sábado, 26 de agosto de 2017

Un mosso infiltrado en la célula yihadista presenció el chivatazo de la Policía Nacional

Dos responsables de Información de la Policía Nacional en Catalunya, un inspector y un inspector jefe, fueron quienes avisaron a la célula yihadista de que los Mossos d’Esquadra les estaban investigando y se producirían detenciones en tres semanas. Según informan a este diario fuentes de la Conselleria de Interior al corriente de las pesquisas, los Mossos d’Esquadra tenían un agente infiltrado en la célula yihadista que asistió presenció el momento en el que dos hombres alertaron que “un comisario de la Policía” les había asegurado que les estaban investigando y les tenían los teléfonos intervenidos. Fuentes de la Policía Nacional contactadas por este diario han desmentido rotundamente las acusaciones y han recriminado a los mossos que, en vez de denunciarlo ante el juez de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz, no hubieran planteado esas sospechas en la comisión interpolicial en la que ambos cuerpos están presentes.
Estos dos oficiales de la Policía Nacional se desplazaron hasta Mataró donde contactaron con un converso, con el que colaboraran habitualmente en temas de yihadismo. Según declaró posteriormente este hombre en la Audiencia Nacional, los policías les pidieron que contactaran con unos musulmanes de Terrassa de los que les llegaron a mostrar fotografías para que supieran con quién debían contactar. Este hombre contactó con otro converso que si conocía a los yihadistas de Terrassa. Ambos mantuvieron una reunión con todos los miembros de la célula, entre ellos el agente infiltrado, y les alertaron de que estaban en el punto de mira de la policía de la Generalitat.
La reunión en Terrassa se celebró a primeros de noviembre y vigilada y fotografiada por los Mossos de información que iban tras la célula, en colaboración del CNI. Tras esa reunión, los miembros de la célula empezaron a variar su forma de actuar. Se desprendieron de todos sus teléfonos móviles y dejaron de reunirse. La paranoia reinó en el grupo y más después de que uno de los informadores asegurara que la propia policía les había dicho que había un policía infiltrado en la célula. Durante las semanas siguientes, tres miembros de la célula intentaron en varias ocasiones adelantar el viaje a Siria, pero se sentían vigilados. Finalmente salieron en autocar el 12 de diciembre y fueron detenidos tres días después en Bulgaria.
La célula empezó a buscar quien era el “chivato” y las sospechas se centraron en un miembro del grupo que llegó a ser expulsado. Los Mossos informaron de la reunión y la revelación al juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz que primero citó a declarar a uno de los conversos, quien aseguró en declaración haber recibido las instrucciones de unos policías de alertar al grupo de Terrassa de que iban a ser detenidos. El segundo converso que acudió a la cita también declaró ante Pedraz, que contaba además con el testimonio del agente infiltrado. El magistrado citó a declara como imputados por revelación de secretos y colaboración con organización terrorista al inspector jefe y al inspector de la Policía Nacional. Estos reconocieron haber mantenido las reuniones con el converso de Mataró al que definieron como un colaborador de la policía. Reconocieron que le alertaron de la operación de los Mossos pero negaron que su intención fuera alertar a los sospechosos de que estaban siendo investigados o que iban a ser detenidos. La fiscal de la Audiencia Nacional, Blanca Rodríguez, dijo no ver indicios delictivos en la actitud de los policías y no presentó denuncia, por lo que el juez archivó el caso.

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