miércoles, 3 de octubre de 2018

El A, B, C de la masacre del 2 de octubre de 1968

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Este martes se conmemoran 50 años de un hecho trágico que marcó la historia de México, que tuvo consecuencias fatales y costos políticos que se convirtieron en una deuda que jamás será saldada: “Ni perdón, ni olvido”. Se trata de la masacre de estudiantes a manos del ejército la noche del 2 de octubre de 1968 en la Plaza de las Tres Culturas, Tlatelolco.
A continuación, una explicación al detalle de cómo acontecieron los hechos, qué los detonó, así como las consecuencias y saldos por los que cada 2 de octubre, puntualmente, miles de ciudadanos toman las principales avenidas de la capital para clamar justicia.

.- EL INICIO DEL CONFLICTO

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El movimiento estudiantil de 1968 fue provocado por una subida en las tensiones entre el gobierno y la comunidad estudiantil de las escuelas: Instituto Politécnico Nacional (IPN), Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Colegio de México y la Escuela de Agricultura de Chapingo.
En julio de ese año, el detonante de la huelga universitaria -y la institucionalización de la misma a través de la creación de un Consejo Nacional del Huelga (CNH)-, fue la represión de las fuerzas federales que irrumpieron en las instalaciones de la Vocacional 5 para violentar a estudiantes y maestros con el pretexto de disolver una gresca interna.
Tras el atropello de los granaderos en la Vocacional 5, se solidarizaron alumnos de las otras escuelas antes mencionadas y comenzaron a realizar marchas y mítines en distintos puntos de la Ciudad de México para exigir al gobierno la no intervención y el alto a la represión.
No obstante, el gobierno, entonces comandado por el presidente Gustavo Díaz Ordaz, no mostró empatía por los estudiantes y continuó con las violaciones a los derechos humanos a través de detenciones arbitrarias, uso excesivo de la fuerza, violaciones a la autonomía universitaria y ejecuciones extrajudiciales.
A pesar de que los representantes estudiantiles expresaban su disposición para dialogar con el gobierno, la negociación no llegaba a buen término. Mientras tanto, cada vez más personas, ahora también de la sociedad civil y sindicatos como el de electricistas, se unían a la causa.
El pliego petitorio de los huelguistas estuvo conformado por los siguientes seis puntos:
  1. Libertad de todos los presos políticos.
  2. Derogación del artículo 145 del Código Penal Federal
  3. Desaparición del cuerpo de granaderos
  4. Destitución de los jefes policiacos Luis Cueto y Raúl Mendiole
  5. Indemnización a las víctimas de los actos represivos
  6. Deslinde de responsabilidades de los funcionarios involucrados en actos de violencia contra los estudiantes
Fue así como, tras no recibir una respuesta positiva por parte del Estado, la tarde 2 de octubre, el CNH convocó a un encuentro en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, en la que las fuerzas públicas anunciaron el inicio de la masacre con dos bengalas: una roja y una verde.
El fuego del ejército contra los jóvenes se extendió por un lapso de más de dos horas en las que los dirigentes del movimiento y sobrevivientes eran detenidos y llevados al Campo Militar número 1.

.- SALDO Y RESPONSABLES

Mientras que el jefe de la Dirección Federal de Seguridad, Fernando Gutiérrez Barrios, difundió como cifras oficiales la detención de mil 43 personas, 26 asesinados y cien heridos, otras fuentes como la Embajada de los Estados Unidos en México informó que el número de personas asesinadas osciló entre 150 y 350.
Pero, ¿quién dio la orden al batallón Olimpia de abrir fuego contra los civiles?
La responsabilidad fue cien por ciento del gobierno federal encabezado por Gustavo Díaz Ordaz, pero compartió la autoría de la masacre con su amigo y posteriormente rival político, Luis Echeverría, quien entonces fungía como Secretario de Gobernación y a quien se le señaló de dar la orden al batallón Olimpia de abrir fuego contra los estudiantes.

 .- MESES POSTERIORES

Tras la matanza perpetrada por el ejército y a pesar de la gravedad de los hechos, el Senado de la República justificó la sangrienta escena al afirmar que el gobierno recurrió al uso de la fuerza pública para proteger la vida y la integridad de los ciudadanos.
Los estudiantes bajaron la guardia en favor de los Juegos Olímpicos a celebrarse en México entre el 18 y el 28 de octubre. A esta retirada, los integrantes del CNH le llamaron la “Tregua Olímpica” durante la cual se comprometieron a no realizar ninguna manifestación ni conflictos.
Al finalizar la “Tregua Olímpica”, el CNH convocó a nuevas asambleas en las que se determinó la continuidad del movimiento hasta la solución de las demandas especificadas en el pliego petitorio.
El gobierno nunca cedió y la persecución y represión continuaron ahora de manera sistemática y dirigida a objetivos clave para la desarticulación del movimiento.
Debilitados en espíritu e ideales, las autoridades educativas comenzaron a ejercer presión para que los estudiantes regresaran a las aulas hasta que el CNH votó de manera unánime retomar labores el 22 de noviembre.
Para el 6 de diciembre, el CNH optó por su disolución y dar continuidad al movimiento por medio de comités coordinadores en cada plantel.

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