El ataque se produjo en un reducto de la insurgencia islamista después de que se confirmara la aprobación de una región autónoma musulmana en el sur del país
Al menos 27 personas resultaron muertas y decenas de ellas heridas en el doble atentado que sacudió la misa dominical que se celebraba en la catedral de Nuestra Señora del Monte Carmelo, en la ciudad sureña filipina de Jolo, en el archipiélago de Sulu, un reducto de la insurgencia islamista de Abu Sayaf, según datos de los medios locales.
Un portavoz de la policía, Bernard Banc, confirmó que se trató de un doble atentado. Uno de los explosivos estalló en el interior del templo en torno a las 08:30 de la mañana, mientras que el segundo explotó en un aparcamiento cercano cuando las víctimas del primer suceso huían del recinto presas del pánico y eran asistidas por los uniformados que se habían congregado en el lugar. Entre las víctimas mortales no sólo figuran los asistentes a la ceremonia religiosa sino siete soldados.
El proclamado Estado Islámico ha reivindicado este atentado terrorista.
Las imágenes difundidas permiten ver los amplios destrozos que sufrió el edificio, un camión militar dañado por la metralla y varios cadáveres alineados sobre el asfalto. Aunque nadie ha asumido la autoría de esta sangrienta acción, todos los representantes de las fuerzas de seguridad y del ejército filipino coincidieron en que el principal sospechoso es el grupo insurgente Abu Sayaf, tristemente célebre por su repetidos secuestros.
"El motivo es seguramente terrorismo. Esta es la gente que no quiere paz", declaró el teniente coronel Gerry Besana. De hecho, la catedral de Jolo o su entorno más cercano han sido objetivo de cerca de una decena de ataques con granadas de mano y explosivos improvisados desde el año 2000, que habían provocado más de 11 muertos y múltiples heridos.
La presente agresión contra la iglesia se produce a las pocas horas de que las autoridades confirmaran la ratificación por una aplastante mayoría de la creación de una nueva región autónoma musulmana en el sur del país -donde estará incluido Sulu- en el referéndum que se celebró en esa zona el pasado día 21.
La Ley de Autonomía del Bangsamoro (conocida por las siglas BOL) recibió el respaldo del 85 por ciento de los participantes, pero precisamente en la provincia de Sulu el No ganó al Sí por 163.526 votos contra 137.631.
El feudo de Abu Sayaf se había significado por su oposición a la BOL y hasta su gobernador, Abdusakur Toto Tan, intentó paralizar la última votación aduciendo que era inconstitucional. El remoto archipiélago siempre ha sido un territorio difícil de controlar, donde la lejana influencia del estado compite con la de clanes locales como la citada familia Tan y una historia que no olvida el sultanato musulmán que existió allí durante siglos.
Desde 1989 Sulu forma parte de la Región Autónoma del Mindanao Musulmán, una entidad precursora de Bangsamoro, que será asimilada por la nueva autonomía, uno de los proyectos más simbólicos del presidente Rodrigo Duterte, empeñado en conseguir poner fin al conflicto que se libra en el sur de Filipinas con los movimientos armados musulmanes desde la década de los 70, una de las confrontaciones de más larga duración de todo el planeta, que ha dejado más de 150.000 muertos.
La normativa prevé la creación de una demarcación política que podrá tener su propio parlamento y administración de justicia basada en los preceptos islámicos, dispondrá de una fuerza de seguridad local y podrá recaudar impuestos.
Los 600.000 habitantes de la provincia de Lanao del Norte decidirán el próximo día 6 en una segunda votación si se integran a Bangsamoro. El plan ha recibido el apoyo de la principal agrupación rebelde de la zona, el Frente Moro de Liberación Islámica (FMLI) -que ha aceptado desarmar a sus huestes- pero ha sido rechazado por facciones más radicales como Abu Sayaf y otras que se han declarado leales al desaparecido califato del Estado Islámico.
Uno de estos movimientos, liderado por un cabecilla de Abu Sayaf, Isnilon Hapilon, fue protagonista en 2017 de la destructiva ofensiva que sufrió la ciudad de Marawi, que se extendió durante 5 meses y provocó la muerte de más de 1.200 personas.
Según Octavio Dinampo, un activista local citado por la página Inquirer, las fuerzas armadas ya habían descubierto un plan de Abu Sayaf para atentar en Jolo hace cinco meses e incluso llegaron a clausurar las calles que rodean la catedral de Nuestra Señora del Monte Carmelo.
Dinampo, residente den Jolo y víctima de un secuestro de Abu Sayaf en 2008, aclaró que las explosiones fueron tan potentes que pudo oírlas desde su casa, sita a 3 ó 4 kilómetros del escenario del suceso. "Se produjeron con un intervalo de 45 segundo. Pensé que nuestras tropas estaban disparando" artillería pesada, argumentó.
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