lunes, 27 de agosto de 2018

El Gobierno afgano rechaza estar apoyando al Estado Islámico

El jefe de Gobierno de Afganistán, Abdulá Abdulá. EFE/Archivo
Kabul, 27 ago (EFE).- El jefe de Gobierno de Afganistán, Abdulá Abdulá, rechazó hoy que Kabul esté apoyando al grupo yihadista Estado Islámico (EI) en el país, entre rumores de que helicópteros dejaron caer comida y munición para los insurgentes en la provincia norteña de Sar-e-Pol.
"Las afirmaciones sobre un complot entre el EI y el Gobierno afgano o los aliados del Gobierno afgano son infundadas e insostenibles", aseveró el dirigente en una reunión del Consejo de Ministros en la capital afgana.
"Recientemente oímos afirmaciones de que helicópteros vinieron y dieron suministros al EI, pero de hecho estas alegaciones son infundadas y no son para nada ciertas", insistió sobre un incidente reportado por varios vecinos de Sar-e-Pol.
Las fuerzas de seguridad afganas combaten "incansablemente" a los yihadistas en Afganistán y, de hecho, el jefe del grupo para el país, Abu Saeed, murió en un bombardeo hace dos días en la provincia oriental de Nangarhar, adujo Abdulá.
Durante las últimas dos semanas, algunos ciudadanos y periodistas de Sar-e-Pol han alegado que helicópteros no identificados entregaron suministros a presuntos combatientes del EI, mientras que los talibanes acusaron a EE.UU. y Kabul de apoyar a los yihadistas en su lucha contra los talibanes.
El 17 de agosto, "los invasores estadounidenses trajeron una vez más aviones a la zona en apoyo del EI y bombardearon repetidamente las posiciones de los muyahidines" en la provincia oriental de Nangarhar, indicaron en un comunicado los talibanes.
Según los insurgentes del mulá Haibatullah, las fuerzas afganas también rescataron a varios yihadistas atrapados en un emboscada de los talibanes.
El EI irrumpió en Afganistán en 2015 en diferentes puntos del país y creó su principal bastión en Nangarhar, fronteriza con Pakistán y clave en las comunicaciones entre los dos países.
Desde entonces, y aunque las autoridades han afirmado en diversas ocasiones que han reducido su presencia a unas pocas zonas remotas, la formación yihadista ha reclamado algunos de los atentados más sangrientos en el país.
En los últimos dos años, expandieron sus actividades a algunas provincias del este y norte del país, donde las autoridades declararon el final de su presencia hace un mes después de que 200 combatientes depusiesen las armas y centenares más pereciesen en batallas con los talibanes.

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