lunes, 30 de abril de 2018

¡PÁNICO EN EL CUARTO DE GUERRA

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Las señales son evidentes, sobre todo entre las tres grandes coaliciones. 
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Y es que a 60 días de la elección, se aproxima el momento en que el voto útil empezará a buscar un lugar en la boleta para producir la llamada “cristalización” del electorado a favor del primero y segundo lugares de la contienda. 
Al mismo tiempo, de un momento a otro, uno de los tres punteros en disputa empezará el declive y de manera inevitable quedará fuera de la competencia para, con ello, dar paso al llamado voto útil. 
Dicho de otro modo; la elección presidencial empieza a salir de la zona de turbulencia para pasar a lo que se llama estabilización del primero y segundo lugares, sobre todo ante la imposibilidad de que se produzca una elección de tercios. 
Si hacemos memoria, en las elecciones de los años 2000, 2006 y 2012 resulta fácil localizar el último tercio de la contienda presidencial como el momento definitorio de la disputa; momento en el que empezó la cristalización de las candidaturas de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto  
Por eso el nerviosismo en todos los frentes. 
Pero hoy –y a pesar de que los dichos no corresponden a los hechos–, los mayores signos de desesperación y pánico son visibles en el candidato presidencial de Morena, el dos veces derrotado, el puntero y que resultó apaleado en el primer debate. 
Curiosamente la derrota de Andrés Manuel López Obrador empezó –en 2006 y 2012–, justo cuando arrancó el último tercio de la campaña. Y hoy los escándalos de los departamentos, del perdón a los criminales y de la censura previa a una serie de televisión –sobre el populismo–, resultan determinantes.  
Por eso las primeras señales de nerviosismo y pánico en el “cuarto de guerra” de Morena, que llevaron a Obrador a grabar un video en la sala de espera de un aeropuerto, en el que muestra no sólo los efectos de la derrota en el primer debate, sino verdaderos signos de pánico. 
En el citado mensaje –como saben–, AMLO llama a millones de bots y seguidores que lo respaldan, a llevar a cabo una “contracampaña” dirigida a sus críticos. Y es que luego de regresar a la victimización, AMLO dice ser blanco de guerra sucia en su contra. 
Lo cierto es que con el mensaje a sus seguidores para que “¡ataquen…!” el partido Morena y su dueño, AMLO, “desataron al tigre”. ¿Por qué? 
Porque, en los hechos, AMLO desató una guerra civil en redes. Y si alguien lo duda basta ver la manera rabiosa en que salieron del clóset millones de bots que –cual jauría babeante–, ataca a todo el que comete el pecado de “pensar” mal de AMLO. 
Pero ese fue el primer signo de pánico en el “cuarto de guerra” de Obrador. Luego vino un escándalo mayor cuando los aliados del puntero movieron cielo, mar y tierra para impedir la difusión de un documental sobre el populismo en América Latina. 
Sin el menor cálculo electoral –porque hoy todos quieren ver el citado documental–, el lopezobradorismo pretendió tirar la pieza del populismo y –por ello–, lo único que consiguió fue posicionarlo como objeto del deseo. 
Lo cierto es que fragmentos del video ya circulan en redes y sus efectos muestran signos negativos en el grupo compacto de AMLO. ¿Cuáles son esos signos? 
Crece el tamaño de las mentiras –“vamos por carro completo”, pregona AMLO–, mientras que sube el torno de los mensajes en redes –en donde aparece el lenguaje de “romperles la madre” a los adversarios, en tanto son más los periodistas que reciben amenazas de muerte provenientes de la rabiosa “legión de idiotas”. Bueno, hasta se especula que AMLO podría no aparecer en el segundo o tercer debate. 
En la tienda de enfrente, la del candidato Ricardo Anaya, el pánico está a la vista. ¿La razón? Que el reloj de la justicia está cerca de empatar al reloj electoral. ¿Y eso qué significa?  
Que en los último dos meses de campaña se podría consolidar la demanda contra Ricardo Anaya, por lavado de dinero. Y no, que nadie se equivoque, esa demanda podría venir de Europa. 
Y es que el 20 de abril de 2018 un particular presentó a un tribunal en Madrid una demanda por lavado de dinero contra socios de origen español, de Manuel Barreiro, en los que se involucra al candidato presidencial del PAN, PRD y MC. Y, a pesar de que Ricardo Anaya lo nieguen, esa demanda está firme. 
Por último, en el cuarto de guerra de José Antonio Meade –del PRI, PVEM Panal–, tampoco las cosas van como muchos quisieran. Cada vez es más insistente el rumor de cambios radicales. Y es que si no se da un golpe de timón, dicen muchos, será tarde. 
Al tiempo. 

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