viernes, 7 de julio de 2017

Del Nombre (al-Ism)

24/06/2006 - Autor: Abd al Karim al Yili - Fuente: El Hombre universal
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al-ism
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…La perfección del Nombrado se manifiesta eminentemente por el hecho de que Él se revela mediante Su Nombre a quien Le ignora, de modo que el Nombre es al Nombrado lo que el exterior (az-zâhir) es al interior (al-bâtin), y bajo este aspecto el Nombre es el Propio Nombrado (1).

El sujeto de un nombre puede ser inexistente como tal, y no existir más que idealmente, como es el caso del Fénix, que obtiene toda su existencia de su nombre, y cuyas cualidades no se deducen sino de tal nombre; pues, según la alegoría convencional, el Fénix significa aquello que escapa a las inteligencias y a los pensamientos; de este modo, es representado mediante una figura sin igual en su magnitud. Su nombre no resulta entonces de su esencia, sino que, por el contrario, está como superpuesto a una concepción ideal para mantenerlo en su rango de existencia. Comprenderás que no ocurre igual en el orden ontológico, pues el nombre del Ser verdadero es una vía al conocimiento real del Nombrado… El nombre del Fénix es entonces, en el orden creado, lo inverso del Nombre de Allâh en la verdad, pues, si el llamado Fénix no existe en sí mismo, lo que es llamado Allâh es en Sí mismo Ser puro. Así como no se llega al Fénix sino por mediación de su nombre -y bajo este aspecto el Fénix existe-, tampoco se accede al conocimiento de Allâh sino por mediación de Sus Nombres y de Sus Cualidades, y ya que todo Nombre y toda Cualidad divinos están contenidos en el Nombre Allâh, se deduce de ello que no hay acceso al conocimiento de Allâh sino por vía de este Nombre.

En verdad es el nombre lo que comunica realmente el Ser y lo que hacia Él conduce; es entonces como el sello del sentido universal el aspecto metafísico, luego supra-individual del hombre; es mediante él que el elegido de la Gracia se une al Clemente (ar-rahmân). Quien observa los rasgos del sello está con Allâh por mediación de Su Nombre; quien los interpreta, está con Él por mediación de Sus Cualidades; y quien rompe el sello, haciendo así transparente su Cualidad y su Nombre, está con Allâh por la Esencia, sin que le sigan estando veladas las Cualidades divinas…

Allâh ha hecho de este Nombre el espejo del hombre; cuando éste mira su rostro, reconoce en él el sentido de la sentencia sagrada (hadîth qudsî): "Allâh es, y nada está con Él" (kâna Llâhu wa lâ shay’a ma’ah), y es entonces cuando se le revela que su oído es el Oído de Allâh, su vista la Vista de Allâh, su palabra la Palabra de Allâh, su vida la Vida de Allâh, su conocimiento el Conocimiento de Allâh, su voluntad la Voluntad de Allâh, y su potencia la Potencia de Allâh, -todo ello por vía de la unión-, y desde entonces sabe que todas estas cualidades no se refieren a él más que por préstamo o transposición, mientras que pertenecen a Allâh según su realidad (2). Dice Allâh: "Allâh os ha creado a vosotros y a lo que hacéis" (Corán, XXXVII, 94-96), y también dice: "Fuera de Allâh no adoráis más que ídolos, y creéis en la mentira" (Corán, XXIX, 16-17); aquí, la facultad creadora es prestada al hombre, pues sólo Allâh crea realmente aquello de lo que se trata. Quien observa su rostro en el espejo de este Nombre (Allâh) saborea este conocimiento directamente. Y es posible que alcance, entre las ciencias de la Unión (at-tawhîd), el conocimiento de la Unicidad (al-wâhidiyah); si llega a este grado de contemplación, responderá a aquellos que dirigen un ruego al Señor, pues se ha convertido en el lugar de la manifestación (mazhar) del Nombre divino. Después, si se eleva desde las tinieblas de la nada relativa hasta el conocimiento del Ser necesario, y Allâh le purificará de las contingencias por la revelación de la eternidad, será el espejo del Nombre divino, de modo que él mismo y el Nombre serán como dos espejos enfrentados que se reflejan uno al otro; y si alguien alcanza este grado de contemplación, es Allâh quien responderá a quienes le dirijan una petición; la Cólera divina se cernirá sobre aquellos que evocan su cólera, y Allâh estará contento de aquellos que atraigan su contento. Y es posible que alcance, de entre las ciencias de la Unión, el conocimiento de la Unidad (al-ahadiyah) que, en sí, implica otro conocimiento distinto. Existe no obstante, entre este estado y la revelación de la Esencia misma, una sutil diferencia que consiste en que el contemplativo que alcanza tal estado no lee sino el Furqân, mientras que el conocedor de la Esencia leerá todos los Libros revelados (3)…
Notas
1. De acuerdo con todas las enseñanzas tradicionales, el Nombre de Dios se identifica esencial y misteriosamente con Dios mismo. "El Señor y Su Nombre son uno", dice también Râmakrishna.
2. En este pasaje y en el que sigue, Jîlî se refiere a este mensaje divino (hadîth qudsî) revelado por boca del Profeta: "Si alguien ofende a uno de Mis santos, Yo le declaro la guerra. Mi servidor no podría aproximarse a Mí por algo que me fuese más querido que las acciones que le he impuesto. Y mi servidor jamás dejará de acercarse a Mí por las acciones gratuitas hasta que Yo le ame; ahora bien, cuando le amo, soy su oído por el que escucha, su vista por la que ve, su mano con la que agarra, y su pie con el que marcha; cuanto me pide, ciertamente se le otorgo, y si busca Mi ayuda, ciertamente le ayudo".
3. Como dijimos en el sumario de la obra de Jîlî, el Nombre de al-furqân, "la Discriminación", designa al Corán bajo su aspecto legislativo, luego de revelación particular. Así como a continuación se verá, Jîlî denomina con los diferentes nombres del Libro sagrado distintos estados de conocimiento o de ser.
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