Lo que los mexicanos tienen que hacer es dejar de rascarse y rascarse para mantener viva la herida de la Conquista, consideró Miguel León-Portilla, historiador y especialista en lengua náhuatl. Según el experto en cultura prehispánica, hay que dejar atrás lo que ya es asunto del pasado y asumir nuestra condición de mexicanos, tal y como somos en la actualidad.
En conversación con Crónica, el también integrante de El Colegio Nacional considera que la conquista de México, al igual que otras etapas de la historia nacional, ha sido objeto de interpretaciones novedosas y serias, que rebasan las lecturas tradicionales:
"Cada generación repiensa, siempre, la historia. En nuestros tiempos, tanto la Conquista como la figura de Hernán Cortés han sido replanteadas, con bastante objetividad y acierto, por José Luis Martínez. También es importante la obra del investigador británico Hugh Thomas, que con su libro La Conquista de México, ha contribuido a la revisión del periodo. Otro historiador, de apellido Valladares, también ha hecho, recientemente aportaciones interesantes".
Un lastre de la conquista. En el fondo, estima el historiador, el problema acerca del entendimiento actual sobre el proceso de Conquista rebasa las interpretaciones históricas: "Lo que los mexicanos tenemos que hacer es digerir el asunto y no estar rascándonos y rascándonos. No tiene sentido rascarse para producirnos heridas a nosotros mismos. Eso ya es un asunto del pasado".
Entonces, ¿a qué se debe la insistencia en resaltar todo lo que de drama entraña la Conquista?
"Bueno, ciertamente es un drama, que, de alguna manera, ha continuado y que se manifiesta en el desprecio a los indios, en la explotación que padecen. Entonces, hay quienes se remiten al pasado como un prototipo, pero lo cierto es que se trata de fenómenos muy distintos.
Los franceses no se quejan. El también investigador emérito de la UNAM asegura que es necesario superar esas manifestaciones sistemáticas de repudio a la irrupción de lo europeo en el mundo prehispánico: "Los franceses fueron conquistados por los romanos. Y yo no conozco a ningún francés que en nuestros días se la pase diciendo '¡Malditos romanos, malditos romanos!' Al contrario, ellos están orgullosos de su latinidad. ¿Qué si antes había celtas en lo que ahora es Francia? Pues sí, pero han asumido su herencia romana.
‹Esta especie de rencor ¿es exclusivo de los mexicanos?
‹Quizá nosotros lo tenemos más que otros pueblos. En Latinoamérica, también los peruanos tienen ese sentimiento muy acentuado, porque, al igual que en México, después siguieron tres siglos de explotación. Pero ya es hora de superar todo eso.
‹¿De qué manera? ¿Olvidando el pasado? ¿Es posible olvidar?
‹Es imposible que nos olvidemos de la Conquista, pero hay que ver que si las culturas indígenas tienen mucho de admirable, también del mundo europeo nos vinieron muchas cosas buenas, como la lengua española. Es una gran cosa que seamos más de 400 millones las personas que hablamos español. Si nada más habláramos náhuatl, seríamos como los húngaros, una comunidad muy aislada.
Las cosas buenas. "Es importante mantener la diversidad cultural ‹agrega León-Portilla‹, porque es un tesoro, pero también hay que pensar en una universalización sensata, que no nos convierta en clones de nadie".
‹En el pasado reciente vimos derribamiento de estatuas, reclamos enconados. ¿Qué se les dice a quienes optan por estas actitudes?
‹Derribar estatuas carece de sentido. Creo que hay que hacerles ver que no es la manera de reafirmar su cultura, y la mejor manera de hacerlo consiste en conocer mejor esa cultura, defender la lengua, la diversidad. Eso es lo que hay que hacer; nuestra realidad, ahora es que somos mexicanos.