jueves, 27 de julio de 2017

Morena y su cogobierno con el narco en Tláhuac

    
   
   
Rigoberto Salgado Vázquez
Tláhuac es el mejor ejemplo de lo que hará Morena con el narcotráfico si gana la presidencia: nada, o cogobernar con él.

Todo apunta a que las autoridades surgidas de ese partido político están ligadas con la peligrosa red de narcomenudeo en esa demarcación, que surtía de estupefacientes al oriente y parte el sur de la ciudad.

Es lo que ocurre con la permisividad total de las autoridades hacia las bandas del narcotráfico: acaban coludidas con ellas.

Los narcos cogobernaban Tláhuac.

Esperemos que no pase lo mismo que en Michoacán, donde las autoridades de izquierda de esa entidad no fueron tocadas por la justicia, a pesar de tener a socios de La Tuta en la casa del gobernador y en el gabinete.

Que no se la perdonen a Morena como hicieron con el caso Abarca y a quienes lo encumbraron en Iguala.

Ahora en Tláhuac se perfila un caso de connivencia entre autoridades y delincuentes.

No es sólo narcotráfico lo que hay en esa delegación gobernada por Morena, sino extorsión, crimen, derecho de piso y trasiego de armas.

De hecho, uno de los elementos que llamó la atención al gobierno de Mancera fue la creciente compra de armamento de grueso calibre por parte del grupo delictivo liderado por Felipe Pérez Luna, El Ojos, y pidió la colaboración de la Marina.

Cuando se dio el operativo, el jueves de la semana pasada, los mototaxistas, que funcionaban como halcones del grupo, avisaron a El Ojos e intentaron boquear las calles de la delegación.

¿Quién es el líder de los mototaxistas? Ricardo Salgado Vázquez, hermano del delegado.

Todo lo que ocurre en una delegación, y más aún cuando es un pueblo, como Tláhuac, es de conocimiento del delegado.

Ahí se había anidado el más turbio semillero de maleantes de la Ciudad de México.

El líder de los mototaxistas es hermano del delegado. Ellos eran los halcones de la organización criminal que crecía como ninguna en la capital del país.

¿Nunca supo nada?

Era público que en Tláhuac estaba el centro del crimen, extorsión y narcomenudeo en buena parte de la capital, y las autoridades de Morena no movieron un dedo para frenar la situación.

Por algo sería. Y no nos extrañe que dinero de ese grupo delictivo haya contribuido a financiar al partido de los que reparten certificados de honestidad a empresarios, periodistas y ciudadanos en general.

Hay que exigir a las autoridades que no les tiemble la mano si tienen que detener a los líderes políticos de Morena en Tláhuac.

Que no se amedrenten por la posibilidad de plantones, marchas o mítines en el Zócalo para defender al delegado que tenía al narco en su casa. O que fue financiado por él.

En Tláhuac estaba el huevo de la serpiente. Ahí tres agentes federales investigaban la red de narcomenudeo en 2004, y fueron linchados por la población.

Dos de ellos fueron quemados vivos delante de la policía, que no movió un dedo por falta de instrucciones del titular de Seguridad Pública, Marcelo Ebrard.

Y el entonces jefe de Gobierno, Andrés Manuel López Obrador, fue lacónico con su comentario en torno a los linchamientos: “con los usos y costumbres de los pueblos no hay que meterse”.

¿Quién era el secretario de Seguridad Pública en Tláhuac en esa fecha? El actual delegado, Rigoberto Salgado Vázquez.

Así se apropiaron de Tláhuac. Así se pudrió Tláhuac. La gobiernan del brazo de narcotraficantes y extorsionadores. No tienen política anticrimen. Sólo alianzas con ellos.

Twitter: @PabloHiriart
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