lunes, 29 de octubre de 2018

¡GOLPE MORTAL…! ¿Y LOS 30 MILLONES?

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Lo curioso es que los 30 millones que votaron por López, le dieron la espalda a la consulta. Y resulta ridículo que sólo 700 mil dudosos votos acompañaran a López en su golpe mortal contra la democracia y contra la estabilidad económica; un golpe contra 120 millones de mexicanos y contra la democracia que, ridículo, sólo acompañaron 700 mil votos de dudosa cata. 
Resulta ridículo que un gobierno que aún no lo es de manera legal, que no tiene más facultades que las de un futuro gobierno, haya decidido un golpe mortal al país, a la sociedad toda, esa que mayoritariamente lo llevó al poder. 
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Y es que la amañada consulta que llevó a cabo el futuro gobierno –sin los mínimos de legalidad, certeza, confiabilidad y con una participación ridícula–, no es más que un pretexto, una pantalla para ocultar una decisión tomada; la decisión de echar abajo la obra emblema del gobierno de Peña Nieto. 
Porque la decisión de tirar el Nuevo Aeropuerto estaba tomada desde los tiempos electorales y desde que el lopezobradorismo se propuso reinventar al país mediante un regreso al pasado. 
No retrasaremos una hora al horario cotidiano, cambiaremos décadas al retroceso del país. 
Y no, que nadie se equivoque, la cancelación del Nuevo Aeropuerto nada tiene que ver con el costo de la obra, con su viabilidad ecológica, técnica y menos con su certeza tecnológica. 
No, la decisión de tirar el NAIM es una venganza política del presidente electo, López Obrador, contra el desarrollo del país, contra el avance de México, contra la creación de empleos, contra la modernización y contra los que hicieron posible su triunfo; las generaciones por venir motejadas como “Millennials”; una venganza de lo viejo contra lo joven. 
Por eso, el primer mensaje de la cancelación del Nuevo Aeropuerto, es que el nuevo gobierno, el de López. “va derecho y no se para”, contra todo y contra todos aquellos que se pongan en su camino, sin importar el país, sin importar la economía, sin importar la democracia, sin importar los ciudadanos. 
Lo que importa al nuevo presidente es pasar a la historia, así sea mediante decisiones demenciales, propias de un aspirante a dictador. 
Y, en efecto, el golpe mortal será contra la economía mexicana, contra la creación de empleos, contra confianza de que México es un país de leyes y en donde se respeta lo firmado y pactado entre instituciones del Estado y el capital privado, local o foráneo. 
Pero el mayor golpe es a la democracia, a la institucionalidad, al respeto a las leyes, a la credibilidad en el gobierno y a la regla de oro en democracia; el Estado sometido al derecho. El mayor golpe es a la cancelación de los contrapesos y, sobre todo, al fin de la división de poderes. 
¿Quién va a creer hoy en una elección, si el resultado del más reciente proceso electoral es un peligro para México? 
¿Quién va a creer en una consulta ciudadana, si la más reciente fue un grosero fraude para justificar un golpe al Estado de derecho? 
¿Quién va a invertir en México si el gobierno golpista no respeta la Constitución y las leyes que de ella emanan? 
Lo curioso es que los 30 millones que votaron por López, le dieron la espalda a la consulta. Y resulta ridículo que sólo 700 mil dudosos votos acompañaran a López en su golpe mortal contra la democracia y contra la estabilidad económica; un golpe contra 120 millones de mexicanos y contra la democracia que sólo acompañaron 700 mil votos de dudosa cata.  

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