domingo, 4 de marzo de 2018

Meade, Anaya y AMLO, más de lo mismo…, o peor

Ni Meade, ni Anaya ni AMLO parecen interesados en ese 18 por ciento de indecisos que pudieran darles el triunfo electoral contundente


Indiferencia y falta de imaginación es el sello de los candidatos presidenciales para seducir a electores más allá del voto duro que le garantizan sus partidos, lo que, de seguir así, derivará de nuevo en una crisis de legitimidad para quien resulte ganador en las urnas el 1 de julio próximo.

Es decir, tendremos un presidente cuestionado, vilipendiado, y nulo de credibilidad en una sociedad acostumbrada a la polarización y al golpeteo, la mofa y la burla hacia quien asuma las riendas del país.

Porque ninguno de los candidatos se ha ocupado en atraer a ese 18 por ciento de electores indecisos (según encuesta de Parametría, difundida el 19 de diciembre), que pueden marcar la diferencia. Tampoco, se ha visto que busquen convencer a los votantes inconformes de partidos contrarios.

José Antonio Meade, el único candidato ciudadano que hay en la contienda, paradójicamente no ha sumado el apoyo de algún ciudadano de renombre a su proyecto, y más bien se ha dedicado a adherir a viejos cuadros y cartuchos quemados del PRI, partido que lo postula junto con el PVEM y Panal.

Tampoco se ha atrevido a distanciarse, siquiera un milímetro, del actual gobierno de Enrique Peña. Ni siquiera en temas como el aumento de los combustibles o la creciente ola de inseguridad en el país, que tan sensibles son para la población. Su discurso está enfocado a la continuidad de un régimen que ya perdió la batalla en la opinión pública.

El panista Ricardo Anaya, metido más en el golpeteo al PRI y al aspirante de Morena, Andrés Manuel López Obrador, ha ignorado a la izquierda que lo apoya (PRD). No hay en sus ofertas nada referente a los homosexuales, interrupción legal del embarazo o muerte asistida, banderas que, en su momento, hicieron del PRD uno de los partidos más progresistas, no sólo de México, sino del mundo.

A lo mucho, el chico maravilla copió a AMLO la propuesta de regalar dinero, pero la hizo más disparatada aún: ofrece dinero para todos los mexicanos, con lo que llamarenta básica universal.

López Obrador, por su parte, no sale de su guion populista y asume su triunfo en las redes sociales como si fuera el de las urnas. Y ahora parece más empeñado que nunca en alejar a los votantes que aún desconfían de él y lo ven como un émulo de los Castro, Hugo Chávez y Nicolás Maduro.

Por ejemplo, sigue defendiendo su propuesta de ofrecer amnistía a criminales parapacificar al país. Aclaró que en ésta no entrarían los grandes capos de la delincuencia organizada, sino los campesinos que trabajan para el narco. luego entonces, ¿los causantes de la violencia son los campesinos?

Ni Meade, ni Anaya ni AMLO parecen interesados en ese 18 por ciento de indecisos que pudieran darles el triunfo electoral contundente.

Todo lo contrario: están cuidando su voto duro, lo que los exhibe como políticos sin visión de futuro y carentes de ideas para transformar a México.

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