martes, 27 de febrero de 2018

Siria: 7 años de guerra en la que se pasaron todas las líneas rojas

Bashar al Asad ha aniquilado a sus opositores llevándose por delante a civiles e inocentes.
Niños en el conflicto de Siria
Solo esta semana más de 90 niños sirios murieron y otros tantos resultaron heridos en los ataques perpetrados por el régimen de Al Asad en la región Guta Oriental.
Foto: 
Amer Almohibany / AFP
 
25 de febrero 2018 , 02:13 a.m.
Siete años después, la escena es la misma: decenas de niños son rescatados diariamente de los escombros que dejan los bombardeos del régimen de Bashar al Asad en los enclaves opositores en Siria, algo que deja entrever que esa guerra no acabará pronto y que la comunidad internacional se ha quedado corta en encontrar una solución al conflicto que arrancó el 15 de marzo del 2011.

Entre las acciones indiscriminadas del régimen sirio –que según analistas han sobrepasado “todas las líneas rojas”– hay desde ataques con armas químicas hasta la destrucción de escuelas y hospitales.
De hecho, esta semana la región de Guta Oriental, el principal bastión opositor de las afueras de la capital Damasco, ha sufrido bombardeos por parte de fuerzas progubernamentales, que, de acuerdo al recuento del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, han dejado más de 400 muertos (entre ellos 96 niños) y al menos 2.116 heridos. 

Esa cifra se suma al balance de la guerra siria: más de 470.000 fallecidos, al menos seis millones de desplazados internos y más cinco millones de refugiados por el mundo.
Más de 470.000 fallecidos, al menos seis millones de desplazados internos y más cinco millones de refugiados por el mundo
Lo más preocupante, según expertos, es que no se vislumbra el fin del conflicto y que tanto el régimen de Al Asad como los grupos de oposición pueden aguantar mientras tengan el apoyo financiero y político de otros países. 
En esta guerra, los actores claves del lado sirio han sido Irán, la milicia libanesa de Hezbolá, Rusia y China. Por su parte, los diferentes grupos rebeldes han sido apoyados por Turquía, EE. UU. Arabia Saudí, Israel, Jordania y Emiratos Árabes Unidos. 

“Hay una anestesia moral, un cansancio con la guerra y una incomprensión de la complejidad del escenario sirio, de entender quién es quién, quién merece ser apoyado y quién puede dar una solución”, afirma en diálogo con EL TIEMPO Haizam Amirah Fernández, investigador principal sobre el Mediterráneo y el mundo árabe del Real Instituto Elcano.
Sin ningún acuerdo
Con los bombardeos a Guta Oriental, Francia y Alemania pidieron el viernes pasado a Rusia que apoyara una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre una tregua de 30 días en Siria, en un nuevo intento por alcanzar un acuerdo, por lo menos temporal.
Pero en el pasado, iniciativas como esta han sido bloqueadas por Moscú y Pekín, las treguas se han roto con facilidad y los intentos de llegar a un acuerdo de paz en Ginebra (Suiza) y Astaná (Kazajistán) han fracasado.

Por eso, hay quienes creen que los líderes mundiales y, en especial, la ONU han fallado. “Lo que Siria demuestra son las limitaciones del sistema internacional y de aquellas instituciones que deben velar por la paz y la seguridad internacional, principalmente la misión de la ONU (...). Hay una ausencia de una visión clara a largo plazo de qué es lo que está en juego”, asegura Amirah Fernández.
Lo que Siria demuestra son las limitaciones del sistema internacional y de aquellas instituciones que deben velar por la paz y la seguridad internacional
“No hay un frente global que ponga presión para detener la violencia en Siria. Todo el esfuerzo ha sido fragmentado en varias acciones y la mayoría de las intervenciones han sido militares con el objetivo de conseguir áreas de influencia en el país”, afirma a este diario Imad Salamey, director del Instituto de Justicia Social y Resolución de Conflicto de la Universidad Libanesa Americana de Beirut. 

Para que la guerra llegue a un fin, los analistas hablan de distintas posibilidades. La primera, afirma Salamey, llegar a “un acuerdo político que satisfaga a todos los segmentos de la población siria. De lo contrario, los grupos opositores seguirán teniendo argumentos para recibir ayuda”. 

La segunda, una fuerte presión internacional, a través de sanciones financieras y políticas. Por ahora, agrega el experto, “las partes sienten que han sido mucho más apoyadas, de lo que han sido castigadas”. 

La tercera, apunta a una partición del territorio entre los grupos rebeldes. Wa’el N. Alzayat, director de Emgage y experto en política de Oriente Próximo, señala que “de manera informal, ya hay partes del territorio sirio bajo control del régimen, de los kurdos, de la oposición árabe y de EE. UU. y que seguramente se mantendrá así por un tiempo”.
Sin embargo, la opción de una partición podría representar un peligro. “El riesgo de abrir la caja de los truenos de Estados de Oriente Medio es que se pueda extender esa tendencia. ¿Cómo se dividen los nuevos territorios? Por la pureza étnica. Entonces, sería devastador para Oriente Próximo un terreno kurdo con su Estado y los alauitas y los suníes con otro. Sería la descomposición de toda la región”, señala Amirah Fernández. 

Y, por último, algunos hablan de una intervención militar, una idea que trae consigo el fantasma de lo que fue la intervención en Irak.

Los expertos advierten que la guerra tendrá consecuencias negativas a largo plazo, como el cuestionamiento del sistema internacional, la falta de credibilidad en la seguridad colectiva, el riesgo de inestabilidad para los refugiados sirios y la posible radicalización ante la falta de respuestas. 

Por eso, Amirah Fernández insiste en que la comunidad internacional necesita entender que “lo que pasa en Siria no solo queda en Siria”. Por ahora, el régimen sigue fuerte y, como señala Alzayat, mantendrá su estrategia de atacar “las áreas de la oposición hasta que desaparezcan o hasta que los rebeldes se rindan”.
SANDRA RAMÍREZ CARREÑO
Subeditora Internacional 
En Twitter: @esalgosimple
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ONU pide tregua en Siria tras ataques que dejan más de 500 muertos

El objetivo es permitir el suministro seguro de ayuda humanitaria a la población necesitada.
Siria
Desde el pasado domingo, las fuerzas prorégimen han llevado a cabo una serie de ataques aéreos y marítimos en la región de Guta Oriental.
Foto: 
Reuters / Bassam Khabieh
 
24 de febrero 2018 , 05:06 p.m.
El Consejo de Seguridad de la ONU demandó este sábado una tregua de 30 días en Siria, tras varios días de intensas negociaciones para lograr una resolución de compromiso que fuese aceptada por Rusia. Moscú, que en un principio había rechazado la iniciativa, terminó finalmente respaldando el texto y permitiendo su aprobación unánime.
El llamamiento a un cese de hostilidades se produce en medio de una fuerte escalada de la violencia en Guta Oriental, el enclave opositor de las afueras de Damasco, que es objeto de una dura campaña de bombardeos gubernamentales.

Durante la última semana, la campaña ha dejado al menos 510 muertos en esa zona, entre ellos 127 menores, según el último recuento de la ONG Observatorio Sirio de Derechos Humanos. 

La resolución 2401 "demanda que todas las partes cesen las hostilidades sin retraso" y que se comprometan a mantener una "pausa humanitaria de al menos 30 díasconsecutivos en toda Siria". 

El objetivo, según el texto, es permitir el suministro seguro de ayuda humanitaria a la población necesitada y facilitar la evacuación de los heridos y enfermos en situación más crítica. 

El lenguaje de la resolución fue objeto de maratonianas discusiones entre los miembros del Consejo de Seguridad desde que el pasado miércoles Suecia y Kuwait presentaron un texto para que fuese votado cuanto antes. La iniciativa llevaba ya un tiempo en discusión, pero había sido bloqueada por Rusia, el gran aliado del Gobierno sirio, que la consideraba "poco realista". 

Para lograr el respaldo de Moscú, finalmente se introdujeron algunas modificaciones, sustituyendo por ejemplo el plazo de 72 horas que se daba inicialmente para iniciar la tregua por la fórmula menos precisa del "sin retraso", que es interpretada de distintas formas por los Estados miembros.

El documento, además, deja claro que podrán continuar en todo momento las operaciones militares contra grupos reconocidos como terroristas por la ONU, caso del Estado Islámico (EI) o el Frente al Nusra. Ello pone en cuestión el efecto que la resolución puede tener en Guta Oriental, pues Moscú y Damasco insisten en que la zona está controlada principalmente por combatientes de Al Nusra.

Preguntado por los periodistas, el embajador ruso ante la ONU, Vasili Nebenzia, no quiso aclarar si para su país los ataques en Guta Oriental deben detenerse o no como consecuencia de este texto. El documento, en todo caso, llama al levantamiento de los sitios sobre varias zonas, incluida Guta Oriental, y a que se facilite el suministro de ayuda humanitaria y la atención médica a todos los necesitados.

Tanto Rusia como las potencias occidentales dejaron claro que el llamamiento al cese de las hostilidades afecta a todo el territorio sirio, por lo que debería llevar a que Turquía detenga su ofensiva sobre el enclave kurdo de Afrín. Rusia aseguró que las largas negociaciones de los últimos días fueron necesarias para lograr una medida que tenga algún significado real, pues ello requiere acuerdos sobre el terreno.

Mientras, Estados Unidos acusó a Moscú de "retrasar" la adopción del texto sin tener motivos reales y de aumentar con ello el sufrimiento de la población. "En los tres días que tardamos en acordar esta resolución, ¿cuántas madres han perdido a sus hijos?", se preguntó la embajadora estadounidense, Nikki Haley. 

Suecia y Kuwait, que lideraron las negociaciones, insistieron en que ahora lo fundamental es garantizar que la tregua tenga un impacto real y ofrezca un rayo de esperanza a la población civil. "Esta resolución puede reducir la violencia, salvar vidas, aliviar el sufrimiento y romper el bloqueo del acceso humanitario en los asedios", defendió el embajador sueco, Olof Skoog.
EFE

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