martes, 22 de agosto de 2017

LLAMADO DE PAZ A TRAVÉS DE LA MEMORIA

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Puesta en escena sensorial que narra la vida de una comunidad japonesa que vivió en México durante la Segunda Guerra Mundial
Kevin Aragón, 21 de agosto de 2017
Fotos: Aldo López (servicio social).
Fue en 1897 cuando llegaron los primeros migrantes japoneses a México y se instalaron en Chiapas con el propósito de crear una finca cafetalera, debido a las leyes de colonización y deslinde de terrenos baldíos decretadas por Porfirio Díaz y el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación con el gobierno de Japón, firmado en 1888.
Tras su fracaso, los migrantes tuvieron que buscar otras opciones que mejoraran su calidad de vida y se sumaron a otras actividades que con el tiempo les dieron la estabilidad económica necesaria para regresar a su país e incluso abrir sus propios negocios en el nuestro.

Novela homónima

Nikkei… correo de Hiroshima, basada en la novela homónima del escritor chiapaneco Víctor Manuel Camposeco, es una obra que cuenta la vida de algunos integrantes de esta comunidad migrante japonesa, conocida comúnmente como Nikkei, que permaneció en el país durante la Segunda Guerra Mundial.
Así, al recurrir al uso del modelo epistolar y la descripción de momentos históricos relevantes de la época, Nikkei… relata el contenido de la correspondencia entre Angelina Toyohara, quien vive en Hiroshima y es hija de un migrante japonés, y su madre Olivia, una mexicana que le escribe desde Tapachula, Chiapas.
Se dice que la pieza es una puesta en escena sensorial porque, con la ayuda de unos goggles negros, la primera mitad se percibe a ciegas. El público se ve obligado a agudizar sus otros sentidos y las primeras escenas, que hacen referencia a diferentes aspectos de la vida en los años 40 del siglo pasado, aparecen en la mente del espectador, al ser ilustradas con aromas, sonidos y emisiones de viento que bien pueden aludir a las plantaciones de café en Chiapas o el vertiginoso ascenso del avión desde el que se lanzó la bomba nuclear conocida como Little boy.
Cuando llega la fecha del ataque que cambiaría al mundo: 6 de agosto de 1945, los goggles ya no son necesarios. La primera impresión que percibe el público es la de una nueva ceguera, ahora producida por la intensa luz emitida por los 15 kilotones de potencia de la explosión.
Después, entre el humo seco y recurriendo a la técnica de la danza Butho, frente a los ojos aún sensibles del público, los cuerpos de los actores se contorsionan grotescamente, mientras se escucha la voz de Angelina Toyohara describiendo las dolorosas escenas que se debieron vivir en la zona del desastre.

A 72 años

Han pasado ya 72 años de los ataques nucleares a Hiroshima y a Nagasaki y ante los desastrosos resultados se han firmado numerosos tratados internacionales que prohíben tanto su uso como su proliferación. Sin embargo, según la ONU, aún hay aproximadamente 26 mil armas nucleares en el mundo. Irene Akikolida señala que esta obra es un llamado de paz necesario entre las naciones y de forma especial dentro de México por la difícil situación que atraviesa.
Por su parte Sergio Hernández Galindo, investigador del INAH y asesor de datos históricos de la obra, menciona que ésta también es importante pues ayuda a reconocer a la comunidad Nikkei que reside en el país y cómo fue que mexicanos también vivieron los ataques nucleares.
Nikkei… se presenta hasta el 3 de septiembre en el Teatro Santa Catarina, de miércoles a viernes a las 20 horas, sábados a las 19 horas, y domingos a las seis de la tarde. Para mayores informes sobre este y otros eventos, visitar: www.teatrounam.com.

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