sábado, 29 de septiembre de 2018

El culo y la garganta de Sergio Mayer son el problema

@NietzscheAristosáb 29 sep 2018 08:59
 
  
 
La crítica a su persona en los medios y las redes sociales ha sido constante y de tono elevado
La crítica a su persona en los medios y las redes sociales ha sido constante y de tono elevado
Foto propiedad de: Internet

El problema que enfrenta Sergio Mayer al asumir la presidencia de la Comisión de Cultura en la Cámara de Diputados es la percepción tanto crítica como popular de que se trata de alguien que no es un verdadero “artista” sino de un hombre que ha hecho carrera a partir del uso que le ha dado al culo y la garganta. Un producto más bien del espectáculo y la televisión que del arte musical o teatral. Un mal cancionero y un nudista.
La crítica a su persona en los medios y las redes sociales ha sido constante y de tono elevado porque no les ha gustado el perfil del objeto de la crítica y no creen que con sus características vaya a tener la capacidad para desempeñar el cargo (ya había sido cuestionada su condición como candidato a diputado). Pero antes de los órganos referidos de Mayer, hubo un problema de inicio en este embrollo de la Comisión de Cultura: el pragmatismo de López Obrador y de Morena al aliarse a un partido como el PES e incorporar entre sus candidatos a diferentes cargos de elección a personajes con perfiles dudosos. Claro, otra vez, no calcularon el 53% inesperado.
La “comunidad cultural” se quejó contra Morena y Mario Delgado por haber otorgado inicialmente la Comisión al PES, un partido de basamento religioso y con perspectiva doctrinaria muy criticada. La respuesta fue recularle dicho organismo y pasárselo a Mayer. ¿Peor o mejor? El tiempo lo dirá, pero si no quiere perder simpatías y votos, Morena y su fundador tendrán que aprender. (Y peores cosas podrían venir de esa alianza extraña, simplemente hay que ver el caso Morelos en el horizonte).
En realidad, parece que el pragmatismo le ha jugado mal a Morena en esta ocasión, pues una vez asignada la Comisión al PES, el diputado destinado a presidirla era el historiador y escritor Ricardo de la Peña Marshall, paisano de López Obrador. Mas la gente protestó contra el PES y ahora protesta contra la solución al problema. Y Hugo Flores, el dirigente del PES, también protesta e ironiza retando a un enfrentamiento entre Marshall y Mayer; pa’ ver quién sabe más.
Así el asunto, habría que otorgarle el beneficio de la duda al diputado de Morena, pues aparte del mal uso que diera al instrumento vocal en ese grupo “musical” que se llamó “Garibaldi” y mover el culo para señoras en su espectáculo, su currículum dice que es empresario con estudios de administración de empresas en la Ibero y que ha sido “activista por los derechos de la infancia y en contra del maltrato animal” (Wikipedia).
Por otra parte, y abonando a su favor, hay que recordar que el ahora diputado no sólo es farandulero y producto de la televisión, tuvo una acertada y excelente participación en la película de Luis Estrada, La dictadura perfecta (2014), en la que interpretó al despistado presidente de la república del país imaginario que recrea el filme y en cuya figura no se ve más que el retrato de Peña Nieto con una mezcla verbal de Fox Quesada. El talento de Estrada recurrió precisamente a varias figuras de la televisión, que tienen mala reputación como actores, para pintar -más allá del parecido entre Peña y Mayer-, el mundo de telenovela del aún encargado del ejecutivo y su esposa “La Gaviota”, universo televisivo en el que fue construido el personaje convertido en presidente. Mayer aprovechó bien la oportunidad; resultó convincente.
Se ha dicho que Mayer no necesita ser filósofo (Sócrates, dijo él), intelectual, violinista, pianista o cantante de ópera para presidir la Comisión de Cultura. Es cierto. (Un repudiado ser como lo es el prianista Lozano Alarcón presidió “sin pena ni gloria” dicha comisión en el senado tan solo por ser villamelón operístico, martillador de teclados y confeccionador de menús musicales en twitter). Bastará con que Mayer cumpla bien el programa propuesto por Morena en campaña. Por otra parte, gente como Alejandra Frausto y Alfonso Suárez, con experiencia en el sector, impulsarán la cultura y el arte como instrumento de cambio en la pretendida “cuarta transformación”; tendrán que coordinarse. Y la llamada “comunidad cultural” tendrá que exigir, como toda la sociedad, al nuevo gobierno y a sus representantes.
Y para concluir y por si faltara, y para detener un tanto la ira de los puristas, los críticos y los odiadores gratuitos, un hombre talentoso considerado por todos, ese sí, gran actor, gran artista, Ignacio López Tarso, acaba de hacer uno de los más amplios, innecesarios (por su trayectoria y en el umbral de su fin), insultantes y surrealistas elogios de Peña Nieto y su esposa: que a irse dejan un país “muy luminoso”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario