jueves, 31 de agosto de 2017

A 134 años de la muerte de Ángela Peralta en Mazatlán

Tiamguis Turístico Mazatlán 2018
La Ruiseñor mexicana a 134 años de su fallecimiento
Su nombre completo: María de los Ángeles Manuela Tranquilina Cirila Efrena Peralta y Castera
Un grupo de apasionados mazatlecos se reunió esta tarde frente a la que fuera la tumba de la diva mexicana más importante de todos los tiempos, Ángela Peralta, quien hace3 134 años falleciera en este puerto víctima de la peste, el motivo fue rendirle un reconocimiento póstumo a su trayectoria y conocer algunos datos acerca de ella y su formación que la mayoría de las personas desconoce
Joaquín López Hernández cronista de Teacapán nuevamente invade la intimidad de este recinto sepulcral para desentrañar datos y hechos poco conocidos de los personajes que reposan o han reposado ahí
El historiador de nueva cuenta propone poner en valor a este panteón para ello ya no espera que la iniciativa venga de las autoridades ni de los grandes empresarios, sino de personas sencillas que tengan buenas intenciones “Deberíamos ir paso a paso, tú adoptas para rescate una tumba, ella otra y yo otra, y así nos vamos”: Joaquín López Hernández cronista de Teacapán
Vídeo de la transmisión en vivo 
134 Aniversario Luctuoso de Ángela Peralta Mazatlán 2017
Más tarde la reseña completa de lo que pasó y dijo Joaquín López Hernández en la tumba de Ángela Peralta en el panteón que lleva su mismo nombre en Mazatlán, Sinaloa, México, esté pendiente…
Por lo pronto les invitamos a que conozcan un poco más de esta sensacional mujer mexicana
Ángela Peralta murió en Mazatlán el 30 de agosto de 1883. Su lugar de nacimiento fue la Ciudad de México, el 6 de julio de 1845.
Bajo el nombre artístico de “Ángela Peralta” se dio a conocer en México y Europa por sus dotes como cantante de ópera
De origen humilde, pero siempre recibió buena educación y desde pequeña tuvo inclinaciones artísticas, revelándose como poseedora de una voz extraordinaria.
A los 8 años cantó “La Cavatina”, de Donizetti y a los 15, cuando terminó sus estudios musicales en el Conservatorio Nacional de Música, se presentó en público por primera vez y con gran éxito, interpretando “El trovador”, en el Teatro Nacional.
Nunca estuvo pensionada por el gobierno. Cuando viajó a Europa en 1861, su padre y un hombre llamado Santiago de la Vega cubrieron los gastos.
Fue en Europa donde la llamaron por primera vez “El ruiseñor mexicano”. Su triunfo inaugural en el Viejo Continente llegó la noche del 13 de mayo de 1862, cuando interpretó “Lucía de Lammermoor” en la Scala de Milán. Terminada la temporada en ese teatro, recorrió los principales coliseos de Milán, Turín, Lisboa, Alejandría, Génova, Nápoles, San Petersburgo, Madrid y Barcelona. Terminó su gira artística de regreso a América, donde actuó ante los públicos de Nueva York y La Habana. Regresó a México en 1865.
A sus 20 años de edad ya había conquistado los principales escenarios europeos con su privilegiada voz.
El 29 de enero de 1866 cantó para los emperadores Maximiliano y Carlota. A cambio de tal condescendencia se le nombró “Cantarina de cámara del imperio”. Este hecho provocó la repulsa de Ignacio Manuel Altamirano, quien desenfrenado en su indignación comentó: “toda la frescura de los laureles que había traído de Europa, se marchitan vergonzosamente, ante la aceptación de ese nombramiento de una corte bufa y oprobiosa”. Un año después, el Ruiseñor cantó en el puerto de Veracruz “I Puritani” de Bellini, a beneficio del fomento de la guerra contra el invasor. Estos dos acontecimientos, aparentemente contradictorios, todavía encienden una polémica acerca de su franqueza patriótica.
Procedente de Guaymas, Sonora y La Paz, Baja California, llegó a Mazatlán el 22 de agosto de 1883 El ayuntamiento, al saber que Ángela Peralta visitaría la ciudad, aprobó los gastos que fueran necesarios para recibir dignamente a “El Ruiseñor Mexicano”. Alquiló el Teatro Rubio para ofrecerlo a la diva. Se engalanó el muelle desde la víspera y a las 9 a.m. que llegó a él, Ángela Peralta, recibiéndola con el himno nacional. Al llegar al carruaje, el cual ocupó, un grupo de admiradores quitaron los caballos y tiraron de él, llevando a la diva hasta el hotel Iturbide, seguida por la música y la multitud. Ella salió al balcón y saludó al pueblo, que se agrupaba al frente del edificio…”
Al día siguiente, el 23 de agosto, la compañía hizo su presentación con la ópera de Verdi “El trovador”, debutando el tenor de fuerza Fausto Belloti ante escaso público, pues corrían alarmantes rumores sobre la propagación de la fiebre amarilla.
Un periodista mazatleco, aficionado a la ópera, llevaba un diario, como era costumbre de la época. En la página del 22 de agosto escribió “…hoy fui al foro del teatro Rubio a presenciar los ensayos de la compañía de ópera italiana y admirar de cerca a la señora Antonieri y me tocó de suerte ver y escuchar a la dueña de la compañía, la señora Peralta…” (…) “Es una mujer de agradable presencia, algo obesa y de ojos saltones pero muy vivos, tiene una voz maravillosa que emite con pasmosa facilidad las notas más agudas y altas, hasta el grave; hizo unas variaciones alcanzando notas tan finas, como el gorjear de un jilguero…”
En los primeros días de la semana, la enfermedad, que en la ciudad fue conocida con el nombre de “níquel”, se desarrolló de una manera alarmante. Tan es así, que se podría asegurar que la noche del jueves 23 de agosto, rara era la casa donde no hubiera por lo menos un afectado. La compañía suspendió sus funciones a causa de haberse enfermado una gran parte de las personas que la componían, entre ellas la señora Peralta.
El 24 de agosto, Ángela Peralta dirigió el ensayo para la representación de “Aída”, obra con la que debería hacer su debut al haber caído enfermos el director de escena, señor Belloti, y el maestro director Chávez Aparicio. La función debió verificarse esa misma noche, pero se pospuso porque al oscurecer ya eran varios los artistas afectados por la devastadora enfermedad. Al amanecer del día 25, habían fallecido los señores Belloti y Aparicio y varios artistas. El mal se ensañó con los miembros de la compañía a tal grado, que de los 80 que la integraban sólo seis quedaron, entre ellos la soprano Zopilli y la contralto, señora Saborini.
Ángela Peralta falleció el 30 de agosto de 1883, casándose en articulo mortis con su amante, don Julián Montiel y Duarte. Un testigo, el señor Jiménez, narró los detalles de la impresionante ceremonia matrimonial: “Uno de los artistas, de apellido Lemus, sostenía a doña Ángela por la espalda y en el momento en que el juez hizo la pregunta sacramental” ¿Acepta a este hombre por esposo?”, Lemus movió la cabeza de la enferma en señal afirmativa. La cantante, prácticamente estaba ya muerta y tengo la seguridad de que no se enteró de la importancia del acto…”
Se vistió el cadáver con ropa de alguno de los personajes que en vida había interpretado la diva mexicana y, según se dijo entonces, también se le colocaron sus mejores joyas. El 11 de abril de 1937 sus restos fueron exhumados para ser trasladados al panteón civil de la Ciudad de México. Entre la tierra y trozos de madera no se encontró ni una sola alhaja, ni un simple dije. Sólo unas chinelas y restos de cabellera castaña.

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