El empleado de supermercado que ensangrentó Toronto
El canadiense Faisal Hussain disparó contra clientes de bares y restaurantes el 22 de julio. Sufría problemas mentales y no hay indicios de que tuviese nexos terroristas
Montreal
Faisal Hussain, nacido en Toronto hace 29 años, trabajaba en la cadena de supermercados Loblaws y residía con sus padres en un apartamento de Thorncliffe Park, un barrio multicultural del este de la ciudad. Su hermana perdió la vida en un accidente automovilístico hace unos años y su hermano sufrió una sobredosis el verano pasado que lo mantiene aún en estado vegetativo. Faisal Hussain fue el perpetrador de un baño de sangre en la urbe más poblada de Canadá.
Cerca de las diez de la noche del pasado 22 de julio, Hussain sacó una pistola y disparó a clientes de bares y restaurantes de la avenida Danforth, en pleno barrio griego de Toronto. Mató a Julianna Kozis, una niña de 10 años que residía en Markhan, un suburbio de la ciudad, y a Reese Fallon, quien con 18 años iba a comenzar en unas semanas estudios de enfermería en la Universidad McMaster. El ataque también dejó a 13 personas heridas (6 mujeres y 7 hombres, de entre 17 y 59 años de edad). Horas después del incidente, la policía de Toronto había informado que Hussain falleció tras un tiroteo con los agentes del orden. Sin embargo, The Globe and Mail y The Toronto Star han publicado –citando fuentes policiales anónimas- que se suicidó con su arma.
El miércoles 25, el Estado Islámico (EI) se atribuyó el ataque en un comunicado difundido por la agencia Amaq, donde catalogaba a Hussein como uno de los “soldados del califato”. Ese mismo día, Mark Saunders, jefe de la policía local, informó que nada indicaba que el atacante tuviera nexos con dicha organización. “No tenemos evidencia para respaldar estas afirmaciones. Continuaremos explorando todas las líneas de investigación, incluyendo entrevistar a quienes conocieron al señor Hussain, revisar su actividad en internet y analizar sus registros de salud mental”, precisó.
Faisal Hussain no contaba con antecedentes penales; tampoco estaba en el radar de los servicios de inteligencia. El Estado Islámico ya ha revindicado acciones de forma falsa, como el ataque en un festival de música country en Las Vegas en octubre de 2017 y la tragedia en un casino de Manila en junio del mismo año.
Un día después del tiroteo en Toronto, la familia de Faisal Hussain envió un correo electrónico a la cadena CBC, donde reconocían que el atacante tenía problemas de psicosis y depresión desde hace varios años, pero que ni los medicamentos ni las terapias funcionaron; tampoco imaginaron que fuera capaz de un hecho parecido. “Estamos sin palabras, pero debemos expresar nuestras más profundas condolencias a las familias que ahora están sufriendo”, decía el mensaje.
La prensa canadiense habló con algunos vecinos y antiguos profesores y compañeros de aula de Hussain. Describen a un individuo de sonrisa tímida y carácter reservado, sin afiliaciones políticas o religiosas conocidas. Jenessa Dworet, profesora de educación especial en el Instituto Victoria Park, contó a The Toronto Star que era un alumno muy perturbado que se quejaba de las voces que escuchaba en su cabeza. “Sentía miedo de sí mismo. Estaba obsesionado con las armas”.
También recordó que, en una ocasión, Hussain se hizo cortes en la cara con una pequeña cuchilla. Otro profesor de la misma institución declaró a CTV News que Hussain le confió una vez su deseo de matar a alguien. El maestro llamó a la policía para que hablara con el alumno y los agentes recibieron información sobre sus antecedentes psiquiátricos, de acuerdo a lo estipulado por la Ley de salud mental de Ontario. Un antiguo compañero dijo a la misma televisora que Hussain gustaba de hacer comentarios inapropiados en las redes sociales y compartir imágenes de armas de fuego.
Las pesquisas continúan para esclarecer los motivos de esta tragedia. Jaspal Singh tiene un restaurante de especialidades indias en la avenida Danforth, escenario del ataque. Singh contó a CBC que se topó de frente con Faisal Hussain la noche de los hechos, en una callejuela contigua a su negocio. “Me dijo: no te preocupes. No te voy a matar”, declaró Singh, pensando al principio que Hussain no hablaba en serio, ya que no vio que portara un arma.
Después Faisal Hussain comenzó a disparar sobre la clientela de un establecimiento cercano. Jaspal Singh admitió que tal vez jamás sepa por qué sigue vivo.
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