estudiar la vida del Profeta Muhammad, la paz sea con él, y la de sus compañeros, descubrirá que ellos construyeron una sociedad basada en el amor, la misericordia, la justicia y la hermandad. También encontrará que su aceptación del Islam fue resultado del uso de su razón y convicción, y no de la violencia, la compulsión o la opresión. El Sagrado Corán ordena:
"No hay compulsión en la religión, la verdad se mantiene claramente diferenciada del error. Quien rechaza el mal y cree en Dios se ha sujetado al asidero más seguro, que nunca falla"
(Sagrado Corán 2:256)
El Islam insiste en que la gente, no sólo los musulmanes, debe disfrutar de la libertad de religión y adoración, considera los lugares de adoración son sagrados, sean éstos judíos, cristianos o musulmanes, y pide a los musulmanes que defiendan esta libertad de culto para todos. El Islam busca el establecimiento de una sociedad libre y universal en la cual todos puedan vivir disfrutando de la libertad religiosa a salvo y en igualdad. Dios dice:
"Si Dios no se hubiera servido de unos hombres para combatir a otros, habrían sido destruidas ermitas, sinagogas, oratorios y mezquitas, donde se menciona en abundancia el nombre de Dios. Es cierto que Dios ayudará a quien Le ayude."
(Sagrado Corán 22:40)
Sexto: Otro punto importante dentro de la tolerancia religiosa del Islam es la idea de que, donde existan diferencias de credo, sus seguidores deben relacionarse los unos con los otros sobre la base del respeto mutuo y la amabilidad. El Islam invita a los musulmanes a conducir este diálogo, y también las disputas, sobre asuntos religiosos, con un espíritu de amabilidad, sensibilidad y buenas intenciones y nunca con hostilidad o violencia. Dios dice en el Sagrado Corán:
"Y no discutas con la gente del Libro sino de la mejor manera"
(Sagrado Corán 29:46)
El reconocimiento de que Dios es el Señor de todo, el Único Juez y el Conocedor de todo, es la razón por la que los musulmanes llevan sus discusiones con amabilidad:
"Llama al camino de Tu Señor por medio de la sabiduría, la buena exhortación y una bella prédica".
(Sagrado Corán 16:125)
Incluso cuando se enfrentan a gentes que son hostiles a su fe y a ellos mismos, los musulmanes deben tomar el camino de la bondad, la paz y la unidad y responder con paciencia y amabilidad. Dios se dirige a los creyentes de la siguiente manera:
"No son iguales la bondad y la maldad; responde con la mejor actitud y aquel con el que tenías enemistad se convertirá en un amigo ardiente"
(Sagrado Corán 41:34)
La tolerancia del Islam en la práctica: algunos ejemplos históricos
Incluso una mirada superficial sobre la historia temprana del Islam nos descubrirá ejemplos remarcables de la tolerancia islámica. Voy a presentar aquí sólo unos pocos, como ejemplos útiles de armonía interreligiosa y para empezar a recorrer el largo camino de desmentir la creencia común de que el Islam es intolerante y de que está compuesto por un grupo de extremistas. Durante su vida como hombre de religión y jefe de estado, el Profeta Muhammad, la paz sea con él, mostró una gran sensibilidad y respeto en su trato con la "gente del Libro", es decir, con los cristianos y los judíos. Siguiendo el espíritu de la revelación, del Sagrado Corán que le había sido confiado, el Profeta Muhammad prohibió dañar a los no musulmanes y pidió a los musulmanes que los tratasen bien. Dijo una vez: "quien dañe a un cristiano o a un judío será mi enemigo en el Día del Juicio".
Lo primero que hizo el Profeta Muhammad, la paz sea con él, después de entrar en Medina, a la que había sido invitado como su líder, fue cerrar un pacto entre los musulmanes y las "gentes del Libro" de esa ciudad. En este tratado se acordó que los musulmanes garantizarían la libertad de creencia y los mismos derechos y deberes que a los musulmanes. Cuando una delegación de cristianos de Abisinia llegó a Medina, el Profeta, la paz sea con él, los llevó a la mezquita y se hizo cargo personalmente de ellos. Luego de servirles la comida les dijo que habían sido tan amables y generosos con sus compañeros, que habían emigrado con anterioridad a Abisinia, que no podía hacer menos que honrarles él mismo.
Cuando llegó a Medina la delegación cristiana de Najran, en el suroeste de Arabia, el Profeta los recibió en la mezquita y los invitó a hacer sus oraciones en la mezquita. Los musulmanes, junto al Profeta, rezaron en una parte de la mezquita y los cristianos en la otra; durante su visita, el Profeta discutió muchas ideas con ellos, de forma educada y amable.
Los sucesores del Profeta continuaron aplicando esta política Coránica de tolerancia religiosa. Cuando Umar ibn Al-Jatab, el segundo califa, liberó a Jerusalén de la ocupación Romano-bizantina, aceptó las condiciones que le pedían los habitantes cristianos; incluso, durante su estadía en esa ciudad, una vez, en la que Umar estaba dentro de la iglesia más importante de Jerusalén, llegó el tiempo de la oración de la tarde, los cristianos le ofrecieron hacer las oraciones en la iglesia, pero él los rechazó, por miedo a que los musulmanes de generaciones futuras confiscaran la iglesia para hacerla una mezquita.
Cuando una mujer copta, una secta cristiana de Egipto, vino a Umar quejándose de que el gobernador musulmán Amr ibn al-As había tomado su casa para añadir su terreno a una mezquita que se estaba construyendo al lado, Umar le preguntó al gobernador sobre el tema y Amr le dijo que el número de musulmanes había crecido tanto que necesitaban ampliar la mezquita. Amr le explicó que le había ofrecido a la mujer una gran cantidad de dinero, pero que lo había rechazado y que había dejado el dinero en un fondo, para que ella lo tomase cuando quisiese. Y aunque muchas leyes modernas permiten este tipo de procedimiento, Umar no lo aceptó por ir en contra de los principios islámicos y ordenó a los musulmanes que detuviesen la expansión y reconstruyesen la casa de la mujer cristiana tal como era antes.
La Jizya, el impuesto que los no musulmanes debían pagar en los territorios musulmanes a cambio de protección militar y de otros beneficios que les ofrecía el estado, ha sido otro tema que ha causado malentendidos. Cuando los musulmanes se dieron cuenta que habían sido vencidos en la ciudad de Homs y de que no podían garantizar por más tiempo la protección a los cristianos, les devolvieron la Jizya. Los musulmanes, de hecho, pagan un impuesto llamado Zakat que es muchas veces más grande que la Jizya.
Un día Umar ibn al-Jatab vio a un hombre pidiendo limosna en la calle y preguntó quién era ese hombre y le dijeron que era un judío. Umar lo tomó de su mano y lo llevó a su casa, le alimentó y le dio dinero y lo mandó al Tesoro de los musulmanes, diciendo, "dadle a este hombre del dinero de los musulmanes. ¿Acaso está permitido tomar su dinero (Jizya) cuando era joven y negárselo cuando es mayor? Eso no es posible en el Islam.
El hijo del gobernador de Egipto corrió una carrera de caballos con un cristiano copto y el cristiano ganó. Enfadado, el hijo del gobernador le golpeó con su látigo. El hombre trajo su caso a Umar en el periodo del Hajj (el peregrinaje anual de los musulmanes) y, en frente de todos los musulmanes, Umar ibn al-Jatab le dio el látigo al copto, diciéndole, "golpea al hombre que te golpeó". Entonces Umar se dirigió a Amr, el conquistador de Egipto diciéndole "¿Cómo se puede hacer esclavo a alguien que ha nacido libre?".
Los cargos en los estados islámicos se le daban a los mejor calificados, independientemente de sus creencias u orígenes. Por ejemplo, ibn Athal, el médico cristiano, fue el doctor privado de Muawiya, el fundador del estado Omeya. Otro califa Omeya, Abdul Malik ibn Marwan, puso a dos cristianos, Atanasio e Isaac, en las posiciones más altas de Egipto. Adud al-Dawla, el califa Abbasí, hizo a Nasr ibn Harun, un cristiano, su primer ministro y le dio autoridad sobre Irak y el sur de Persia.
El Islam garantiza a los no musulmanes sus derechos, junto a los de los musulmanes, entre ellos el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad. El Profeta Muhammad, la paz sea con él, dijo: "Quien maltrata a un no musulmán o le impone cargas superiores a las que puede soportar, me encontrará como su enemigo". El Islam permite a los no musulmanes a vivir en tierras musulmanas con respeto y honor, lejos de imponer segregación, les permite participar completamente en la sociedad islámica y participar en las actividades de los musulmanes, de acuerdo a lo que establece Dios en el Corán:
"Hoy se os hacen lícitas las cosas buenas. Y es lícito para vosotros el alimento de los que recibieron el Libro, así como el vuestro lo es para ellos. Y (son lícitas para vosotros) las mujeres libres y honestas que sean creyentes, así como las mujeres libres y honestas de los que recibieron el Libro antes que vosotros."
(Sagrado Corán 5:5)
Esperanzas en el Futuro
Los días en los que la humanidad podía simplemente aceptar la ignorancia y la imitación ciega se fueron para siempre. Es el tiempo del conocimiento, la luz y la verdad. Un tiempo en el que la humanidad sólo acepta las cosas de acuerdo con la razón, la lógica y la evidencia científica. La humanidad ha llegado a un alto nivel de progreso científico y lujos materiales, lejos de lo imaginable por las gentes de tiempos pasados. Sin embargo, la humanidad está amenazada por la destrucción desde dos perspectivas: la espiritual y la física. En último término, los problemas de la civilización moderna se deben a su indiferencia frente a Dios y frente a la guía espiritual que él ofrece a todos. Dios ha enviado a Sus mensajeros y profetas a través de los tiempos como un regalo de Su parte, para guiar a la humanidad a la felicidad y al éxito. En el Corán, Dios dice al Profeta Muhammad:
Y no te hemos mandado sino como misericordia para toda la humanidad".
(Sagrado Corán 21:107)
Los mensajes de Dios, a través de los siglos, han aconsejado a la gente vivir como una familia, en amor y tolerancia. Esta es la única forma de vida a través de la cual la humanidad puede asegurarse y disfrutar de las gracias de Dios y al mismo tiempo de los frutos del progreso moderno. Si la humanidad hubiese llevado a su corazón la esencia de las revelaciones divinas, no habría sufrido el infierno de las dos últimas Guerras Mundiales y no estaría al borde del desastre nuclear o de la destrucción del medio ambiente.
Los hombres y las mujeres de fe deben despertar, abrir sus ojos, y empezar a mirarse los unos a los otros a través de lentes que acerquen las cosas y no a través de unos que las alejen. La paz verdadera sólo se puede conseguir si estamos unidos bajo el estandarte de Dios y Sus mensajeros, y nos unimos en hermandad y cooperación, para construir una fe racional para la gente del presente y de las generaciones futuras. Si pudiéramos encontrar el coraje suficiente para hacerlo, los seres humanos podrían vivir un paraíso terrenal mientras esperan por el paraíso eterno.
Es el momento para que nuestras naciones cooperen con amor y generosidad y se unan en la adoración del Único Creador del universo, el Más Compasivo, el Más Misericordioso. Al hacerlo, reviviremos y realizaremos las enseñanzas de los profetas, de una forma consistente con las realidades de la civilización moderna, cooperando en las cosas en las que estamos de acuerdo y debatiendo de manera fraternal en las que diferimos.
Que Dios nos guíe hacia el bien, para buscar la verdad sin prejuicios ni ambiciones terrenales, con el espíritu del amor, la tolerancia y la hermandad. Todas las alabanzas y gracias son para Dios, el Señor del universo.
Que la Paz sea con todos Vosotros.
Conferencia pronunciada en diciembre de 1985, en la Universidad de Milán, Italia, por el sheij Ahmad Kuftaro, que fue Gran Mufti de Siria y presidente del Consejo Supremo de Fatwa.
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