Según el Diccionario de la lengua española, una de las definiciones de coherencia es: actitud lógica y consecuente con los principios que se profesan.
—He llegado a la conclusión, de que no me gusta la gente incoherente —dijo mientras entraba a la cocina. Su madre, sin dejar de partir el queso para preparar las quesadillas, asintió sonriente.
—Me parece perfecto. ¿Qué te hizo llegar a esa conclusión?
—La gente —respondió mientras tomaba un pedazo de queso del montón recién cortado. Su madre, sonriendo, le dio un manazo.
—¿La gente? —preguntó dejando a un lado el cuchillo.
—Sí. He notado cómo se comportan y lo que exigen. No es coherente. La mayoría de los mexicanos se quejan de muchísimas cosas y no son capaces de analizarse.
Su madre se limpió las manos en el delantal y se sentó en el antecomedor para poner atención.
—Se quejan de la falta de empleo; les ofrecen trabajo y, si lo aceptan, llegan tarde, se quejan de él o no hacen nada más de lo que les corresponde —dijo mientras agarraba otro cuadrito de queso.
—Deja el queso y continúa.
—Se quejan de la falta de infraestructura de las ciudades, pero hacen marchas para evitar la construcción de un aeropuerto que nos hubiera dado millones de empleos, desarrollo y dinero para más infraestructura. Se ofenden por la falta de inclusión, pero se estacionan en lugares para discapacitados, cuando no lo son —explicó mientras caminaba de lado a lado de la cocina —. Se quejan de la falta de empatía, pero en redes sociales insultan por cualquier motivo; de la misoginia, pero justifican los insultos o violencia hacia las mujeres. — Se detuvo y miró a su progenitora.
—Te escucho.
—Critican la falta de compromiso del gobierno, pero no pagan lo que deben; de la corrupción, pero compran en lugares donde venden cosas robadas; de los secuestros, pero consumen mariguana y otras drogas; de la falta de preparación del gobierno, pero no les interesa ser mejores; del maltrato animal, pero son incapaces de ayudar a los que sufren; de la traición, pero engañan a su pareja o permiten que los engañen; del aborto, pero no le dan la mano a los niños sin hogar o sin oportunidades. ¿Estás de acuerdo, mamá?
Su madre sintió el orgullo invadirla. Se levantó y le dio un beso en la mejilla y un abrazo. Habían hecho un buen trabajo como padres. Su descendencia tenía criterio y analizaba su entorno. Los valores estaban presentes.
—Estoy de acuerdo —respondió.
*
El presidente de la república no tiene actitud lógica y consecuente con los principios que profesa. Dice no ser vengativo y lo único que ha hecho es destruir todo a su paso. No caigamos en sus mentiras y payasadas diarias.
El futuro del país está en manos de gente indecente y el contrapeso, en un puñado de mexicanos coherentes.