La boda de César Yáñez y Dulce María Silva: No hay boda que no sea fifí
En las bodas cada pareja puede hacer lo que quiera y gastarse lo que quiera mientras el dinero provenga de fuentes lícitas.
Las bodas son una ilusión para ambos, novia y novio. Y lo han sido desde tiempos inmemoriales. Cuando la población en el mundo era menor, una boda era la fiesta del pueblo. Tradiciones milenarias de los humanos hacen que este ritual sea la fiesta de la vida de muchas parejas.
Las bodas de Caná
En las sociedades basadas en valores judeocristianas, como las de nuestros rumbos, las bodas son una fiesta enorme, una celebración de días. En las lecturas de los evangelios de Juan, hablan de un matrimonio en Caná, una villa en la zona de Galilea. Tan grande la fiesta que el vino se acabo. De este suceso, el milagro de la transformación del agua en vino para que siguiera la fiesta. Imagine el gasto de la pareja de Caná y cuánto gastaron. Al final tuvieron un invitado que les ayudó con la falta de vino para la fiesta. Si quiere una representación gráfica del tamaño de la boda, busque la pintura de Paolo Veronese, ahí se dará cuenta del tamaño de la fiesta.
Todos tiran la casa por la ventana
Es tanta la ilusión de las parejas por casarse que muchos tiran la casa por la ventana. Si le ha tocado ir a una boda en las comunidades del sur de México sabrá que la boda dura más de tres días y no se necesita de la presencia de los novios para seguir el festejo.
Me tocó ir a una boda, hace varios años, en una ranchería en la frontera del estado de Sonora y Sinaloa. Apoyados por toda la comunidad nunca faltó de comer y de beber. Hubo música todo el tiempo, tenían una especie de escenario donde tocaba un grupo tras otro y la gente seguía con la boda. Por la localización y por el lugar pensé que sería algo más sencillo, pero no, la hicieron con toda la mano.
Y lo mismo es en otras culturas, la gente que va a las bodas se viste con sus mejores ropas, los novios dan los mejores vinos, ¿Por qué? Porque así somos los humanos.
La boda de César Yáñez y Dulce María Silva
Ahora con las redes sociales es casi imposible que los detalles de la boda estén ocultos, más cuando entre los invitados al enlace están los de la plana mayor del partido mayoría en las cámaras y próximos a gobernar el país.
Insisto, las bodas son eventos privados y pueden ser celebrados como los novios quieran. No se le puede aplicar el sello de austeridad republicana a cualquier acto en donde estén involucrados los colaboradores de AMLO.
Ahora, leyendo las notas en varios periódicos y de chismes entre organizadores de bodas, encontramos detalles para que nos demos cuenta de la magnitud del evento. Desde la cantidad de flores utilizadas para los adornos, el menú y la música. Si usted suma, claro que es un evento costoso. Pero cualquier boda es costosa para los novios, es la ilusión de la pareja y ellos sabrán cómo gastar el dinero.
Que la gente de Morena esté invitada a un evento fifi, y que una persona cercana a Morena organice un evento fifi con recursos propios, no significa que harán lo mismo con recursos públicos. Entiendo que algunos medios estén buscando una correlación entre el gasto de la boda y los invitados con lo que pasará en los próximos 6 años, pero los eventos no tienen ninguna correlación y seguramente el resultado de estos señalará que no hay relación alguna entre uno y otro.
No existe boda que no sea fifi, pues para los novios siempre será el evento que marcará su vida. Si no lo cree, pregúntele a los organizadores de bodas, ellos les dirán con más conocimiento de causa sobre este tema.
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