domingo, 27 de agosto de 2017

pasarela de coches bomba del Estado Islámico


Vehículos modificados por el IS, expuestos en Mosul. Thaier Al-SudaniREUTERS
Irak exhibe en público los vehículos modificados por la organización y empleados para firmar operaciones suicidas
Vehículos de las marcas más populares tuneados y convertidos en coches bomba del Estado Islámico. Es el singular botín de guerra que las fuerzas de seguridad iraquíes han decidido exhibir en Mosul en plena resaca bélica. "La policía federal los descubrió y confiscó en el casco antiguo de la ciudad. Estaban camuflados en las casas del barrio y preparados para ser detonados", explica a EL MUNDO Mohamed al Bayadani, portavoz del ministerio del Interior iraquí.
Hasta 23 ejemplares que levantan acta de la ferocidad de un enemigo que, tras nueve meses de batalla, se ha reconciliado con las tácticas de la insurgencia. Esta singular colección rescatada de las ruinas de la segunda urbe de Irak está formada, en su mayoría, por turismos corrientes. Modelos a los que los ingenieros de la organización yihadista enterraron bajo un aparatoso armazón de metal. Un segunda piel de la que asoman pequeños ventanucos de cristal para permitir la conducción de los suicidas. "Al ser incautados, los agentes limpiaron el interior de explosivos. Era el objetivo final de estas máquinas, que estaban completamente blindadas. Tanto que a simple vista no se puede distinguir ni la marca ni el modelo", apostilla Al Bayadani.
Una identidad que reaparece en el interior de los automóviles, en detalles como el volante o los acabados. "Los hemos ido buscando casa por casa y han sido trasladados a un lugar seguro. Eran junto a los cinturones de explosivos, los francotiradores y las bombas caseras, los últimos recursos de los terroristas". La transformación de los coches también incluye el color en un completo proceso de chapa y pintura. Algunos fueron pintados de camuflaje militar o del color azul empleado por los furgones de la policía federal para tratar de despistar a la aviacióny sortear los ataques aéreos que se han sucedido sobre posiciones del IS (Estado Islámico, por sus siglas en inglés) desde el verano de 2014. "En muchas ocasiones, sin embargo, fue imposible neutralizar estos vehículos porque circulaban por distritos densamente poblados", advierte el oficial. "Fue una batalla feroz contra un enemigo que no entiende de moral ni respeto a la vida de los civiles".
La exhibición del arsenal de cuatro ruedas del grupo que dirige Abu Bakr al Bagdadi se ha convertido en una oportunidad para festejar una victoria anunciada prematuramente, cuando las escaramuzas seguían instaladas en la laberíntica geografía de Mosul. "Ésta fue, por encima de todo, una guerra mediática. El hecho de mostrar ahora los coches del Daesh [acrónimo en árabe del Estado Islámico]persigue destruir por completo el estado de ánimo de la organización", admite Al Bayadani. "Al divulgar públicamente las fotografías de sus vehículos, de sus combatientes muertos y de sus madrigueras queremos hacerles llegar el mensaje de su derrota".
Los especímenes que integran la galería se asemejan a los que durante meses voceó el grupo en sus vídeos. La pieza más destacada, en cualquier caso, es el cañón de un tanque colocado en la parte trasera de un camión y preparada para lanzar ataques contra aviones y tropas terrestres.
El destino final de este museo al aire libre es, de momento, una incógnita que no concita unanimidad entre quienes dirigen los designios de la otrora capital iraquí del califato. Mientras algunos oficiales deslizan su destrucción como el más probable escenario, el portavoz del ministerio del Interior se decanta por conservarlos a modo de acicate para no extraviar la memoria del terror que durante tres largos años desfiló por el asfalto de Mosul. "Tal vez abramos un museo con todas las armas requisadas al Daesh", apunta Al Bayadani.

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