lunes, 30 de abril de 2018

Fifís y chingadazos

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Una característica del fanático es creer que todas las ideas distintas a las suyas están tocadas por el mal y merecen castigo, y que sólo la idea propia es sagrada.
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Aquí en México hemos padecido guerras por distintas expresiones del fanatismo que hoy está de regreso con López Obrador.
El lunes reaccionó en redes sociales contra un texto de Jesús Silva-Herzog Márquez, a quien calificó de articulista de “la mafia del poder”.
“Hace tiempo que Jesús Silva-Herzog Márquez me cuestiona con conjeturas de toda índole. Hoy en el periódico Reforma me acusa sin motivo de oportunista. Ni modo, son tiempos de enfrentar a la mafia del poder, a sus secuaces y articulistas conservadores con apariencia de liberales”.
Aunque se disfrace de plural y anuncie que en su gobierno, si gana, respetará la libertad de expresión, no tolera que lo cuestionen.
Peligroso: Se dice víctima de la libertad de expresión. Quien la ejerce y lo cuestiona, está al servicio de “la mafia del poder”.
Silva-Herzog es un intelectual del que se puede disentir, estar en contra de lo que muchas veces opina, pero de pronto sorprende con un texto que refleja lo que está pensando ese mismo crítico de algunos de sus artículos.
En pocas palabras, es un valioso librepensador al que no le quedan las etiquetas partidistas. Y eso hay que protegerlo en el país, lo mismo a quienes tienen posiciones más identificadas con corrientes políticas.
No insultó a AMLO en su texto. Sólo expuso que hubo un cambio en el candidato presidencial: “Sin adentrarse en los laberintos de la psique puede decirse que el candidato de Morena se había distinguido por su sectarismo”. Y agrega:
“López Obrador ha vuelto a sus orígenes: ha fundado un partido con la ambición de recoger a todos los ambiciosos, un partido en el que las ideas no importan”.
El análisis de Silva-Herzog Márquez le valió el reclamo público, sin argumentos, para etiquetarlo como articulista de “la mafia del poder”.
Luego, en un evento público en el poblado de Xiutetelco, Puebla, AMLO le vació su rencor personal: “la verdad es que es un fresa. Un fifí”.
¿No hay nadie en su círculo de consejeros que renuncie o proteste ante esos adelantos de intolerancia que con poder pueden causar estragos a las libertades?
Nadie, porque prefieren el horizonte de un cargo público al costo que sea.
Con López Obrador en el poder la libertad de expresión en el país estaría en riesgo.
Ejemplos ha dado muchos de su intolerancia y la ira desbocada hacia quienes lo cuestionan.
Recordemos cuando insultó a Pepe Cárdenas por hacerle una pregunta que no le gustó.
Como si fuera ayer, recuerdo que como respuesta a un reportaje de Crónica sobre los Círculos Bolivarianos en México, el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador, protegió con patrullas de la policía capitalina a un contingente de “bolivarianos” y “Panchos Villa” que clausuraron las instalaciones del diario por unas horas.
¿Hay gente sensata en su equipo? Sí, algunos. Pero el que manda es él. Es el dueño del partido.
Y tiene a su lado a personas como John Ackerman, asesor de asuntos internacionales del candidato, que ofrece “chingadazos” si AMLO no gana en julio, pues se trataría de “otro robo”.
Fifís y mafiosos quienes lo cuestionan. Chingadazos si no ganan.
Son los que pueden llegar al poder en julio.

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