miércoles, 27 de junio de 2018

¿Estamos tan mal como decimos?

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Nos hemos pasado todos estos años dando de patadas al pesebre nacional como si estuviéramos en el peor de los mundos.
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Tenemos un grave problema de inseguridad y un sentido reclamo por la corrupción en ámbitos federales y sobre todo estatales, que han dado la vuelta al mundo por lo estrafalario de sus excesos.
Sí, pero, ¿de veras nos ha ido tan mal con Peña Nieto como decimos, tuiteamos, escribimos, bromeamos y argumentamos en las sobremesas?
Hay datos que dejan con poco fundamento esa actitud, que es mezcla de reclamo y autodenigración.
De acuerdo con cifras del INEGI, el salario mínimo registró una recuperación de 18.5 por ciento en términos reales (es decir, después de inflación). Es récord.
En lo que va del sexenio se han creado tres millones 600 empleos formales. Récord.
Se han otorgado, vía Infonavit, tres millones 100 mil créditos para viviendas de interés social. Récord.
La inversión extranjera directa ha sido de 181 mil millones de dólares. Récord.
Setenta millones de personas tienen computadora. Récord.
Las tarifas de telefonía celular han bajado 44 por ciento desde la promulgación de la reforma en telecomunicaciones. Récord.
El número de suscriptores de banda ancha (fija y móvil) pasó de 27 a 82.2 millones. Récord.
Los usuarios de Internet se incrementaron de 40 a 71.3 millones. Récord.
En cuanto a precios de telefonía fija de larga distancia, bajaron 40.3 por ciento. Récord.
Consumimos un millón 078 mil barriles diarios de gasolina y diésel, de los cuales 72 por ciento es para coches. Récord.
Somos el tercer consumidor de combustibles para coches en el mundo (sólo por debajo de Estados Unidos y China). Récord.
El número de coches en el país es de 30.4 millones, y si sumamos camiones y vehículos pesados la cifra se eleva a 41.4 millones de unidades. Récord.
Aquí en la Ciudad de México el 60 por ciento de la población tiene un coche. Récord.
La esperanza de vida es de 77 años de edad. Récord.
Somos la sexta potencia turística del mundo, pues nos visitan 39 millones de turistas al año. Récord.
Ahora somos el sexto proveedor aeroespacial de Estados Unidos. Récord.
Nos convertimos en el primer país exportador, en el mundo, de cerveza, pantallas planas y aguacates. Récord.
Exportamos más manufacturas que todo el resto de países de América Latina juntos. Récord.
Y así podríamos seguir enumerando logros que se opacan por los memes de que Peña dijo “volvido” en lugar de “vuelto”.
O que traía calcetines al revés.
Que se confundió con tres minutos en lugar de cinco.
Todos contribuimos a crear la percepción de que somos la escoria del planeta, cuando no es así.
Hasta le echaron la culpa a Peña del secuestro y asesinato de los normalistas de Ayotzinapa, cuando es evidente que fueron víctimas de una guerra entre mafias de la izquierda.
Pero no, repetimos la muletilla interesada de que “fue el Estado”.
Y de tanto patear el pesebre, en lugar de corregir lo malo –inseguridad y corrupción–, vamos a derrumbar la casa que se llama México.
Consumimos como nunca antes.
Tenemos más comodidades que nunca.
La inflación está como nunca de baja.
Hay motivos para el enojo, sí. Pero no para cortarnos las venas y echar al país por la borda.
Reflexionar el voto. De eso se trata.

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